Ruven Afanador. Una mirada teatral

¿Conocen el arte sonoro? ¿Qué tal si les cuento que estas obras no necesariamente se escuchan, que pueden trabajar con sonido no audible? Eso lo descubrió Alba Fernanda Triana luego de haber pasado por el Conservatorio y de estudiar composición. Es una de las artistas contemporáneas más importantes de Colombia. Y es difícil clasificarla, porque sus obras combinan ciencia y arte. Pónganse los audífonos para escuchar esta historia en 3D donde nos remontamos a su infancia.  Foto: Luis Olazabal.  

“¿Por qué es pecado el cuerpo femenino si nadie viene al mundo vestido?”. Una y otra vez se lo preguntó, pero Débora Arango no encontró respuesta racional para entenderlo. No la encontró porque para ella sus pinturas solo eran un reflejo de la vida real. Fue justo eso lo que desencadenó su censura. Su obra es una especie de documento histórico sobre la memoria del país. Su actitud rebelde -aunque sin pretenderlo- revolucionó el papel de la mujer en la sociedad. Débora Arango desnudó a Colombia; pero su reconocimiento tardío aún es incompleto. En este episodio les contamos cómo lo hizo, pero también analizamos cómo transformó la estética del arte nacional. 

La artista y coreógrafa Delia Zapata Olivella dedicó su vida a investigar y visibilizar los aportes que, a través de la danza, hicieron las comunidades negras e indígenas del Caribe y el Pacífico colombiano a la construcción de lo que somos hoy como nación. Tuvo la osadía de llevar un grupo de música tradicional al Teatro Colón, un escenario relegado a las artes europeas en ese entonces, y consolidó esas expresiones populares en el ámbito nacional e internacional.

Álvaro detestó su colegio, uno de los mejores de Colombia, porque nunca valoraron sus habilidades artísticas. Por eso creó uno: El colegio del cuerpo, donde el arte es el centro de la formación para la paz, a través de la danza. Y hace más de 20 años trabaja con él en barrios vulnerables de Cartagena. Este año su proyecto fue nominado al Premio Princesa de Asturias.

Apenas pasados ​​los 50 años de edad, Noé León se enteró que era artista. Era un día en el que, como de costumbre, recorría Barranquilla vendiendo de puerta en puerta sus pinturas, hasta que tocó la puerta de un bar que le cambió la vida. Ahora, es conocido como el máximo representante del primitivismo en Colombia. Un recorrido por su vida y por esta corriente artística.