Así influyen las emociones en el proceso de aprendizaje de los menores de edad
Mientras pasa el tiempo aumenta el número de estrategias pedagógicas disponibles con el fin de potenciar los aprendizajes significativos y conocimientos prolongados en los estudiantes. En esta carrera hacia mejores apropiaciones del conocimiento se encuentra Alejandra del Fabro, una neurosicoeducadora que ha dedicado su vida a implementar la gestión de las emociones en el aula de clases aplicando las neurociencias.
Del Fabro hace parte de la Asociación Educar para el Desarrollo Humano de Argentina, donde capacita a docentes de toda Latinoamérica. Además, es fundadora de la academia Idio+delfabro y ha escrito dos libros: Educando el genio y El cuaderno de las emociones #1.
Alejandra estuvo en Exploremos, la nueva apuesta educativa transmitida por TDT de RTVC en alianza con el Ministerio de Educación Nacional (MEN) y la Embajada de Canadá, para explicar cómo a través del reconocimiento de las emociones y los sentidos se puede mejorar la comprensión y retención de contenidos académicos. Ella explica que esto se puede lograr basándose en los principios de la neuroeducación, una disciplina que tiene en cuenta los procesos cerebrales en la enseñanza-aprendizaje.
Desde la neuroeducación, los docentes tienen la posibilidad de brindar herramientas para que los estudiantes identifiquen las emociones que experimentan, las manejen y puedan responder de acuerdo al entorno, para así evitar reacciones impulsivas. Este método de educación se implementa en diferentes niveles de escolaridad a través de diferentes técnicas de aprendizaje sensorial.
“Entre más sentidos se usen, más segura será la retención y comprensión de la información, esto también permitiendo conocer y explorar todas aquellas emociones y cómo trabajarlas”, explica Alejandra, y agrega que para que estos métodos sean exitosos, es necesario de un acompañamiento permanente de las familias, la pasión y la emoción por aprender.
Para ejemplificar este proceso, la experta asegura que la gestión de las emociones es algo fundamental, pues permitir que los menores hablen de sus emociones es “la mejor manera para que ellos aprendan a reconocerlas, al igual les ayuda a identificar las de los otros”. Según Del Fabro, solo así se logra generar empatía por los demás.
Así mismo, señala que poder identificar las emociones permite que los menores puedan manejarse a sí mismos.
“Cada niño es diferente, se expresa y maneja sus emociones distinto a sus compañeros, es importante que como docentes identifiquemos cuál es la mejor manera para manejarlos”, dice Del Fabro, y recomienda que, en caso de que las emociones sean negativas, se empleen técnicas de respiración para controlarlas.
Alejandra también recurre a variaciones en las metodologías de aprendizaje sensorial para que sus estudiantes experimenten los cinco sentidos básicos (gusto, vista, olfato, tacto y escucha). Por ejemplo, para recordar las partes que componen el cerebro, ella realiza una actividad donde construyen la anatomía cerebral en plastilina, esto para que, por medio del tacto, tengan un acercamiento similar a la textura de un cerebro de verdad. Al igual que con los colores, este es un método que permite un aprendizaje significativo.
Se puede evidenciar que una gestión adecuada de las emociones ayuda a potenciar sustancialmente el aprendizaje, ya que permite revelar el mecanismo por el cual el cerebro aprende. Esto quiere decir que mientras mayor sea la emoción, mayor será el aprendizaje, mientras se crea una relación de entendimiento y tolerancia entre estudiantes y maestros.
Recuerden que pueden sintonizar el programa ‘Exploremos para aprender’ por medio de la señal digital en vivo por la página de Radio Nacional de Colombia, también por la App o por la señal de TDT para conocer y escuchar más contenido de educación y pedagogía.
