¡Mi querido café! El grano de la paz para los campesinos del Catatumbo
En el municipio de El Carmen, Norte de Santander, el café sabe a paz, a nuevas oportunidades, a ilusiones en una tierra que quiere tapar las heridas del conflicto.
Luz Marina Peñaranda vive en la vereda El Oso, comprensión del municipio de El Carmen, Norte de Santander. En su finca, que le fue restituida tras perderla por cuenta de un pasado agitado originado por el conflicto armado, se dedicó a sembrar la semilla que hoy en día la tiene junto a sus hijos como una de las mayores productoras. No todo fue color de rosa en su vida, pues lejos de su pueblo tuvo que vivir en condiciones difíciles, pero su esfuerzo la llevó a sobreponerse y ahora cuenta con mucha satisfacción que “el café me sacó de la pobreza, por eso lo quiero mucho”.
De las historias para poner fin a la pobreza hace parte Zumalave Prado, oriundo de la vereda El Zul, también en El Carmen. El Destino lo llevó a dejarlo todo e irse para otra región donde la situación económica era poco favorable, pero el esfuerzo por sacar adelante a su familia tuvo su fruto cuando regresó a su terruño, donde con el apoyo de la Cooperativa de Caficultores del Catatumbo logró crear lo que él denomina “la empresa familiar: mi finca con sus cultivos, por eso la cuido”.
Zumalave recuerda los momentos difíciles que dejó en el pasado y ahora el optimismo es el sentimiento permanente. “Es un buen patrón”, dice uno de sus obreros. Ellos lo conocen desde hace muchos años y son los fieles testigos de cómo su emprendimiento lo llevó a ponerle fin a la pobreza.
Quien ha llegado lejos en sus proyectos personales es Noel López, quien siendo un campesino dedicado al cultivo de la tierra, logró alcanzar la meta de llegar a ser el profesor de la vereda donde un día tuvo que irse con lo poco que tenía a la mano. Los esfuerzos de labriego de Noel los aplicó para abrirse paso no solo como agricultor y productor de café, sino que actualmente es uno de los agricultores más tecnificados de la región. Superada la pobreza que tuvo que vivir, este hombre se aferró a los libros y ahora es “el profe de la escuela”.
Historias cargadas de optimismo, protagonizadas por tres representantes de miles de campesinos de la zona del Catatumbo que con esfuerzo propio le dicen no a la pobreza.