"Estoy encantada", declaró Towana Looney, una estadounidense de 53 años que se ha convertido en la tercera persona en recibir un trasplante de riñón porcino, una práctica aún muy experimental.
La paciente, todavía bajo supervisión médica desde su operación a finales de noviembre en el Hospital Langone de la Universidad de Nueva York, pionero en este campo, rebosa de alegría.
"Estoy encantada, me siento bendecida por haber recibido este regalo, esta segunda oportunidad en la vida", declaró en rueda de prensa tres semanas después de la intervención.
Looney donó uno de sus riñones a su madre en 1999 y llevaba ocho años en diálisis después de que una complicación durante el embarazo dañara el que le quedaba.
La estadounidense, residente de Alabama, en el sur de Estados Unidos, esperaba un trasplante desde 2017, pero no había podido encontrar un donante compatible.
Ante el deterioro de su estado de salud, el 25 de noviembre recibió un riñón de cerdo modificado genéticamente para que el órgano no fuera rechazado inmediatamente por su cuerpo.
"Estoy llena de energía, tengo apetito", contó el martes.
"¡Y claro, puedo ir al baño! ¡No he ido en ocho años!", bromeó y añadió que prevé celebrarlo en Disney World.
Towana Looney podrá volver a casa dentro de tres meses, estima el equipo médico.
Se espera que los xenotrasplantes (uso de células, tejidos y órganos no humanos en personas) resuelvan la escasez crónica de donaciones de órganos en un país donde hay más de 100.000 pacientes en lista de espera, de los cuales más de 90.000 necesitan un riñón.
Compatibilidad biológica
Por ahora la paciente presenta "condiciones renales normales", según el cirujano Robert Montgomery, miembro del equipo médico.
Se han llevado a cabo varios xenotrasplantes en los últimos años, entre ellos el primero en el mundo de un riñón de cerdo trasplantado a un paciente en muerte cerebral en septiembre de 2021. El órgano funcionó bien durante unos días.
En 2024 se trasplantaron riñones de cerdo a otros dos pacientes gravemente enfermos, Rick Slayman y Lisa Pisano, que fallecieron pocas semanas después.
Towana Looney, cuyo estado de salud general es mejor que el de estos pacientes, recibió un riñón con diez modificaciones genéticas, frente a sólo una en el órgano trasplantado anteriormente.
Estas modificaciones del ADN del cerdo tienen como objetivo mejorar la compatibilidad biológica entre el animal y las personas y evitar que el órgano sea inmediatamente rechazado por el cuerpo del receptor.
En este último trasplante también se probó una nueva combinación de fármacos.
El equipo médico anunció el martes que la compañía Revivicor, que suministró el riñón trasplantado, pedirá autorización a las autoridades estadounidenses para iniciar a partir del año próximo ensayos clínicos con los dos tipos de riñones desarrollados.
"Este es un momento decisivo para el futuro de los trasplantes", dijo el martes Kevin Longino de la Fundación Nacional del Riñón (NKF), una asociación dedicada a las enfermedades renales.
Según una encuesta realizada entre sus miembros, los pacientes quieren tener acceso rápido a los ensayos clínicos debido, en particular, a los "efectos incapacitantes de la diálisis: agotamiento, aislamiento e incapacidad para llevar una vida normal".
"Cada día, una media de catorce estadounidenses mueren mientras esperan un trasplante de órgano que les salve la vida, lo que subraya la necesidad de explorar soluciones alternativas", insiste la fundación.
Esta práctica, considerada durante mucho tiempo como ciencia ficción, se ha beneficiado de los progresos en edición genética y control de la respuesta del sistema inmunitario, lo que limita el riesgo de rechazo.
"El próximo objetivo es prolongar la vida útil de estos riñones, incluida la donación a personas más sanas que tengan más posibilidades de vivir más tiempo", dijo Montgomery.
En 2022, otro equipo científico estadounidense realizó el primer trasplante de corazón de cerdo en una persona. Pero el hombre, operado por cirujanos de la universidad de Maryland, murió dos meses después de la intervención.