Con la mano en el bolsillo: voces y opiniones sobre la próxima reforma tributaria
Impuestos a las bebidas azucaradas, aumento de tributo a las ganancias ocasionales y especial atención a las zonas francas; puntos clave de la nueva reforma que busca recaudar 50 billones de pesos de los colombianos.
En términos generales una reforma tributaria en cualquier economía del mundo busca aumentar los ingresos del Estado para cubrir programas y gastos, necesarios e inminentes, como asegura el ministro de Hacienda del gobierno entrante José Antonio Ocampo, al señalar que “hay unas demandas sociales que hay que atender; es por ello que hay que hacer una reforma tributaria grande”. Reforma que será presentada al país el próximo 8 de agosto.
Discriminar por sectores las necesidades y peticiones colectivas permite entender la necesidad de distribuir lo recaudado de forma estratégica y para eso es necesario conocer qué necesita el pueblo, qué no desea y cuál es el panorama actual del país para cumplirle a la gente.
Iniciamos con una primera mirada desde los estudiantes del país, quienes sufren año tras año por el derecho a educarse, como es el caso de Lina Aguillón.
“Yo lo que sí le pediría al Gobierno que entra es que por favor no ponga impuestos que afecten la educación, porque, de hecho, si así es complicado estudiar, si los impuestos suben para la educación, sería mucho más difícil para jóvenes como nosotros que queremos llegar a ser grandes profesionales”, señala Lina.
Sin embargo, un parte de tranquilidad podría llegar a este sector de la población en etapa de formación, aclara el analista, académico y politólogo Luis Salcedo, al señalar que “los estudiantes podrán estar tranquilos con esta reforma tributaria que se avecina, en la medida en que de lo que se ha venido hablando no está orientado a gravar algún bien o servicio que esté relacionado de manera directa con la educación, allí no habrá que tener una mayor alerta”.
A lo anterior se suma otra molestia colectiva: el 55% de los colombianos, según la encuestadora Cifras Y Conceptos, no están de acuerdo con que a las empresas se les descuente el impuesto de industria y comercio (ICA) o el de valor agregado (IVA). En este último, existe un rechazo del 79% de la población a pagar más por productos alimenticios.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) dio a conocer que el 67.08% de la población del país consumió bebidas azucaradas durante el 2019; más allá de las posiciones a favor o en contra de su consumo, lo cierto es que un aumento de IVA en alimentos y bebidas afecta el bolsillo de los colombianos, como el de Karim Vanegas, madre de Aquiles, un adolescente de 12 años, amante de los alimentos procesados y las bebidas gaseosas.
Cuenta con cierta preocupación que “en mi nevera siempre hay una gaseosa o una bebida azucarada. Si cada dos días compro una gaseosa y si sube de precio, no podré comprarla tan seguido”. Karim se queja en general del alto costo de los productos y añade que “antes de la pandemia mercaba para el mes con $300 mil pesos, ahora con eso no merco ni la mitad”.
Ante la situación, el analista y mentor financiero Danilo Raymond, es contundente frente a los efectos negativos para el consumidor que podría generar un aumento al impuesto para estas bebidas.
“Un impuesto a las bebidas azucaradas va a desincentivar su consumo y va a afectar el bolsillo de millones de colombianos. Sin duda alguna, será mayor el ingreso para el fisco”, concluyó el experto.
Otro sector de la economía es el agrario; afectado por el alto costo de los fertilizantes utilizados para cultivar. Un ejemplo son los cafeteros colombianos que le hacen preguntas al gobierno entrante, como Amparo Jaramillo, quien vive en Neira, Caldas, zona cafetera por excelencia. La inquieta la migración del campo, pues “todos los días la gente se aleja más de él, y yo me pregunto: ¿qué van a hacer para que la gente del campo deba quedarse y no se vaya?”. Y deja sobre la mesa la que ha sido otra piedra en el zapato para los agricultores: el costo que implica sembrar la tierra actualmente.
El impuesto a la riqueza, también llamado impuesto al patrimonio, grava todos los activos de una persona y no solamente sus ingresos, como acciones, propiedades, muebles e inmuebles, entre otros. En América Latina, Uruguay, Argentina y Colombia cobran impuestos por la riqueza.
En este sentido el próximo jefe de la cartera de Hacienda de Colombia ha informado que el Gobierno entrante no contempla subir impuestos a quienes ganen menos de 10 millones de pesos al mes, “hemos estado analizando qué tasa de impuesto ponerles a las ganancias ocasionales. Por tal motivo, aunque es una decisión en curso, el impuesto por ganancia ocasional pasaría del 10% al 20%”, explicó el ministro.
Con las empresas, particularmente las zonas francas, se viene otro remezón, anticipó el ministro Ocampo durante un conversatorio en la universidad Sergio Arboleda.
“Lo que sí vamos a hacer es poner unos requisitos de exportación a las empresas ubicadas en zonas francas, y si no los cumplen, deben pagar impuesto de renta normal, además, esto es una competencia injusta”, aseveró.
Si bien el gobierno entrante ha dejado claro que los impuestos no afectarán a quienes menos ganan, para algunos ciudadanos no resulta cierto dado que el aumento de IVA para las empresas se ve reflejado en el consumidor final, temor que surge desde el sector pesquero del país. En Barranquilla, por ejemplo, Omar Angulo, un pescador con más de 30 años de experiencia en pesca artesanal, asegura que le quita la tranquilidad el alto costo de los elementos que se requieren para pescar y comercializar el producto. 7
“Redes, material, anzuelos, motores (…) Que estos productos no se graven, porque son elementos que sirven para realizar la actividad pesquera, si a esto se le pone impuesto, la actividad pesquera se pondría en riesgo”, asegura.
A lo anterior se suma la cancelación de los días sin IVA en el país, a lo que el nuevo jefe de la cartera de Hacienda respondió: “No ha beneficiado a los hogares pobres y muchos de los productos que terminan sin IVA son importados y eso tiene un costo”, y amplió su argumento asegurando que “los días sin IVA tienen una incidencia regresiva: los que más aprovechan los beneficios son los ciudadanos con los ingresos medios y altos”.
La próxima reforma tributaria ha sido definida por algunos analistas como una salida a la financiación de los programas sociales que avanzan en el país, y como un respaldo a la población más vulnerable de Colombia. Su aprobación estará en manos del Congreso de la República.