Por: Jesús Díaz, Radio Nacional Chaparral
Cuenta la historia que en el río Magdalena, en el Puerto de la Caimanera ubicado en el Espinal (Tolima), cantaba y se aparecía el Mohán: un hombre corpulento, de larga cabellera, barbado y lleno de atuendos con un tabaco en su mano. Algunos lo describen como un indígena moreno, acuerpado y con dientes de oro; otros como un ser malvado, traicionero, risueño y señor de las aguas.
Hay un gran número de cuentos que afirman que se enamoraba de las mujeres que lavaban a las orillas del río Magdalena y, era tanta la cacería que les hacía, que lograba llevárselas bajo promesas de juventud eterna para perderlas en las profundidades de las aguas con paisajes de corales y una cueva gigante llena de tesoros. Se dice que los pescadores le llevaban tabaco y licor como forma de pago para que los dejara pescar tranquilos, y el Mohán, en retribución, les daba la mejor pesca.
Pero más allá de los relatos que lo contemplan como un hombre tenebroso, y hasta macabro, algunos manifiestan que el Mohán no era un mal tipo. Rodrigo Bermúdez, gestor cultural e historiador del Espinal, asegura que “el Mohán resguardaba mucho que no fueran a dañar el pescado pequeño. Cuentan que sus apariciones eran una forma de enviar un mensaje en defensa del río Magdalena, conocido también como Yuma (río amigo,) y en busca de su bella amada”. El Mohán vivía enamorado de jovencitas en plena edad de la pubertad. De ahí la canción de Garzón y Collazos (El Río y El Mohán) en la que narran como lloraba su pena y era un prisionero del parque mitológico del Espinal junto a su lavandera donde él, es el rey.
Otros relatos afirman que se aparecía como Poira en el río Coello, una especia de trasfiguración del Mohán, de allí se habla de las “Cuevas del Poira”. Lo cierto es que cuando se habla del Mohán o Poira, en el Tolima, se hace alusión al mismo personaje. Con él hay muchos mitos como la madre monte, la pata sola, el guando, el pájaro silbador, la mula de rafles, la llorona y los tunjos; pero el rey de toda la mitología que se ha concentrado y vivido en el corazón de los campesinos es el Mohán, quienes aseguran haberlo visto.
Es tanta la tradición cultural que existe en esta parte de Colombia alrededor de este personaje, que desde el 2012, se celebra en septiembre el festival del Rio y el Mohán en la Caimanera (Espinal), en el que habitantes y turistas pueden participar en el concurso del mejor viudo de pescado, el reinado departamental y el mejor Mohán.
Y aunque esta leyenda trascienda de generación en generación, sigue siendo todo un misterio pues nadie se atreve a augurar una futura aparición. Lo que sí es real es “El Parque Mitológico del Espinal (Tolima)” inaugurado en el año 1993, escenario también de las fiestas de San Pedro en la segunda ciudad más importante de este departamento. Un sitio donde la imagen y las figuras de estos personajes mitológicos están plasmados y perdurarán por siempre como evidencia de que sí existieron.
Tanta coincidencia en las historias a orillas de uno de los ríos más importantes de Colombia, hacen que El Mohán, continúe siendo una de las figuras mitológicas más elaboradas; que alimenta toda la curiosidad e imaginación en decenas de relatos de sus pobladores y en cada tradición o creencia ancestral.