El expresidente chileno Sebastián Piñera, fallecido el martes en un accidente de helicóptero, fue un hábil multimillonario que gobernó durante dos mandatos, el último empañado por un estallido social y acusaciones de corrupción.
Exaccionista de la aerolínea chilena LAN -hoy la internacional LATAM-, de un canal de televisión y del club de fútbol Colo Colo, fue el primer presidente de derecha desde el regreso de la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La revista Forbes llegó a estimar sus activos en 2.400 millones de dólares.
Entusiasta y siempre activo, Piñera, que había cumplido 74 años el pasado 1 de diciembre, ostentaba un doctorado en economía de la Universidad de Harvard y era conocido por pilotar su propio helicóptero.
Casado con Cecilia Morel, padre de cuatro hijos y con nueve nietos, fue presidente de Chile en dos oportunidades, entre 2010 y 2014 y entre 2018 y 2022.
"Tendrá todos los honores y reconocimientos republicanos que merece", dijo la ministra del Interior, Carolina Tohá, del gobierno de izquierda del presidente Gabriel Boric, apenas conocida la noticia.
Hijo de un exembajador democratacristiano, fue el único gran empresario chileno abiertamente opositor a Pinochet.
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Elegido senador al volver la democracia se alineó con la centroizquierda en votaciones cruciales en el Congreso, por lo que fue visto con desconfianza por los sectores radicales de la derecha.
Lideró la renovación de la derecha en la llamada "Patrulla Juvenil". De esos tiempos viene su apodo de "La Locomotora".
En su primer gobierno lideró las labores de reconstrucción del país tras el potente terremoto del 27 de febrero de 2010, y el exitoso rescate de los 33 mineros atrapados en Atacama.
Fiel a su estilo, recorrió el mundo con un mensaje de vida de los trabajadores atrapados al interior de una mina de cobre en el desierto chileno.
Ganó su segundo mandato en 2017 bajo el lema "Únete a tiempos mejores", pero en su segundo paso por La Moneda no tuvo la misma suerte, ya que fueron cuatro años de tormentas sociales, derrumbe de la confianza en las instituciones y una profunda desconexión entre la sociedad y la élite.
El escenario chileno dio un giro radical tras el estallido social de octubre de 2019. Multitudinarias protestas desatadas por un aumento del pasaje del metro se transformaron en un amplio reclamo contra un modelo de libre mercado con ausencia del Estado en educación, salud y pensiones, sin bienestar social.
Luego llegaron la pandemia de coronavirus y la recesión económica, pero cuando los signos de recuperación le daban un respiro al mandatario, la publicación de los Papeles de Pandora sobre la venta de la Minera Dominga en 2010 por parte de una empresa de sus hijos volvió a empañar su imagen.
Este caso llevó a la fiscalía a abrirle una investigación penal y a la oposición a presentar una acusación en el Parlamento, donde fue hallado inocente por un margen ajustado.