El ‘Cuartico de Gabo’, un rincón de Macondo en el viejo Valledupar
Caminando por los callejones del Centro Histórico de Valledupar se encuentra un lugar lleno de creatividad, historia, ingenio y un gran homenaje para el más grande de las letras, aquel que dijo que su máxima obra, ‘Cien años de soledad’, era un vallenato de 365 páginas: Gabriel García Márquez.
Se trata del ‘Cuartico de Gabo’, un espacio situado en el callejón de La Purrututú, en la parte posterior del mural denominado ‘Las miradas de Gabo’, tiene con un patio extenso, típico del tradicional barrio Cañagaute, del viejo Valledupar. La idea es del artista Jacobo Solano, quien decidió rendirle este homenaje al Nobel de Literatura como una muestra de agradecimiento por todo el amor que este sentía por nuestra música vallenata.
Allí se encuentran cerca de 130 piezas de arte, llenas de historia, ingenio y color; así como personajes del realismo mágico. Se aprecia la dentadura de la juventud, la alfombra voladora de Macondo, la vitrola de los gitanos, un homenaje a Luisa Santiaga, con una cocina artesanal; obras icónicas de Gabo y personajes del arte universal como Frida Kahlo, Charles Chaplin, Marilyn Monroe, entre tantos.
“La idea surgió tras el impacto de los murales que se realizaron en el Centro Histórico, en especial la pintura de ‘La mirada de Gabo’ y decidí resaltar todas las obras de García Márquez en este espacio, esto es crear un distrito artístico”, explica Jacobo Solano, artista creador de este espacio.
Mientras muestra cada uno de los singulares elementos, como la máquina de escribir con fragmentos de Cien años de Soledad y el teléfono que utilizaba el pintor Jaime Molina, Solano cuenta que en el Cuartico se hace un reconocimiento al amor que tuvo el escritor colombiano con la música vallenata, así como su entrañable amistad con personajes como el maestro Rafael Escalona, Luis Enrique Martínez, la exministra Consuelo Araujo Noguera, Los hermanos López, los hermanos Zuleta, Alfredo Gutiérrez y Diomedes Díaz.
“Es un sitio lleno de color, arte plástico, muralismo, fotografía, escultura, ilustración, diseño, coleccionismo, literatura y cartelismo. Es un performance inspirado en la grandeza del premio Nobel desde las diferentes ópticas y conjugado con la corriente pop art”, detalla Solano.
Y riéndose del cartel restaurado de la caseta de Aracataca ‘Mis putas tristes’, jolgorio realizado en 1960, el precursor de este espacio dice que quiere convertir al barrio Cañaguate en un sector icónico de Valledupar entre propios y visitantes, así como el río Guatapurí o la Plaza ‘Alfonso López’. Jacobo sueña con llevar por el mundo una muestra de este macondiano lugar.
