Cada 7 y 8 de diciembre las apacibles calles de Quimbaya, un municipio ubicado en el noroccidente del departamento del Quindío, a 35 minutos de Armenia, se engalanan con miles de luces en el Festival de Velas y Faroles para conmemorar la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y dar inicio oficial a la Navidad.
El Festival, nombrado Bien de interés cultural de Quimbaya y Patrimonio Cultural Inmaterial del departamento, nació en los primeros años de la década de los los años 80, más exactamente en 1982, como una iniciativa de los integrantes del Club de Jardinería del municipio, quienes convocaron a la comunidad a diseñar y fabricar faroles en honor a la fiesta religiosa dedicada a la Virgen.
Cuentan los pobladores que los primeros faroles, creados en el Barrio Sierra Ochoa, por familias y grupos de amigos, se diseñaron en cartulina y papel seda de diversos colores, mientras que los primeros alumbrados se realizaban en guadua, con faroles en papel celofán, tarros, chamizos y las velitas que se ubicaban sobre las aceras y balcones de las tradicionales viviendas, en una especie de ritual que combina los terrenal y lo espiritual.
Desde entonces, cada año, los quimbayunos recurren a su creatividad para elaborar los artesanales faroles e imágenes religiosas que adornan las más de 100 cuadras que hacen parte del municipio, y que ha llegado a reunir hasta 40.000 faroles, una tradición que le ha permitido a Quimbaya ser nombrado como ‘Municipio Luz de Colombia'.
Fe, tradición y cultura
Enmarcado en la tradición católica de iluminar las calles en honor a la Inmaculada Concepción de María, devoción impuesta en occidente por el Papa Sixto IV en el Siglo XV y confirmada en la bula Ineffabelis Deus emitida en 1854 por el Papa Pío IX, una declaración en la que se entiende que la Virgen María fue concebida sin pecado original, es decir, que fue concebida sin pecado, sin mancha y por eso se le llama Inmaculada, y que ha sido la elegida para ser la madre de Jesús, evento que simboliza su luz a través de las velitas.
Una devoción que se convierte en la inspiración para que los habitantes de Quimbaya se esmeren en proponer y crear, con varios meses de anticipación y de forma comunitaria, las temáticas y diseños de los miles de faroles de forma artesanal con los cuales participan en el concurso que premia la creatividad y originalidad, haciendo de este evento uno de los más grandes del Eje Cafetero.
En 2023, la agenda de actividades en torno a él se actualiza con una amplia y variada programación cultural y religiosa, durante el 7 y 8 de diciembre, donde se destaca la iluminación de la Iglesia, actividades de danza, teatro, presentaciones musicales y muestras gastronómicas.
El pueblo
Quimbaya, fundado en 1914 con el nombre de Alejandría, se convierte en municipio en 1922 al ser proclamado ‘La Niña del Quindío’, mediante la Ordenanza 026 del 5 de abril, y toma su nombre de la cultura precolombina Quimbaya que habitó la zona. El municipio limita al norte y al oeste con el departamento del Valle del Cauca; con el río La Vieja, que forma el límite occidental; al sur, el río Roble forma el límite con los municipios de Montenegro y Circasia; y al oriente con el municipio de Filandia.
Ubicado a 1.339 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 21°C, ofrece atractivos como El Parque Nacional de la Cultura Agropecuaria-Panaca-, la Reserva Natural la Montaña del Oso, el Monte Reserva Natural el Ocaso, las Cascadas de Manabí y La Tigrera, y el Balneario Natural Puerto Alejandría, y el templo Jesús, María y José, donde sobresale la figura del Cristo de la esperanza, una obra de casi diez metros de altura, que ha sido catalogada como una de los más grandes de Latinoamérica.
Sin duda, Quimbaya se convierte en un referente y sitio de obligada visita para quienes disfrutan de las fiestas de fin de año, especialmente en el día de las Velitas.