Beethoven, un ícono pop
Por: Laura Galindo M.
Una tarde, John Lennon regresó a casa y encontró a Yoko Ono, su segunda esposa, sentada al piano tocando la Sonata No. 14 de Ludwig Van Beethoven, también conocida como ‘Claro de luna’. La pieza había sido compuesta en 1801 y estaba dedicada a la condesa Guilietta Guicciardi, de quien, dicen, Beethoven estaba tan enamorado como para dictarle clases sin cobrar. Guilietta era la hija de un conde que sirvió como consejero en la Cancillería de Bohemia y, como es fácil suponer teniendo en cuenta la eterna soltería del músico, jamás le correspondió.
Yoko, entre muchas otras cosas, era pianistas clásica y una de las inspiradoras más fuertes de Lennon. Aunque muchos la responsabilizan de las separación de The Beatles, Paul McCartney ha desmentido la idea en varias ocaciones argumentando que ocurría todo lo contrario: gracias a ella Lennon escribió buena parte de su música. Así que encontrarla sentada al piano tocando a Beethoven podría haber sido perfectamente una rutina de la pareja.
—Inténtalo al revés— le pidió Lennon entonces.
Se refería a invertir la dirección de los arpegios con que comienza la sonata. En lugar de ir hacia las notas agudas del piano, John Lennon quería escucharlas de forma descendente.
Yoko Ono obedeció.
—Ahora, uno al derecho y otro al revés.
Ella probó de nuevo y sobre esa base armónica, Lennon escribió Because, una de la canciones que conforman el album Abbey, Road estrenado por The Beattles en 1969.
Esa no fue la única vez que Beethoven traspasó las barreras del tiempo y de los géneros. En 1812, el sordo de Bonn, como fue apodado gracias a la pérdida auditiva que lo aquejó durante sus últimos años, compuso la música incidental de una obra de teatro llamada Las ruinas de Atenas. Once números musicales que narraban el viaje de Atenea a Budapest en compañía de Hermes, mensajero de los dioses, para solicitar ayuda en la reconstrucción de Grecia luego de las invasiones.
El cuarto de esos números tiene por título Marcha turca, Op. 113 No. 4 y su melodía es conocida por todos gracias al francés Jean Jacques Perrey, pionero de la música electrónica, que la usó en The Elephant Never Forgets, la pieza que años más tarde se convertiría en el cabezote de el programa de televisión El Chavo del Ocho.
La música en español también se llevó una parte. En la década del 60, el cantante Miguel Ríos usó fragmentos corales de la Sinfonía No. 9 en un sencillo que llegó a estar en los primero lugares de las listas australianas, canadienses, suizas e incluso alemanas: el Himno a la alegría. La melodía hace parte de IV movimiento y corresponde a la musicalización de la Oda a la alegría, un poema del alemán Friedrich Schiller que invita a la hermanad entre los hombres. Ríos la incluyó en su segundo LP, Despierta, y la popularizó en Latinoamérica como canción oficial de la Teletón chilena.
La misma melodía ha sonado en momentos tan importantes de la historia como la caída del muro de Berlín, dirigida por Leonard Bernstein frente a más de 6.000 personar que se reunieron en plaza de la Gedaechtniskirche para presenciar, a través de dos pantallas, la apertura de la puerta de Brandemburgo. Se ha escuchado también durante los Juegos Olímpicos, las celebraciones de año nuevo en Japón y la Segunda Guerra Mundial, cuando ambos bandos, los aliados y los del eje, la usaron para subir la moral de sus tropas.
El sordo de Bonn ha roto límites artísticos dentro y fuera de la música. Andy Warhol lo retrató en 1987 y sobre su vida se han hecho más de 12 películas, entre las que se encuentran Amada Inmortal, protagonizada por Gary Oldman e Isabella Rosellini, y Beethoven vive arriba, un cortometraje dirigido por David Devine. Existen, también, más de doscientos sellos filatélicos y numísticos alrededor del mundo con su cara; países de Europa, Asía y América, la llevan en monedas, estampillas o medallas. Beethoven, además de ser un símbolo en la música clásica, se ha convertido en un símbolo de la cultura de masas que es posible encontrar hasta en memes.
Links de música:
Because
Las ruinas de Atenas:
Miguel Ríos:
Novena sinfonía:
