‘Bloodline’: la academia de modelaje en Pasto que busca derribar los estereotipos de belleza
Hace seis años una modelo llamada Selene Insuasty se dio a la tarea de crear una academia que no se rija por los cánones tradicionales del modelaje o la belleza. Luego de haber sufrido un complejo viaje de autodescubrimiento por el mundo de las pasarelas que la llevó a sufrir trastornos alimenticios y depresión, su conclusión es que se debía repensar cómo se estaban formando a niños, niñas y adolescentes en las escuelas de modelaje en Pasto, y así nació ‘Bloodline’, cuya premisa es “no queremos igualdad, sino que buscamos la admiración y el respeto por las diferencias”.
Según su fundadora, esta academia pretende aumentar la autoestima y la seguridad de todas las personas que se inscriben en ella respetando la individualidad y brindando un espacio seguro para expresarse.
“La diferencia de ‘Bloodline’ con otras academias es que no se busca un prototipo de persona tradicional, queremos mostrar que se puede llevar el modelaje sin ningún tipo de egocentrismos o superficialidades, sino tratando de ser mejores personas”, afirma Selene, quien, junto con un equipo de expertos, prepara a sus estudiantes en competencias como pasarela, baile, fotografía, presencia escénica, interpretación, oratoria y asesoría de imagen.
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“A mí como mamá me dio mucha angustia que mi hija Valeria quisiera entrar en este mundo de la belleza, modelaje y demás, por todos los problemas físicos, psicológicos y sentimentales que pueden tener las personas que participan en esto”, asegura Ángela Pérez, madre de Valeria Jiménez, egresada de la quinta generación. Sin embargo, una vez que conoció el enfoque de la academia decidió que esta era una propuesta adecuada para su hija, quien tampoco seguía el estándar de las modelos tradicionales.
“Me miraba reflejada en las personas que ya estaban ahí, no solo por los tatuajes, sino por la actitud que tiene Selene que es la directora. Luego de graduarme noté un cambio astronómico en mi autoestima. No me importa cómo me miren, me importa cómo me miro yo”, complementa Valeria Jiménez Pérez, al mensaje de su madre Ángela. Para las dos el cambio fue notorio en la seguridad y confianza que reflejaba en ese entonces la menor.
La pandemia había mermado el interés de socializar de su hija adolescente, confiesa Ángela, y este espacio le ayudó a crear nuevos vínculos que la prepararon para enfrentar con seguridad su elección profesional, al punto de decidir estudiar una carrera vinculada con el mundo de las pasarelas, como es el diseño de modas.
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El caso de Valeria es uno de los tantos procesos de crecimiento personal exitosos que ha tenido ‘Bloodline’. Selene recuerda también a un estudiante de generaciones pasadas que logró superar el consumo de sustancias psicoactivas gracias a que descubrió nuevas prioridades dentro del modelaje, por lo que hizo un cambio en su estilo de vida para mejorar en sus fotos.
“También hay muchas historias sobre todo de niñas y adolescentes que han llegado con trastornos alimenticios resultado de una mala relación con su cuerpo y con la comida, que han logrado superar conductas autodestructivas”, afirma la modelo, cuya academia ya lleva más de 400 estudiantes preparados y certificados por ella desde el 2016.
A futuro esta academia busca ampliar su campo de acción a otras ciudades, buscando generar alianzas con espacios que compartan su visión de un modelaje que no se base en estereotipos clásicos y donde se forme a seres humanos felices y plenos de compartir sus individualidades con el mundo.
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