La Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá condenó a doce años y medio de cárcel a Ronald Harbey Rivera Rodríguez, tras declararlo uno de los responsables de la tortura que la periodista Claudia Julieta Duque Orrego sufrió entre 2001 y 2004, por parte de varios agentes del DAS, a causa de su labor.
Al confirmar que la tortura padecida por Claudia es un delito de lesa humanidad, el Tribunal encontró que Rivera, en su calidad de entonces agente del DAS, es penalmente responsable como coautor. En concreto, los hechos endilgados al exfuncionario se remontan a marzo de 2003 y continuaron hasta diciembre de 2004.
Rivera Rodríguez era parte del Grupo de Inteligencia G3, desde donde se organizó toda clase de intimidaciones agresivas en contra de Claudia Julieta, quien entonces investigaba el crimen contra el humorista y también periodista Jaime Garzón. Como resultado, fue perfilada, perseguida y psicológicamente torturada.
En primera instancia, en mayo, el Juzgado Décimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá había absuelto a Rivera. Sin embargo, tras apelar la decisión, el Tribunal consideró que hay suficientes elementos para llevar al exagente a un centro carcelario. Por eso, incluso, ordenó su captura.
"Ronal Harbey Rivera rodríguez actualmente está prófugo de la justicia", publicó la periodista en su cuenta de X. "El 20 de noviembre fue condenado a 150 meses de prisión por tortura en mi caso. SE BUSCA", escribió Claudia, quien anotó que se trata de un funcionario activo de Migración Colombia.
El Tribunal adujo que la información aportada por Rivera al Grupo de Asuntos Especiales y al Grupo de Inteligencia G3 provocó la persecución de Claudia Julieta Duque, quien resultó señalada falsamente por ser auspiciadora del terrorismo. El hostigamiento fue tan grande que tuvo que exiliarse dos veces.
"A diferencia del juzgado, el tribunal no tiene duda alguna sobre la responsabilidad penal del acusado", se lee en el fallo de 68 páginas. "Existen pruebas de cargo consistentes y coherentes que merecen credibilidad y que satisfacen con holgura el estándar probatorio requerido para la condena", expresó el ente judicial.
El DAS había creado grupos internos para perseguir oenegés y periodistas. Hubo planes de desprestigios, amenazas, chantajes y varias operaciones con las que se presentaba a las personas perfiladas como objetivos que debían neutralizarse. Entre esos, el Colectivo de Abogados y Abogadas José Alvear Restrepo, del que Claudia era investigadora.
Claudia, como periodista y como parte del Colectivo, investigaba las circunstancias en las que fue asesinado Jaime Garzón. La labor del grupo, incluso, llegó en 2021 a la condena de 26 años de cárcel contra el exsubdirector del DAS José Miguel Narváez, cinco años después de que la justicia declaró la responsabilidad del Estado en el magnicidio.
Cuando las denuncias de Claudia Duque, de Reinaldo Villalba y del Colectivo estaban teniendo repercusiones, fueron perfilados. Claudia, en específico, fue torturada psicológicamente por agentes del DAS por haber señalado al Departamento por participar en el crimen de Garzón "y entorpecer la investigación de este".
"Los actos específicos de tortura continuada que la víctima narró fueron planeados y ejecutados por directores, subdirectores y agentes del DAS o con su connivencia, empleando recursos públicos, situación que obligó a Claudia Julieta a exiliarse del país en dos oportunidades y le generó secuelas en su integridad psíquica", planteó la Sala Penal.
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El fallo da cuenta de al menos doce documentos con los que el DAS ordenó, coordinó y ejecutó un conjunto tétrico de acciones encaminadas a intimidar a Claudia. Por ejemplo, un memorando exclusivo del DAS del 17 de noviembre de 2004 da la instrucción de llamarla para amenazarla.
"Señora, ¿es usted la mamá de María Alejandra? (Esperar contestación) Pues le cuento que no nos dejó otra salida, se le dijo de todas las formas y usted no quiso hacer caso, ahora ni camionetas blindadas ni carticas chimbas le van a servir. Nos tocó meternos con lo que más quiere. Eso le pasa por perra y por meterse en lo que no le importa, vieja gonorrea hijueputa", se lee en el documento.
Las amenazas se intensificaron desde 2001. En julio de ese año, la secuestraron en un taxi y los captores le hicieron saber que eso le pasaba "por desenterrar a los muertos" y por su amistad con Alirio Uribe, entonces director del Colectivo de Abogados. Claudia identificó a un taxi que merodeaba por su casa, y ese vehículo, de placas SHH348, era de la Dirección de Inteligencia del DAS, como se comprobó durante el proceso.
En septiembre de 2001, luego de los hostigamientos, Claudia se exilió por primera vez. Regresó al país en agosto de 2002, y un año después hizo un reportaje sobre Garzón, su muerte y las irregularidades en la investigación. El trabajo, transmitido en Noticias Uno, le valió un Premio Simón Bolívar en 2004.
En agosto de 2003, luego de la transmisión del reportaje, la tortura continuó. Recibió una llamada en la que le dijeron que su hija "no llegaría del colegio" y que "se había ganado un regalo". Tras la llamada, en su casa le dejaron un ramo de flores y un queso podrido.
Los meses siguientes fue víctima de varios seguimientos y llamadas que, incluso, puso de presente ante el cuestionado Jorge Noguera Cotes, entonces cabeza del DAS, quien no hizo nada. "Coincidencialmente, esto sucedió en forma paralela a la fecha en que el juicio por el caso del asesinado de Jaime Garzón estaba finalizando", apuntó el Tribunal.
Todos estos seguimientos continuaron hasta finales de 2004. El 17 de noviembre de ese año recibió una llamada en la que un hombre desconocido la amenazó, según la declaración de Claudia, con estas palabras:
"Ahora que yo ando en carro blindado, no tenía salida distinta que matar a mi hija, que la iban a quemar viva, que iban a esparcir sus dedos por mi casa, que ella iba a saber lo que era sufrir y otra serie de cosas que no recuerdo, como que me metí con el que no era"
"Finalmente, el 18 de diciembre de 2004 recibió otra llamada en la que alguien no identificado le expresó cuando escuchamos tu voz y la de tu hija nos dan ganas de cogerlas", narra la sentencia. Como consecuencia, Claudia Julieta se exilió del país en una segunda ocasión.
El Tribunal concluyó que Ronald Harbey Rivera Rodríguez, habiendo integrado varias unidades del DAS, aportó la información necesaria para que Claudia Julieta fuese torturada. Sus tareas no fueron solo de escritorio, sino que "incluían seguimiento a fuentes, es decir, trabajo de campo".
"Puestas, así las cosas, la sala encuentra que estos hechos convergen en la responsabilidad penal de Ronal Harbey: él integró la organización criminal existente en la Dirección General del DAS, pues desde su llegada en marzo de 2003 prestó su experticia para hacer seguimiento ilegítimo y obtener información de ONG y entes opositores al Gobierno", anotó el Tribunal.
La sentencia concluyó, al encontrar culpable a Rivera Rodríguez, que "en el 2004 suministró, mediante el GAES, datos relevantes del Colectivo a la Subdirección de Operaciones y, además, en noviembre de ese año, en el GEI-3 hizo seguimientos y analizó la información relacionada con Claudia Julieta".