Arte y cultura, los bastiones de la juventud colombiana en el camino hacia la paz
Hablar de paz en Bojayá, Chocó, es encontrar versiones encontradas entre los jóvenes. Para muchos significa vivir tranquilos, para otros se traduce en que haya oportunidades de salir adelante para ellos y sus familias, pero en lo que sí coinciden es que no quieren volver a escuchar el sonido de las balas ni de los artefactos explosivos que por tanto tiempo han interrumpido el sonido de los bombos, clarinetes, platillos, redoblantes y arrequintas con los que suena la chirimía chocoana, ritmo musical que predomina en el departamento.
“Yo la paz la veo como una zona de respeto, amabilidad, una sensación cálida. Aquí estamos construyendo la paz con la realización de actividades recreativas y haciendo murales alusivos a la paz”, asegura Jadier Heredia Mena, joven pintor de Bojayá.
Muchos de las paredes que hay en el centro de Bellavista, cabecera municipal de Bojayá, están pintadas por jóvenes del municipio, artistas empíricos que guiados por pintores de otros lugares logran plasmar sus sentimientos y anhelos sobre las paredes que retratan el sentir de un pueblo.
Actualmente a Bojayá ya llegó la Universidad Tecnológica del Chocó, un pilar más para ayudar a la construcción de paz, ya que hoy en día salen más profesionales que hace 15 años, lo que ha significado una mano de obra calificada local que contribuye al desarrollo del municipio.
La danza y la pintura son aportes fundamentales de los jóvenes a la paz en Bojayá, por medio del arte la sociedad bojayaseña se ha transformado en los últimos años generando espacios de esparcimiento sano para niños, niñas y adolescentes.
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Arte audiovisual, cultura y deporte en Ituango
El festival de cine se ha convertido para los jóvenes de Ituango en una inspiración para construir paz, desde la ruralidad y el casco urbano se realizan cortometrajes enfocados en la reconciliación y la resiliencia de este municipio.
“Los jóvenes de Ituango vemos la paz como la única salida que tenemos para poder construir territorio, para poder avanzar, para poder quedarnos aquí y seguir construyendo tejido social, para seguir trabajando de la mano de nuestras familias, de nuestras comunidades (…) yo creo que es como el único camino que tenemos para salir adelante”, manifestó Fabian Álvarez, integrante del concejo de juventud de Ituango.
Mitigar el conflicto y reconstruir un municipio que ha sido golpeado por el conflicto es el objetivo de los jóvenes de este municipio antioqueño, por eso están generando entornos protectores con el fin de que otros jóvenes se unan a estas iniciativas que le aportan a una construcción de paz en su territorio.
“Se acerca el festival de cine donde muchos jóvenes van a estar aportando desde sus talentos y sus capacidades, desde lo audiovisual (…) es una manera de mostrar una cara amable de un territorio”, expresó Esteban Úsuga, líder comunitario de Ituango.
A los jóvenes de Ituango les preocupa, además de la paz, el medioambiente, el trabajo de género, el feminismo y también la participación y toma de decisiones; sin embargo, no bajan la guardia y aseguran que el camino de la paz los llevará a lograr estos objetivos, a través de la cultura y el deporte.
“La paz es la única esperanza que tenemos. Que esa paz sea verdadera, una paz que repare a todas las víctimas, una paz que genere confianza de los unos con los otros y que no nos sigamos haciendo daño”, agrego Fabián Álvarez, integrante del Concejo de Juventud de Ituango.
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Recursos naturales para la paz
Inspirados en “La Querida Amazonía”, exhortación apostólica hecha por el papa Francisco en la que promueve el cuidado de la naturaleza, más de 80 jóvenes del municipio de Leguízamo, Putumayo, lideran acciones para la construcción de la paz y la protección del medioambiente.
“Respetando a la fauna silvestre, a los milenarios bosques que se extienden desde el departamento del Putumayo hasta el Amazonas, se empieza con la construcción de la paz”, expresó John Edison Cartagena, seminarista de la pastoral juvenil del Vicariato Apostólico de Leguízamo.
Y es que para reconciliarse con la madre naturaleza y la sociedad, asegura que la juventud trabaja en el cambio de actitud para la conversión social, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones viven en un territorio con realidades complejas generadas por el conflicto. Por eso en los 10 barrios más vulnerables buscan a los jóvenes que quieran transformar sus realidades a partir de la cultura y el trabajo social.
“Los jóvenes somos transmisores de valores y por eso es importante que perviva el amor, la solidaridad y el respeto desde los hogares en Puerto Leguízamo, una zona que con el paso de los años se ha visto afectada por la violencia. Es hora que las nuevas generaciones recapacitemos y comprendamos que la música y la pintura son verdaderas herramientas para alcanzar la paz”, dice el líder social juvenil Gabriel Biguidima.
Para cerrar esos malos episodios de la violencia, Gabriel considera importante el fortalecimiento de la convivencia social, vital principio para apoyar a los hogares desplazados y proteger a la madre naturaleza. “Cuando estemos reconciliados con nuestro corazón, seguro que se palpará la armonía social y, de paso, se percibirá la paz con los recursos naturales que rodean a la Amazonía colombiana”, expresó.
Hoy Colombia se transforma a través de las nuevas generaciones, que tienen como tarea fundamental erradicar el estigma de las zonas más afectadas por el conflicto armado, potenciar los territorios a través del turismo para que el mundo conozca las bondades naturales y gastronómicas del país.
