El diablo volvió a caminar por las calles de Riosucio, Caldas para celebrar su tradicional Carnaval
A Riosucio, Caldas un municipio ubicado en el occidente del departamento regresó el Carnaval, una fiesta que es Patrimonio Inmaterial de la Nación y que tiene como epicentro la palabra, el color y la memoria.
Esta fiesta que inició el 6 de enero, según Jhon Jairo Barahona García canciller de la Corporación Carnaval de Riosucio, tuvo como eventos principales la Maratón del Diablo, un evento deportivo en el que participan atletas profesionales y aficionados con los disfraces particulares de la fiesta.
Así mismo se homenajearon a quienes murieron en los últimos cuatro años por Covid-19, y que hacían parte de diferentes expresiones artísticas del carnaval.
Para el directivo, los principales actos giran en torno a la palabra, máxima expresión de las cuadrillas tanto infantiles como de adultos, que con llamativos disfraces y máscaras engalanan las calles del municipio durante dos de los seis días de carnaval.
“El Carnaval está en la lista representativa del Patrimonio Intangible del Ministerio de Cultura, lo que quiere decir que es una fiesta a la que el ministerio le hace seguimiento para que no pierdan su esencia cultural, y dentro de esos temas están las cuadrillas” dijo Barahona García.
Aunque el carnaval inicio a las 00:00 horas del viernes 6 de enero, sólo un día después se conoció la efigie del diablo, la figura carnavalezca de este lugar que según los directivos de la corporación, no es cercano a la imagen católica sino un alegre personaje que une y protege la fiesta.
“Nuestro diablo no es un diablo malo, y tampoco es la razón de nuestra fiesta, lo realmente propio de nuestro carnaval son los matachines y las muestras tradicionales, para los demás gustos tenemos una programación alternativa” concluyó Jhon Jairo Barahona García canciller de la Corporación Carnaval de Riosucio.
Entrada del diablo
Uno de los símbolos más importante de la festividad es la efigie del diablo, que para este 2023 tiene un tamaño de siete metros de altura, y posee elementos del demonio judeocristiano, mezclada con símbolos de culturas indígenas y negras.
Para Diego Jurado su diseñador, “los cuernos de toro representan la fortaleza del culto africano a la selva para vencer a la serpiente, la cual también lleva enroscada y es en su origen símbolo de sabiduría. Sus colmillos son los del jaguar del culto indígena al sol”.
Esta inmensa figura tiene además, alas de murciélago, las cuales representan el Demonio cristiano, y lleva en sus manos un calabazo con guarapo como símbolo del culto aborigen a la tierra.
Las cuadrillas del Carnaval
El origen de las cuadrillas se remonta al siglo XVIII, cuando cuatro grupos de a diez jinetes con su capitán, cada uno disfrazado según el tema, hacían una danza ecuestre al son de las músicas.
Fue así como en Quiebralomo una de las veredas de Riosucio, se mezclaron las cuadrillas ecuestres con las dramatizaciones cantadas de los negros. Las cuadrillas riosuceñas son conformadas en secreto a lo largo de dos años y su propósito es cantar con acompañamiento de un conjunto musical propio, el tema escogido para evaluar la vida, el mundo y las cosas.
