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La biodiversidad de Colombia en sonidos: así fue estudio del biólogo Mauricio Álvarez

Más de 23.348 archivos de audios hacen parte de la colección de sonidos ambientales del Instituto Humboldt.

“En la naturaleza uno ve muy poco de lo que oye”. Así describe el biólogo Mauricio Álvarez su experiencia de más de 25 años recorriendo las selvas colombianas para grabar los sonidos de la naturaleza. A él, pionero en esta actividad, se le atribuye la colección de más de 23.348 archivos de audios ambientales que resguarda el Instituto Humboldt, la más completa de América Latina.

La colección incluye registros de especies y paisajes de alrededor de 551 localidades de los principales ecosistemas del país: las regiones Andina, Caribe, Orinoquia y Amazonia, y de 30 departamentos.

En términos taxonómicos -explica el instituto-, se encuentran representadas alrededor de 1.030 especies: aproximadamente el 69 por ciento del número total de especies de aves nativas registradas para el país, 2 por ciento de los anfibios y 3 por ciento de los mamíferos.

Gracias a esta caracterización de sonidos se logró la ampliación de los Parques Nacionales Naturales Chingaza y Serranía de Chiribiquete. Y gran parte de ese trabajo se le debe a Álvarez, quien inició estos registros en el río Duda, afluente del río Guayabero, en el departamento del Meta, donde fue encargado de la estación primatológica de La Macarena.

“Era adictivo llegar a los sitios de muestreo a las 5 de la mañana, justo antes de que amaneciera. El bosque para ese momento es un lugar lleno de sombras. En la medida en que se va ganando luz, los sonidos empiezan a incrementarse hasta la explosión de un concierto que pocos tenemos el privilegio de apreciar. Es justo en ese momento en que debe empezarse a grabar”, cuenta Álvarez.

Por una hora de grabación, el biólogo duraba al menos tres para reconocer los sonidos. Aunque el trabajo no se limita solo a una escucha, pues -dice- con el tiempo al volver a escuchar los audios se pueden identificar otros sonidos que antes pasaron desapercibidos.

“Fui el tercer empleado que tuvo el Instituto Humboldt”, recuerda. Llegó en 1992, año en que se fundó el instituto. “No se tenían grabaciones de este tipo en Colombia, de manera que fue como armar un castillo de naipes”, señala. En su inventario hay más de 10 mil grabaciones, 30% de las cuales aún faltan por redescubrir.

“Lo más estimulante es escuchar un sonido que no se puede identificar y empezar a buscarlo para luego confirmar que se trata de un nuevo registro o una nueva especie endémica para el país (...) Hoy es posible instalar grabadoras autónomas que se programan para que capten sonidos en determinados intervalos por largos períodos de tiempo, así como la digitalización del material”, expresa.

El Instituto Humboldt destaca que “el estudio de los paisajes sonoros permite evaluar el estado de conservación de los distintos ecosistemas y conocer el impacto de la intervención humana, así como monitorear la biodiversidad a largo plazo”.

Por eso, con la colección ha producido ocho guías sonoras, principalmente con cantos de aves de registros, especialmente, de la zona Andina. Puedes conocer las Colecciones de Sonidos Ambientales: Mauricio Álvarez Rebolledo aquí.

*Con información del Instituto Humboldt

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