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Delfines, ceibas y paisajes: así se vive el ecoturismo en Leguízamo, Putumayo

Para Luz Mery Narváez, Flor García y Blanca García el municipio es todo un paraíso en la Amazonía colombiana.
Ecoturismo en Leguízamo, Putumayo | Actividades y naturaleza
Foto: Luz Mery Narváez
Juan Miguel Narváez Eraso

“Disfrutar del lírico canto de las aves, del exquisito aroma de las palmas de coco y de las refrescantes fuentes de agua que en la Amazonía colombiana bañan al municipio de Leguízamo, es como encontrarse en un edén”, expresó la lideresa social y promotora turística del bajo Putumayo, Luz Mery Narváez, quien junto a dos dirigentes comunitarias más promueven a los emprendedores rurales que a partir de sus proyectos agrosostenibles impulsan el ecoturismo y la gastronomía de la región.

Avistamiento de las aves, de delfines rosados y la protección del árbol de la ceiba son algunas de las actividades que se pueden realizar en el territorio. Aunque son diversos los atractivos naturales que rodean a esta localidad, Luz Mery afirma que alemanes, mexicanos, estadounidenses y brasileños que suelen visitar esta zona prefieren los bosques por la ceiba, al cual consideran un símbolo de paz emocional.

Abrazar la ceiba

“Ese es el principal símbolo natural de Leguízamo y que también llama la atención de los extranjeros, porque en él vivencian toda esa carga de mitos y leyendas que lo caracterizan. Ese árbol mide más de 40 metros de altura y para abrazar la base de su frondoso tronco es necesario entrelazar los brazos de más de 10 personas”, dijo la líder.

Para llegar al lugar donde reposa ese árbol, es necesario cruzar el río Putumayo, cuya travesía en lancha se hace en 15 minutos. Quienes han arribado a ese sitio, Luz Mery explica que suelen pedir muchos deseos y que la mayoría de ellos guardan relación con la salud y el amor. 

“Este es un recurso natural que data de más de 60 años, está lleno de mucha belleza y a la vez de bastante misterio debido a que quienes han tenido la oportunidad de frecuentarlo expresan que al abrazarlo, sienten una poderosa carga de energías”, dijo.   

Quienes han tenido la oportunidad de visitar el sitio donde está la ceiba, aseguran que se requieren más de 10 personas para abrazar su base. Foto: Luz Mery Narváez.

Avistamiento de delfines

Para quienes buscan otras alternativas, a una hora de Puerto Leguízamo está ubicada la cuenca del río Caucayá, “sagrado lugar de los pueblos indígenas en el que habita el delfín rosado o bufeo. Aunque son pocos los que en los últimos años se han observado, los lancheros que diariamente cruzan las aguas del río Putumayo en su travesía hacia el municipio de Puerto Asís, aseguran que esos animales silvestres son tan hermosos que al mirarlos quedan extasiados por su color”, manifestó Luz Mery.

Aunque asevera que son pocos los delfines que sobreviven, algunos de ellos son avistados en momentos de soledad y de quietud de las aguas, es decir entre las 5:00 de la tarde y las 7:00 de la mañana.

Foto: Luz Mery Narváez
Foto: Luz Mery Narváez

Concierto de aves en La Tagua

Para disfrutar el potencial ecológico de Leguízamo, Flor García, otra promotora del turismo natural y de aventura argumenta que en el corregimiento de La Tagua es un privilegio escuchar los sonoros cantos de loros y de otras coloridas aves silvestres que desde las 5:00 de la madrugada hasta las 6:00 de la tarde se concentran en las palmas de canangucha y árboles de milpez.

“Y en el recorrido que se hace sobre la carretera La Tagua-Puerto Leguízamo se observan pájaros de hermosos plumajes en los que predominan azules, rojas y verdes tonalidades. Es un espectáculo natural que a la vez invita a la reconciliación social”, dijo Flor.

Foto: Luz Mery Narváez

Ecofincas y gastronomía

“En Leguízamo hay lugares turísticos para todos los gustos, por eso contamos también con las ecofincas o centros agroambientales. El más cercano es el conocido centro agroambiental Piscilagos del Sur, ubicado a 10 minutos del centro de Leguízamo y sobre la vía al aeropuerto Caucayá”, dijo la lideresa Blanca García.

En ese lugar predominan los criaderos de peces de los ríos de la Amazonía, donde los visitantes pueden pescar y prepararlos a su gusto en tradicionales cabañas localizadas a orillas de las fuentes hídricas. Y quienes prefieren las caminatas ambientales, pueden recorrer en familia los amazónicos senderos que conducen desde los criaderos de peces hasta las parcelas de productos agropecuarios en cuyo recorrido encuentran desde las tradicionales hortalizas hasta las guamas, entre otras frutas.

La Argelia y La Borona

A una hora de recorrido se encuentran también las fincas agroambientales La Argelia y La Borona. En la primera de ellas, Blanca precisa que los visitantes disfrutan de la bella planicie que se extiende a un costado de la carretera que conduce al corregimiento de La Tagua.

“En este lugar se impone la piscicultura especialmente de peces declarados en vía de extinción como el pirarucú, siendo ‘Barrabás’ una de las especies más grandes, inteligentes y amigables con las personas que han tenido la oportunidad de alimentarlo y observarlo en su piscina natural”, subrayó.

En el centro ecoturístico La Boron también sobresalen los criaderos de pirarucú y cachama, sitios que están rodeados de árboles maderables, palmas de plátano y canangucha. En las noches quienes han tenido la oportunidad de visitar ese lugar, afirman que ese es el sitio ideal para contemplar el cielo y las estrellas.

En ambos lugares se puede caminar, solicitar o preparar a su gusto los platos tradicionales de la región. “Leguízamo es un gran potencial natural que vale la pena visitar porque desde que tengo uso de razón, por esas y otras bondades ambientales y sociales, es históricamente conocido como ‘el paraíso exótico del universo’”, manifestó la líder.

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