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Mural por la vida, un tributo a la paz y a la cultura tumaqueña

En esta pintura de gran formato que reposa en la calle Santander, el maestro Boris Arteaga y 2 artistas más inmortalizaron la riqueza social y natural de ‘La Perla del Pacífico’ nariñense.
Mural por la vida en Tumaco
Foto: Juan Miguel Narváez Eraso
Juan Miguel Narváez Eraso

La cultura es la mejor herramienta con la que cuentan los artistas del sur de Colombia, no solo para expresar su potencial creativo, sino también para exaltar a aquellas comunidades que le aportan a la vida y a la paz.

La inocencia de los niños y de las niñas, fusionada con la alegría de las madres tumaqueñas que en la calle Sucre o en las avenidas Férrea y La Playa emprenden a partir de la piscicultura y la gastronomía ancestral, motivaron al maestro Boris Arteaga para pintar en una céntrica pared de ‘La Perla del Pacífico nariñense’ un mural inspirado en los valores y en las tradiciones de los pueblos afrodescendientes de la región.

En el homenaje pictórico en el que Boris participó con el apoyo de 2 maestros más, visualiza también sus poemas dedicados a la vida, los cuales se materializan en cada trazo de color que la comunidad inmortaliza en el baile del currulao o en la felicidad que transmite el fútbol cada vez que los padres de familia y sus hijos juegan en las playas de El Morro y de El Bajito.

“En este lindo territorio donde empieza a florecer la paz, es digno exaltar a aquellas mujeres que, al ritmo del currulao y al sonido de la marimba de palma de chonta, expresan su amor por la familia y la naturaleza”, indicó el gestor cultural.    

Este mural que desde el año 2024 embellece a una parte de la calle Santander también sirve de escenario para que propios y visitantes posen y se lleven un bonito recuerdo.


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“Cada vez que paso por este sector me lleno de alegría porque me siento identificada con las imágenes que fueron inmortalizadas en este mural. Cuando salgo del barrio Puente Flores rumbo al parque de la paz, me detengo por unos minutos frente a la pintura para tomarme una selfie junto a las aves, a los niños futbolistas o ante la imponente imagen de aquella cantora tradicional que aparece en la colorida obra artística”, expresó doña Omaira Quiñonez, quien se dedica a la venta informal de camarón apanado.

Si bien es cierto que Omaira afirma que caminar por dicha calle es paso obligado para llegar a su destino, asegura que desde el 2024 hasta la fecha son más de 400 las fotografías que se ha tomado con su celular y que además las ha publicado en sus redes sociales con el propósito de que sus familiares que viven en Cali y Medellín observen lo hermoso que es Tumaco.

Maryuri Correa, otra emprendedora callejera que encanta con sus cocadas a propios y visitantes, manifiesta que en este mural se refleja la idiosincrasia de todos los consejos comunitarios de Tumaco.

“Yo me siento identificada con el atardecer, las casas palafíticas, los manglares, los niños y las niñas que inocentemente sonríen en la pintura plasmada por nuestros artistas nariñenses. Ojalá que en otros lugares de Tumaco donde predominan lúgubres paredes se mejore la imagen con murales como este que, a propósito, nos llena de mucha alegría, esperanza y paz”, dijo.


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‘Fiesta de colores’  

En este mural dedicado a la vida, el maestro Boris exalta la presencia de cálidas tonalidades que no solo simbolizan la amabilidad y hospitalidad de las familias tumaqueñas, sino también de los anaranjados y dorados atardeceres que, después de las 6:00 de la tarde, se disfrutan desde el más lejano horizonte que parece unirse con el mar.

En esta ´fiesta de colores´, asegura que también rinde tributo a las aves silvestres, en cuyos trinos le cantan a la libertad. Por eso en su pintura de gran formato aparecen loros, gaviotas, pelícanos y guacamayas, de cuyos exóticos pájaros toda la comunidad disfruta de sus emotivos cantos que evocan románticos atardeceres o el inicio de un nuevo día.

De igual manera, sobresalen las gigantescas ballenas yubartas que, entre julio y octubre de cada año, desde la Antártida recorren más de 8.000 kilómetros para llegar a las cálidas aguas del pacífico nariñense.    

Así mismo, Boris muestra en su obra pictórica al tradicional ‘Quesillo’, un islote enclavado a un lado del entonces arco natural de las playas de El Morro que, junto a la denominada Peña de El Morro, se constituyen en patrimonios naturales.

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