Alexander McCartney, que reconoció las 185 acusaciones en su contra, es "la primera persona en Reino Unido en ser condenada por homicidio cuando su víctima residía en un país extranjero", indicó un responsable de la policía norirlandesa, Eamonn Corrigan, a los medios de comunicación, denunciando a un "repugnante depredador de menores".
El exestudiante de informática se hacía pasar por una adolescente para entrar en contacto con niñas de todo el mundo a través de Snapchat, antes de chantajearlas.
Cimarron Thomas, de 12 años y originaria de Virginia Occidental (Estados Unidos), se suicidó en mayo de 2018 para no tener que cumplir con las exigencias de Alexander McCartney, quien le pedía que involucrara a su hermana menor en actos sexuales.
Dieciocho meses después, su padre, Ben Thomas, devastado, también se quitó la vida.
El jefe de la policía norirlandesa denunció a un "repugnante depredador de menores" que cometía delitos a "escala industrial", con víctimas en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
Alexander McCartney se había declarado culpable de homicidio y decenas de delitos más.
Admitió haber chantajeado, fabricado y distribuido "imágenes indecentes" e incitado a niños a participar en actos sexuales desde su dormitorio en su casa familial en Newry, en Irlanda del Norte.