Galletas de queso, un manjar en la ‘Tierra de Grandes’
Las galletas de queso son una golosina que ha caracterizado por décadas la tradición culinaria en el municipio de Chaparral. Por décadas, algunos panaderos se han identificado con su sabor y la han preparado ellos, sus padres, sus abuelos y, de ahí, generaciones enteras en esta localidad del sur del Tolima. Para algunos cocineros de antaño, este alimento es uno de los elementos particulares que caracterizan la cultura tradicional chaparraluna.
Conocimos la panadería y pastelería ‘Rubencho’, para conversar con Rubén Mogollón, un experto en hacer galletas y otros alimentos horneados. Mientras iba amasando la masa, cuenta el personaje cómo es su elaboración y la mejor manera de comerlas, que puede ser con café, chocolate, agua de panela, jugo, gaseosa o “a palo seco”, como dirían en la Tierra de Grandes.
“Llevo por ahí unos 10 años con esta panadería haciendo estas galletas, muy tradicionales aquí”, resaltó Rubén.
Rubén explicó que desde muy joven ha estado vinculado al arte de la panadería; además, contó cómo es su estilo para elaborar este rico y apetecido alimento, especialmente comercializado en diciembre.
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“Esa galleta se hace con media arroba de harina, le echo polvo de hornear, le echo una mantequilla para que sepa bueno al paladar. Se le hecha la harina primero, luego el polvo de hornear y aparte, se le echa azúcar y la mantequilla buena. Uno mezcla todo eso mucho tiempo, para que quede suave, haciendo una masa grande”, narró el panadero sobre su elaboración.
Finalmente, Rubén comentó que “se pone en el mesón, se le espolvorea la harina por debajo para que no se vaya a pegar y luego se corta con un molde redondo, al tamaño que uno quiera hacer la galleta. Mientras se hace eso, uno le esparce por encima de estos moldes el queso molido, para terminar, poniéndolas en el horno. A los 10 minutos ya están listas las galletas, calienticas y ricas para comer”.
Es así, como este panadero tradicional se gana la vida y hace de sus trabajos el mejor manjar para pasar la tarde, acompañado de un buen café y un rico chocolate.
“Aquí se vende mucho esa galleta. Yo la preparo todos los días y se vende mucho, especialmente entre personas que vienen de Bogotá. Preparo una arroba, arroba y media, algunas veces hasta las dos arrobas y se vende todo, gracias a Dios”, puntualizó Rubén.
En el pueblo se puede disfrutar las delicias de Rubén y de otros 15 panaderos aproximadamente que aún continúan elaborando este rico panecillo, evidenciando que, hasta en la culinaria, Chaparral es una ‘Tierra de Grandes’.
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