Día Mundial de la Ópera: teatro, música y canto en escena
Imaginemos que nos sorprenda una voz celestial, que nos arrebata, dejándonos extasiados, en total silencio. El poder de la voz, voz excepcional, la de los cantantes de ópera, cuyas arias están en la memoria de muchos. Son la parte esencial de la ópera, que es a la vez teatro, música y baile: un espectáculo total.
En sus inicios, la ópera fue un espectáculo popular, se fue volviendo, hasta el siglo XX, diversión de las clases altas para volver luego a concitar un público más diverso.
El 25 de octubre es el día del homenaje a este género teatral y musical que es la ópera. Ha sido escogida esta fecha por las corporaciones de Europa y América porque es la del nacimiento de los compositores Georges Bizet y Johann Strauss.
La ópera nace en Italia a finales del siglo XVI, absorbiendo las mascaradas, los bailes cortesanos, los madrigales. Un grupo de músicos y de melómanos, recordando la antigua tragedia griega donde se cantaba también, se unieron en la Camerata florentina para promover el desarrollo de la ópera.
El primer gran compositor fue el italiano Claudio Monteverdi, con Orfeo. Pronto el género se expandió a Alemania, España y Francia, pasando del barroco al clasicismo y luego al romanticismo en el siglo XIX.
En la ópera, basada en un libreto, hay generalmente una obertura, y luego recitativos, intermedios, coros y arias. En España, una variante fue la zarzuela., donde los recitativos no son cantados sino hablados.
Varios de los grandes músicos más conocidos compusieron óperas: Verdi, Haendel, Mozart con las bodas de Fígaro, don Giovanni y la Flauta mágica, Beethoven con Fidelio, Wagner con Tristán e Isolda.
No son pocas las óperas registradas, pero hay unas que son hoy objeto de representaciones reiteradas y con un gran público. Probablemente las más interpretadas son: La Bohemia, de Puccini; Carmen, de Georges Bizet; La Traviata, de Verdi y la Flauta Mágica de Mozart.
Los cantantes de ópera, seres de voces privilegiadas, son hoy unas grandes “vedettes”. En la época moderna, el primero fue Caruso y luego entre los más reconocidos en el presente están Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, María Callas, Renata Tibaldi, en Colombia Valeriano Lanchas y Marta Senn.
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Los principales escenarios de las óperas son La Scala de Milán en Italia, la Opera Garnier en París, el Metropolitan Opera House en Nueva York con un aforo de 4.000 puestos, pero también las termas de Carracala en Italia, al aire libre, o en Colombia donde se presenta Opera al parque, que puede ser en el parque de la 93 o en Corabastos, en Bogotá.
Ópera en Colombia
La ópera llegó a Colombia en el siglo XIX, con músicos italianos, algunos de los cuales se quedaron en el país crenado escuela de canto.
Uno de ellos, Oreste Sindici, se volvió famoso por haber compuesto la música de nuestro himno nacional.
La primera ópera colombiana fue Ester, compuesta por Ponce de León. Otro compositor fue Guillermo Uribe Holguín, autor de Furatena y, más recientemente, Juan Pablo Carreño con La vida es sueño.
A finales del siglo pasado, Gloria Zea desde Colcultura creó en 1976 la ópera de Colombia, con coro propio. No contó con mucho apoyo estatal, pero en 1991, en la dirección de la Fundación Camerin del Carmen, logró un nuevo impulso, con cantantes y directores de orquesta colombianos y extranjeros.
La ópera es un género exigente. La voz profunda de los cantantes se acompaña de la gestualidad teatral, y generalmente de escenarios majestuosos. Pero, además de ello, detrás de cada pieza hay una historia con un buen número de personajes y acciones y, especialmente, con un argumento que lleva al espectador a la profundidad de sentimientos humanos.
