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Los caballos criollos y su papel en la identidad cultural del Llano

Ya han pasado alrededor de 500 años desde la llegada de los primeros ejemplares a los llanos orientales colombianos.
Historia de los caballos criollos en los Llanos Orientales
Foto: cortesía Valentina Palomino
Paula Palomino

Hablar de caballos es referirse a las labores diarias del llano en toda su inmensidad, la construcción socio cultural de estos territorios se ha escrito a lomo de los equinos desde la llegada de los mismos por las aguas del río Orinoco.

Ya han pasado alrededor de 500 años desde la llegada de los primeros ejemplares a los llanos orientales colombianos, la incursión de los españoles durante la conquista fue creando dinámicas y asentamientos muy propicios para el desarrollo y acoplamiento de este animal en las sabanas llaneras.

Hugo Mantilla Trejos, historiador araucano nos cuenta que “los primeros caballos llegaron por las costas de Venezuela, más exactamente por Santa María la antigua del Darién, este fue un proceso lento pero continuo de la colonización española, acompañada de las dinámicas propias del caballo como es el arte de la ganadería”.

El ingreso a estas tierras lo hicieron por el río Orinoco, los primeros colonizadores fueron componiendo los paisajes con todo lo correspondiente a los hatos, y el caballo fue una pieza fundamental para el transporte de víveres, enseres y por supuesto el arreo de reses.

“Fue así como el caballo que conocemos en nuestra actualidad con más de 500 años de evolución fue adaptándose a las condiciones agrestes de la geografía y clima de la sabana llanera colombiana, característica por la variabilidad de su clima, y la complejidad de sus terrenos, dejando como resultado al caballo criollo, un ejemplar de fenotipo diferente, de patas más cortas, pecho ancho, ojos grandes y con una agilidad increíble”, explicó Mantilla Trejos.

Foto: cortesía Valentina Palomino

El caballo y el trabajo de llano

La dinámica económica de la sabana llanera, enfocada a la ganadería, dio paso a la creación de una identidad cultural, dejando al llanero en el imaginario de todos como un hombre recio montado a caballo, y dónde gran parte de su vida se construye acompañada de este animal.

Las grandes extensiones de tierra y la obligación de los llaneros a cruzarlas, les permitió encontrar en el caballo un aliado, Hugo Mantilla narra cómo eran estas travesías: “los hatos tenían un grupo especial de ejemplares a los que llamaban ‘madrinas’, y se componían de caballos ‘jechos’ como decimos en el llano, de siete a ocho años, muy aquerenciados por sus amos, y que eran especiales para arrear ganado, estos animales junto a los llaneros recorrían las sabanas de Arauca, Casanare y Meta”.

Mantilla agrega que estas largas jornadas permitieron al hombre de llano encontrar “un confidente en su caballo, no solo en la parte laboral sino también en su trasegar diario, pues a lomo de caballo se construían versos, cantares, lo que hoy llamamos identidad cultural”.

Las dinámicas económicas alrededor de los equinos

Los oficios que se han creado alrededor de estos animales le han permitido a las comunidades llaneras generar empleo, entre estas labores encontramos: la herrería, la talabartería, la medicina veterinaria, generación de alimentos y la doma, oficios que van ligados directamente a la tenencia del caballo.

“Los llaneros llegaban de largas jornadas de arreo de ganado a comprar rejos, cabrestos, jáquimas, monturas, bueno y todo lo que necesitaban sus caballos, dejando así buen dinero, incluso en la ciudad de Villavicencio existe la calle de las talabarterías, es ahí como vemos que el caballo hace parte de nuestra identidad”, señaló el historiador araucano Hugo Mantilla sobre las dinámicas monetarias que hacen parte el pueblo llanero.

Caballos y deporte

Los deportes ecuestres nacen desde las labores diarias del trabajo en el llano, aquí encontramos la vaquería y el coleo, dinámicas que surgen del arreo del ganado a los corrales, y la forma en que el hombre llanero trabaja las reses.

Francisco Pérez Puerta, presidente de la Federación Colombiana de Coleo explicó: “para hablar de estos deportes, debemos primero referirnos a la llegada a los llanos colombianos de una nueva raza que es originaria de Estados Unidos y es la ‘Cuarto de Milla’, que ingresa por Venezuela en los años 80, 90, es en este momento cuando se empiezan a dar los cruces entre el caballo criollo llanero como yo lo llamo y los ‘Cuarto de Milla’”.

Según Francisco, el resultado de estos cruces han sido ejemplares en cuyo fenotipo hay caballos muy veloces, “de mayor reacción, más robustos, de mayor alzada, más dóciles con características propias, que se convierten en ideales no solo para el deporte sino también para las labores diarias de las fincas”.

Por su parte, Denis Cerquera quien ha dedicado su vida a las labores del campo explica que representan para ella los equinos: “para mi hablar de caballos es hablar de amores, al anca de un caballo nos hemos enamorado, los caballos son el reflejo del estudio de mis hijas, a lomo de caballo día a día construyo mis sueños, mis metas y mis anhelos, solo cerraría con decir ‘qué sería de mi llano sin un buen caballo’”.

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