Un llamado a la memoria: la historia de Luis Martín y las cicatrices de la desaparición en Colombia
Cada año, el 25 de marzo, el mundo conmemora el Día Internacional de Solidaridad con los Miembros del Personal Detenido y Desaparecido, una fecha dedicada a visibilizar la situación de quienes trabajan en organismos humanitarios o internacionales y han sido detenidos o desaparecidos en el ejercicio de sus funciones.
Aunque esta jornada está enfocada en el personal humanitario, el caso de la familia Mena Mosquera refleja el dolor compartido por todas las víctimas de desaparición y la búsqueda incansable de verdad y justicia.
En Colombia, muchas familias han vivido el dolor de la desaparición.
Una de ellas es la familia Mena Mosquera, del Chocó, que ha pasado más de una década buscando respuestas sobre el paradero de Luis Martín Mena.
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Luis Martín tenía 24 años cuando desapareció en noviembre de 2012.
Antes de su desaparición, informó a su familia que viajaría por trabajo desde el golfo del Urabá chocoano hasta Quibdó, navegando por el río Atrato. Desde entonces, nunca más se supo de él.
Su hermano, Jorge Mena, recuerda el calvario que vivió su familia. Afirma que sufrir la desaparición de un miembro de la familia es una pesadilla que desde lo profundo de mi corazón no le deseo a nadie.
La búsqueda fue incansable. Su madre, Rosa Mosquera, entonces de 53 años, dedicó seis meses a investigar cualquier posible pista sobre su hijo.
Sin embargo, al no obtener respuestas, regresó a casa devastada, mientras que sus otros hijos tomaron distintos caminos, afectados por la incertidumbre y el dolor.
Cinco años después, en busca de justicia, la familia acudió a la Cruz Roja y a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), lo que permitió abrir una investigación.
La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) comenzó a indagar sobre el caso, aportando nuevas pistas sobre su posible paradero.
Para el año 2020, aún no había información concluyente sobre el destino de Luis Martín Mena, lo que llevó a su familia a perder la esperanza.
Sin embargo, en 2022, doña Rosa recibió una noticia que cambiaría todo: la Cruz Roja le informó que se habían encontrado restos humanos en el lugar donde su hijo fue visto por última vez. Tras el proceso de identificación, se confirmó que pertenecían a Luis Martín.
A pesar de que la familia pudo darle cristiana sepultura, el dolor y la fractura emocional que dejó su ausencia aún persisten.
Hoy, en el Día Internacional de Solidaridad con los Miembros del Personal Detenido y Desaparecido, la historia de la familia Mena Mosquera se suma a la de miles de personas que exigen verdad y justicia.
Organizaciones, organismos internacionales, la sociedad civil y entidades públicas alzan la voz en esta fecha para recordar que nadie merece ese destino.
