Al menos tres personas murieron este miércoles a manos de un tirador, quien también perdió la vida, en el campus de un hospital de Tulsa, Oklahoma, informó la policía, en momentos en que Estados Unidos lidia con el duelo y la rabia que dejó el reciente tiroteo en una escuela de Texas.
La policía no detalló si el atacante, que estaba armado con un rifle, fue baleado por agentes de seguridad o si se suicidó.
"Podemos confirmar que cuatro personas fallecieron, incluyendo el tirador, en una situación de tiroteo activo en el campus del hospital St. Francis. Funcionarios están todavía desalojando el edificio", tuiteó la policía de Tulsa desde su cuenta oficial, agregando que ampliará la información.
Más temprano, el capitán de la policía Richard Meulenberg dijo que agentes estaban tratando la escena como "catastrófica" con "varias" personas baleadas y "múltiples heridos".
La administración de Joe Biden, informada del tiroteo, ofreció en un comunicado apoyo a los funcionarios locales.
El incidente es el último de una serie de mortales ataques de hombres armados en el último mes en Estados Unidos.
Hace poco más de una semana, un joven armado con un fusil de asalto AR-15 irrumpió en una escuela en Uvalde, Texas, y asesinó a 19 niños y dos maestras, antes de ser abatido por las fuerzas del orden.
El control al acceso a las armas de fuego en Estados Unidos, derecho garantizado por la segunda enmienda de la Constitución, enfrenta a una resistencia profunda por parte de la mayoría de los republicanos y algunos estados rurales demócratas.
Pero Biden, que visitó Uvalde el fin de semana, se comprometió a inicios de esta semana a "seguir presionando" por una reforma.