EFE
Agentes de la Policía ecuatoriana dispersaron este jueves, con una limitada carga motorizada y algún que otro bote de gas lacrimógeno, una manifestación en Quito convocada por un sindicato contra la situación económica y la gestión del Gobierno de Lenín Moreno.
La carga policial, en decenas de motocicletas, se produjo en la plaza de Santo Domingo, en el casco histórico de la capital, después de que participantes en la concentración arrojaran piedras y otros objetos contra fuerzas de seguridad apostadas en una de las intersecciones que conducen al Palacio presidencial de Carondelet, a unos 600 metros.
Carga motorizada
Los policías motorizados irrumpieron en la plaza con sirenas y dispersaron a cientos de manifestantes al tiempo que un helicóptero sobrevolaba la zona apoyando la operación desde el aire.
Este incidente violento, de unos 15 a 20 minutos de duración, fue el único de una marcha que hasta ese momento había transcurrido en las más absoluta calma y que al caer la noche ya se había dispersado.
Al menos 2.000 manifestantes secundaron la convocatoria del Frente Unitario de Trabajadores (FUT) para protestar la agudizada situación de crisis económica que vive el país por la pandemia del coronavirus, los desempleados que ha provocado y el rechazo a las condiciones pactadas recientemente por el Ejecutivo con el Fondo Monetario Internacional -FMI-.
Al grito de “ahí están, esos son, los que defienden la corrupción", “vamos pueblo, el pueblo no se ahueva", o “abajo el Morenato, abajo el FMI", la marcha partió lentamente del parque El Ejido con dirección a la Plaza de Santo Domingo, un recorrido de unos 2,5 kilómetros.
El coronel Richard Coellar, jefe de Operaciones de la Policía Nacional del Distrito Metropolitano de Quito, explicó al inicio de la marcha que la institución había negociado con los líderes sindicales que el recorrido se trasladase a la zona de La Marín, en lugar de proceder por la calle Guayaquil, que se adentra por el casco histórico y conduce al Palacio de Carondelet.
Fuertemente custodiada, con decenas de agentes en cada intersección del recorrido, la marcha se adentró en la Plaza y el brote de violencia se originó cuando un grupo del final, según algunos testigos “estudiantes universitarios" que se sumaron posteriormente, arrojó piedras e insultó a los agentes.
“Tiraron algo y zarandearon las verjas", relató a Efe uno de los testigos, tras lo cual la Policía arrojó gas lacrimógeno, entre uno y dos botes, y entró a la carga a dispersar la manifestación.
La queja social
Hasta ese momento, y bajo una profusión de banderas rojas de la central sindical, y alguna que otra de Ecuador, los participantes habían recorrido sin incidentes las calles del centro colonial, que se encontraban vacías de vecinos y con una fuerte presencia policial.
“Hay mucha injusticia en el país, la corrupción, el mal liderazgo que ha provocado despidos y hace leyes para los privilegiados", argumentó a Efe uno de los participantes llegado de la provincia andina de Cotopaxi, Carlos Pérez, para explicar su presencia en la protesta.
La sede del Gobierno y sus alrededores suelen estar fuertemente custodiadas desde los disturbios de octubre de 2019, cuando decenas de miles de ecuatorianos tomaron el centro de la ciudad y se produjeron enfrentamientos en los murieron una decena de personas y más de 1.500 resultaron heridas.
Ecuador quedó paralizado en gran medida entre el 3 al 13 de octubre del año pasado por esos disturbios, en que quedaron bloqueadas vías cruciales del territorio nacional y fueron tomadas infraestructuras estratégicas.
Esas manifestaciones se produjeron en protesta a un decreto que eliminaba históricos subsidios a la gasolina, luego derogado para aplacar las protestas.
Sin consecuencias en otras ciudades
Para esta ocasión, los accesos al casco histórico habían sido cerrados con verjas y alambres de espinos, detrás de los cuales se apostaron decenas de hombres de unidades antidisturbios y, también, alguna que otra tanqueta antimotines.
La Policía ecuatoriana preparó para este jueves un contingente de 47.000 efectivos para hacer frente a una posible erupción de violencia en las casi 20 marchas y convocatorias de protesta convocadas por los sindicatos, a las que se sumaron algunos grupos sociales y estudiantiles.
Pablo Rodríguez Torres, director de Operaciones de la Policía Nacional, detalló que no todos los agentes estarían en las calles, sino que serían sacados en una operación por fases teniendo en cuenta la evolución del riesgo en cada lugar.
Una situación que no ha sido necesaria porque la inmensa mayoría de las protestas transcurrieron en calma.
En Guayaquil, la segunda urbe del país, también hubo otra concentración del sindicato FUT a media tarde que comenzó en la Plaza Centenario, aunque en ese caso transcurrió con normalidad entre los piquetes de policías.
También en Cuenca, la tercera ciudad del país, se registró otra concentración, aunque mucho más reducida que las dos anteriores y sin que se haya informado de ningún incidente.