José Leonel, el joven que conducía bicicleta por más de dos horas para aprender clarinete
Algarrobo está de fiesta: suenan las puyas, el son, los merengues y el paseo en cada esquina de este pequeño municipio en extensión, pero grande en talento. Este viernes 10 de noviembre inicia la quinta edición del Festival de Acordeones y Canción Inédita Valle de Ariguaní, denominado ‘un canto por la vida’.
Este festival, que subirá el telón con un concierto protagonizado por los estudiantes de la escuela de música de este municipio, tiene detrás de bambalinas al profesor José Leonel Bernate de Ávila, oriundo de Algarrobo, quien en sus tiempos de adolescencia se las ingenió para aprender a tocar un instrumento, en su caso el clarinete.
Ante la falta de un espacio y de docentes dispuestos a enseñar música en su pueblo, a José Leonel no le quedaba otra que tomar su bicicleta y emprender un camino de casi de dos horas, bordando la línea del tren, para llegar al vecino municipio de El Copey, Cesar.
“En mi afán por aprender a tocar un instrumento, yo me aventuraba, iba a El Copey y allí en la escuela de ese municipio aprendí a tocar el clarinete; en mi municipio no había donde aprender”, comentó.
Fue tanto el amor por el clarinete que José Leonel terminó estudiando música en la Universidad del Atlántico. Pero, además, uno de sus sueños hoy se convirtió en realidad.
“Yo tenía una ilusión y era que los niños de mi municipio tuvieran esa oportunidad de aprender música, esa que yo no tuve aquí y por eso me tocó recorrer kilómetros para aprender a tocar el clarinete”, expresó.
El profe, como le dicen sus alumnos, señala que gracias a las políticas de la actual administración municipal son muchos los niños, niñas y adolescentes que han contado con la posibilidad de aprender a tocar el acordeón.
“La alcaldesa Liceth Prieto impulsó la escuela de música, nos dio un espacio ubicado en el Parque Temático, además, contrató a personas preparadas para enseñar, para trabajar en la formación. Antes era muy difícil ver a un niño de una zona vulnerable del municipio ejecutar el acordeón, es un instrumento muy costoso, cerca de seis millones, pero no hoy tenemos 12 en la casa de la cultura, también caja y guacharaca”, relató José Daniel, quien agregó que algunos niños ahora solo cruzan la calle y ya están en la casa de la cultura con la oportunidad de aprender.
Este docente egresado de la Universidad del Atlántico indicó que años atrás Algarrobo se había quedado en la formación de músicos, “estábamos relegados por municipios vecinos, como Fundación y Aracataca, no obstante, hoy somos referentes, ya las poblaciones vecinas destacan nuestro crecimiento y el Ministerio de Cultura siempre que nos visita se sorprenden por nuestro buen trabajo”.
Te puede interesar:
- La Damagua y el Cabecinegro: fibras y símbolos de resistencia para mujeres del Chocó
- 'El Ángel de Camarón' fue premiado en el Festival Audiovisual de los Montes de María
- Museo Internacional de la Esmeralda, un viaje al mundo de la piedra preciosa insignia de Colombia
Para esta nueva edición del festival se inscribieron 24 participantes en el reglón de canción inédita y 15 en el de acordeón, en el cual tienen un papel importante esos jóvenes que pasaron por la escuela de música de Algarrobo, además, de los estudiantes más sobresalientes de la actual corte.
¿Cómo nació el festival?
La alcaldesa de Algarrobo, Liceth Prieto, reveló que el festival surgió ante la necesidad de crear un proyecto le diera identidad cultural al municipio y se convirtiera en un espacio para que los jóvenes mostraran su talento.
“Nosotros estamos impulsando esa formación musical de los más pequeños de nuestro territorio. También queríamos contar con un espacio para impulsar el turismo a través de la cultura y que mejor como un festival de esa clase. Hicimos parte del Magdalena Grande, tenemos historia en el vallenato y con este evento trabajamos en esa búsqueda de fortalecer las tradiciones”, dijo la mandataria municipal.
Prieto resaltó que el festival se desarrolla en el contexto de las fiestas patronales en el municipio, que son en honor a San Martín de Loba.
“Tenemos cabalgata, conciertos, juegos tradicionales y un sin fin de actividades para que nuestra población se divierta y comparta en familia”.
En una tierra donde las balas una vez reemplazaron los sonidos de la música, hoy tiene todo listo para que suene el acordeón, acompañado de la caja y la guacharaca y con ellos el sueño de unos jóvenes que tuvieron la oportunidad de aprender a ejecutar este tradicional instrumento a escasos pasos de sus casas.
