El café que crece en los campos libres de minas en Inzá, Cauca
Tuvieron que pasar 10 años para que don Justiniano Pencué, un agricultor de la comunidad indígena Nasa en Inzá, Cauca, se sintiera tranquilo al pisar y sembrar sus tierras; pues la amenaza de tener algún tipo de artefacto explosivo en su territorio le impidió durante este tiempo esparcir sus cultivos de café.
Lleva 18 años viviendo allí junto a su familia, pero, como en muchos lugares de Colombia, el hostigamiento de los grupos al margen de la ley, en este caso la antigua guerrilla de las Farc, les había impedido utilizar un terreno dentro de su finca para sembrar “el cafecito”, como le llaman, que venden en su municipio y que es el sustento de su hogar.
“Yo ese lugar lo tenía como de reserva porque como allí era donde yo soltaba el animal con el que yo movía la carga. El día que hubo hostigamiento por parte de las Farc tiraron unos tatucos ahí”, explica don Justiniano.
Cuenta que hace aproximadamente una década, cuando el Ejército estaba en la zona, las Farc lanzaron unos “tatucos” a su finca que está ubicada en la vereda La Meseta, sector Loma Seca, en el resguardo de San Andrés de Pisimbalá. En ese entonces, después de una revisión breve que hizo la Fuerza Pública se encontraron tres artefactos que lograron ser desactivados, pero, ante la incertidumbre de que quedaran más regados por ahí, prefirió cercar ese lugar y no volver a pisarlo.
¿Cómo pudo volver sembrar la tierra?
En el 2019 llegó a este municipio la organización Humanity & Inclusion (HI) que, con su programa Acción Integral Contra Minas, trabajó en la reapropiación del territorio para el retorno y/o restitución de tierras amenazadas por la presencia de minas antipersonal y restos explosivos del conflicto armado.
Este proceso se realiza a través del Desminado Civil Humanitario que tiene dos fases principales: una fase de diagnóstico llamada ‘Estudio No Técnico’ y otra denominada fase de ‘Despeje’, la cual investiga los sitios sospechosos de tener presencia de artefactos explosivos identificados previamente.
“Aquí básicamente se hizo todo el proceso de Coordinación de Investigación a través del ‘Estudio no técnico’. Durante el análisis de esos datos se pudo evidenciar que había evidencias que sugerían que era muy posible que todavía hubiera contaminación. En ese sentido, se definió que era necesario la intervención y se delimitó el polígono de casi 7.000 metros cuadrados y se realizó la intervención durante aproximadamente cuatro meses”, explica Deimer Eusse, Gerente Técnico de Terreno de HI Colombia, quien trabajó en el despeje de esta zona.
Para despejar la finca de don Justiniano se presentaron situaciones especialmente relacionadas con el tema de sospechas de problemas de orden público. El clima también fue un limitante, teniendo en cuenta que se ubica en una zona que limita con un páramo. Sin embargo, el objetivo se logró y la organización pudo concluir que en ese lugar ya no existían amenazas.
“No se logró identificar ningún tipo de artefacto explosivo, pero por lo menos se deja a las personas de la de la familia con la tranquilidad de que van a poder utilizar el predio, de que van a poder cultivar, de qué van a poder transitar sin ningún tipo de temor a la presencia de artefactos”, dice con una gran sonrisa Deimer Eusse.
Después de las labores de despeje desarrolladas por esta organización, don Justiniano tiene la tranquilidad de volver a entrar a esas tierras. En este momento tiene un semillero con 5,000 plantas de café listas para sembrar allí y volver a hacer productivo ese terreno.
“Ya estoy arreglando el terreno nuevamente para hacer el sembrado de café; para sembrar el sustento para uno, o sea, lo que es la comidita”, dice don Justiniano.
Cabe resaltar que, el pasado martes 26 de julio, HI declaró el municipio de Inzá como libre de sospecha de contaminación de minas antipersonal, artefactos explosivos y municiones sin explosionar.
