Museo de Botero: espacio que le rinde homenaje al artista universal en Bogotá
A Colombia la conocen muchos. El pasado que ha arrastrado la ha llevado a calar en la memoria de quienes leen sobre conflicto, paisajes, café, literatura, música y arte; sí, arte.
Parte de ello se lo debemos a Fernando Botero, el maestro universal, que, con esfuerzo, creatividad y apelando a sus recuerdos, contó, pintó y esculpió a la Colombia grande, la voluminosa, de ojos pequeños, pero erguida en todo momento. La de tierras color café y la que está tapizada con el verde de nuestras montañas.
No lo conocí, pero me hubiese gustado. Murió el mismo día que yo nací: un 15 de septiembre (ayer). Nació hace 91 años, un martes, era 19 de abril de 1932; año para el que nuestro país, el de Fernando y el mío, enfrentó una guerra con Perú.
Esta y las demás que le vinieron y que cobraron la vida de miles de ciudadanos, fueron inspiración.
En varias entrevistas lo vi reír cuando hablaba de lo que lo movía, pero también lo vi pensativo, como todo colombiano, cuando se le pasa por la mente el capítulo bélico que aún no termina, pero, ¿por qué mencionar el conflicto?
Botero, fue sin duda un artista con alas; fueron tan grandes que lo impulsaron y lo llevaron a pincelar y ejecutar obras, que permanecen de pie en las principales ciudades y los más importantes museos del mundo.
También lo ayudaron a volar con el ánimo de expresar para la paz, pues sus obras, muestra de que pasó y pisó este mundo, con el pasar del tiempo, fueron más irreverentes, voluptuosas, con caderas fuertes y pies firmes, hablaban de tortura, de dolor y de la rojez que pinceló al departamento que lo vio nacer: Antioquia.
Ayer, su vida se apagó como le gustaba: con arte y con su familia; así lo contó Lina Botero, una de sus tres hijas; quien en medios expresó con un sentido mensaje que sus últimos suspiros fueron tranquilos. “Estuvimos agarrados de la mano. Mi papá llevaba muchos años con párkinson, pero pudo trabajar hasta el último día y pintaba en su casa. Fue un ser humano extraordinario, entregado desde que fuimos pequeños. Hubo un Botero entregado al arte y hubo un Botero luchando con las barreras”.
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“Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de nuestra paz. De la paloma, mil veces rechazada y mil veces colocada en su trono”, escribió en la red social X, el presidente de esta República, Gustavo Petro, quien fue de los primeros personajes públicos en confirmar que tras su deterioro de salud, Fernando, a las 9:00 de la mañana, luego de padecer una neumonía, había partido en Mónaco, uno de los seis microestados europeos.
Desde allí amaba su tierra. La amó tanto que donó durante muchos años cientos de esculturas y pinturas que llevaban su sello, su aroma, su energía.
Una de las casas de arte que albergan su esencia es el Museo Botero. Está ubicado en La Candelaria, el centro histórico y cultural de Bogotá. Alberga, desde el año 2000, una numerosa colección de obras donadas por él, de las cuales 87 corresponden a su colección personal de arte universal y es una de las más amplias compilaciones de arte internacional que se puedan encontrar en Latinoamérica.
Su ingreso es gratuito y actualmente ‘esconde’ 208 obras (123 de su autoría y 85 de destacados artistas internacionales).
— Radio Nacional CO (@RadNalCo) September 15, 2023
Hoy, recordamos las palabras que expresó el día de la inauguración: “Para mí es un placer infinito saber que estas obras pertenecen hoy a Colombia; saber que los estudiantes que ingresen a esta casa, entrarán en contacto con las corrientes artísticas más importantes de nuestro tiempo, contemplando aquí, permanentemente, obras originales de grandes maestros; saber que los amantes de la pintura y la escultura puedan venir a visitar este remanso de paz y pasearse tranquilamente por estas salas, dejándose inundar por la estética moderna me emociona”, dijo.
Y es que diariamente cerca de mil personas visitan el Museo Botero y participan de los programas educativos que el Banco de la República ofrece en este recinto.
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¿Cómo están exhibidas las obras en el Museo?
En el costado occidental del museo se exhiben las 123 obras, entre las cuales se hallan pinturas, dibujos y esculturas. En estas piezas pueden apreciarse los rasgos característicos de la obra del artista, su extraordinario dominio de la técnica, la coherencia de su visión, la creatividad, la sensualidad, el manejo del volumen, el gusto por el detalle imprevisto y esa combinación de ironía y respeto que marcó su trasegar.
Son, ante todo, obras de las últimas décadas del siglo XX que permiten disfrutar el lenguaje y el estilo que caracterizó al pintor en su madurez.
En el costado oriental de la casa se exhibe la colección internacional del Museo Botero, 85 obras de altísimo nivel que dan una idea completa de la evolución de la pintura y la escultura moderna, siendo la obra más antigua Gitane au tambourin (anterior a 1862) de Camille Corot y la más reciente, el gran óleo de Barceló (1998).
Esta, sin duda, es una colección que reúne a artistas tan destacados como Picasso, Leger, Renoir, Monet, Dalí, Giacometti, Beckmann, Freud, Calder y Bacon, y que ubicó al Museo Botero entre las cinco colecciones públicas de arte internacional de mayor importancia en América Latina.
