Juan Rafael no era guerrillero: 21 años de lucha por la verdad en un caso de falsos positivos
El 15 de abril del 2004, miembros del Ejército ingresaron a la finca de Juan Rafael Giraldo, un campesino del corregimiento Santa Ana del municipio de Granada, en Antioquia.
Lo sacaron a la fuerza, sin razón alguna lo asesinaron y desaparecieron su cuerpo.
Días más tarde, como para incrementarle el dolor, su pequeña hija, Diana Giraldo, vio cómo los noticieros presentaban a su padre como guerrillero muerto en combate.
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Los Giraldo salieron huyendo de la región, dejando en el olvido el trapiche, los cultivos de café, las plantaciones de yuca, plátano y caña de azúcar. Pero fue Maribel, nieta de Juan Rafael, quien años más tarde se empecinó en desenterrar la verdad sobre su abuelo, en devolverle la dignidad a su nombre.
Con ayuda de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas logró encontrar su cuerpo en el cementerio de Cocorná, a donde había ingresado tras su asesinato como cuerpo no identificado.
“Saber que él ya va a estar ahí en un lugar a donde uno lo puede visitar, eso da alivio. Es alegría porque ya lo vamos a tener con nosotros y saber dónde está; y tristeza, eso siempre lo siente uno con un familiar”, narra Maribel.
21 años pasaron para que Juan Rafael pudiera ser despedido por sus familiares. 30 de ellos se reunieron en una ceremonia religiosa para hacer memoria de él y sopesar el peso de un pasado marcado por el desarraigo.
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“Mi papá era una muy bella persona con todo el mundo, muy servicial. Trabajaba la caña, trabajaba el café; teníamos muchas siembras. Pero todo eso quedó por allá, a nosotros nos tocó venirnos así, sin nada”, recuerda Diana Giraldo, su hija.
Acaso el digno entierro de Juan Rafael ayudará a los Giraldo a sobrellevar, desde ahora, el dolor y la ausencia.
Según datos de la Unidad de Búsqueda, en el Oriente antioqueño hay 3.227 personas desaparecidas. En Antioquia, el registro asciende a 25.728.
