‘Territorios posibles’: una exposición para repensar el ser Caribe
¿Cómo se imaginan el ser Caribe? Entre la algarabía de fiestas a diario, el rebusque para quien nada es imposible o la desfachatez que ahoga la vergüenza en el calor y raya en la misoginia, ¿cierto? Entre los prejuicios del dicharachero, alegre, flojo y machista. Y sí, podemos ser todo eso. Pero no. No somos solo eso. Repensar la identidad costeña en toda su dinámica diversidad es lo que se propuso ‘Territorios posibles’, una exposición de artistas barranquilleros que incluye obras contemporáneas de igual diversidad de formatos, que hasta el 1 de octubre ocupan los espacios de la galería Plural Nodo Cultural de Bogotá.
¿Qué pasa con quienes no encajan en el molde del imaginario de lo que es ser costeño y que, aún así, son medidos y juzgados bajo ese modelo? A esa pregunta llegó, por experiencia en su propio ser, la curadora de la exposición, Oriana Lozano. “Aquellas personas que encajan en ese molde se manejan mejor en la ciudad, mientras que los que no, tienden a ser un poco dejados aparte o criticados, o por lo menos objeto de comentarios. Personas que hacen parte de la comunidad queer, o que simplemente por gustos musicales u otros intereses se alejan de esos atributos. Eso siempre me generó cuestionamientos: ¿por qué en la ciudad tenemos una sola forma de ser Caribe aceptada? ¿Y los que no somos así?”, dice.
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Hay múltiples luchas y negociaciones que aún persisten en la construcción de la identidad Caribe que, contrario a la percepción de afuera, puede ser todo menos singular y homogéneo. Y a esa imposición caricaturesca y limitante respondieron las obras de los seis artistas barranquilleros que, detrás de video-performance, instalaciones, fotografías y pinturas, hacen un esfuerzo por ilustrar las muchas narrativas y personalidades que convergen en ese místico espacio territorial inmortalizado por el paseo vallenato y las novelas del realismo mágico. Una invitación a cuestionar las tradicionales relaciones con la ciudad, la historia y el género -que bien podría aplicar a cualquier prejuicioso imaginario regional-.
El desinflado balón de fútbol del “macho”, junto a las plumas con las cuales se señala lo gay, cuestionan lo heteronormado en la serie fotográfica ‘Patea con la dos’, de Rubén Barrios. El cortometraje donde Rita enfrenta, en una inusual excursión al supermercado, las exigencias impuestas a su cuerpo y a su rol social, cuestiona el papel de la mujer en la alta sociedad barranquillera en ‘Rita va al supermercado’, de Jessica Mitrani. El video-performance de cinco extraños pintados de verde de la punta de los dedos del pie hasta la cima de la cabeza, caminando desprevenidos por la selva de cemento que construye las calles de Barranquilla, cuestiona el desarrollo urbanística de una ciudad de espaldas a la naturaleza en ‘Desplazamiento en verde. De la serie 'Recorridos cromáticos’, de Dylan Altamiranda.
O también se exhiben parte de los 200 cuadros de pintores anónimos que llenan de colores estridentes las fachadas de comercios locales, la exaltación de la estética popular en ‘La canasta familiar’, de Fernando García Vásquez. O los inverosímiles escenarios para habitar una playa con impermeable, botas y medias de lana en ‘Acciones para no mojarse en la playa’, de Cinthya Escorcia. O la instalación de fotografía y dibujo a tinta que recorrió una ciudad para evidenciar la normalización de creerse otras ciudades, en los nombres de los edificios que conforman ‘Geografía imaginaria’, de Carlos Vergara.
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“La intención es mostrar que hay otras formas de ser Caribe. Que el Caribe es ese modelo, pero a la vez es otro. Y todos conviven en el mismo territorio. Que de verdad no es una sola estructura rígida y homogénea. Somos diferentes y nos apropiamos de las cosas para crear nuestra identidad de una manera diferente. Y todas esas formas son válidas, aunque no sean todas idénticas”, argumenta la curadora.
Pero como es improbable hablar del Caribe sin la expresión que lo sacó del anonimato: la literatura, ‘Territorios posibles’ incluye una esquina del archivo queer mejor conservado, en manos del investigador Danny González Cueto, que incluye una cuidadosa selección de todo tipo de recortes que dan cuenta de las prácticas transformistas que han visto surgir en patrimonio al Carnaval de Barranquilla. Y otra esquina con una modesta biblioteca Caribe con los grandes: Gabriel García Márquez o Álvaro Cepeda Samudio, las grandes invisibilizadas: Marvel Moreno, y los nuevos: Kervin Larios, entre muchas letras más.
¿Dónde se puede ver?
‘Territorios posibles’ está exhibida hasta el 1 de octubre en la galería Plural Nodo Cultural, ubicada en el barrio San Felipe de Bogotá (Cl. 72a #22-62).
Cocina y visita guiada: otras actividades
Como también es improbable pensar en el Caribe sin su comida, el próximo 17 de septiembre la galería tendrá una intervención de cocina con el colectivo momposino El Mafufo, para ahondar sobre la literatura Caribe, comiendo. La entrada es libre. Y, por supuesto, se comerá rico.
Más tarde, en la clausura, la curadora Oriana Lozano tendrá una conversación con un invitado especial posterior a una visita guiada por la exposición. La fecha la encontrarán en las redes sociales de Plural Nodo Cultural… “Yo tuve muchos problemas con la identidad Caribe. Me reencontré con ella estando por fuera en otro país, donde aprendí a crearla a mi manera, a apropiarme de ella. (...) No nos damos cuenta que invisibilizamos otros diálogos que se están dando al interior de la región sobre la construcción de lo que es ser Caribe”, expresa.
¿Te sientes identificado? No dejes de visitar una exhibición que invita a repensarse, independientemente de la región de la cual se sea, o en la que se habita.
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