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Orquestas de música popular en Colombia durante el siglo XX: primera parte

Este 31 de diciembre desde las 8:00 p.m. no te pierdas la repetición de la Noche Radio Nacional, para disfrutar de algunas de las mejores orquestas del país por nuestras 63 frecuencias, plataformas digitales, Canal Institucional y Señal Colombia.
José Perilla

Este es un tema que ha dado para notas web, blogs, podcast, prensa, artículos, libros, videos, además de atravesar la historia de la radio. A la par, una cantidad creciente de dj’s y coleccionistas. Todo esto, en gran medida, a partir de los discos de vinilo y el auge que empezaron a tener en la última década. Qué se grabó, cuándo, dónde, quiénes y cómo suena. Vamos a hacer a continuación un vuelo de pájaro, con cortas paradas, sobre la música que sonaba en Colombia mientras la nación calentaba su gusto por el baile.

La alborada

Para empezar recordemos el caso de Anastasio Bolívar que estaba activo en Bogotá desde los años diez. Hay un escrito de Jaime Cortés sobre el tango Chocoanita, que lleva por subtítulo 'un augurio musical de los años 1920s en Colombia'. Y entonces, entre varios temas, allí está la Jazz Band A. Bolívar, “una de las agrupaciones precursoras en el formato de jazz band en el país”. Hubo otras: la Panamá Jazz Band que estuvo en Barranquilla en 1923. Cerca estaba la Jazz Band Lorduy de Cartagena. Y también se ha mencionado a la Jazz Pasos de Medellín. Y de paso allí están cuatro ciudades pilares de esta historia, cuyas industrias musicales estuvieron en creciente contacto con el mundo.

A propósito de lo poco conocido del caso de A. Bolívar, Jaime Cortés menciona por contraste los de Emilio Sierra y Milcíades Garavito, que recordamos por ser grandes exponentes de la rumba criolla, una música que fue fundamental para el desarrollo de orquestas. Hasta donde sé, quien ha llegado más lejos en su análisis es Manuel Bernal con la tesis 'La rumba criolla en Bogotá, 1936-1948'.

Sabido es que esos años fueron de cambios muy pronunciados en cuanto a temas transversales de nuestra historia: violencia, desplazamiento y migración a la ciudad, industrialización y desarrollo urbano. En ese caldo de cultivo, continuó el desarrollo orquestal dando paso más firme al Caribe con mambos, guarachas, porros, cumbias, gaitas y otros tantos géneros que suelen englobarse llamándolos salsa y música tropical. Apropiaciones, renovaciones, ciudades más heterogéneas en las que, a la vez, se homogenizaban gustos y afinidades en torno al baile. Un proceso conjunto de negaciones y aceptaciones que analizó hace unos años Peter Wade en su libro sobre música, raza y nación y más recientemente Óscar Hernández en el suyo sobre los mitos de la música nacional.

El dúo dinámico

Entonces, allí en los años cuarenta y todavía más en los cincuenta, se formalizó un dúo unas veces más dinámico que otras, pero en todo caso presente: grabación / radio. Claro, el desarrolló de nuevas técnicas desde los veinte hizo posible grabar orquestas grandes, big bands. Mencionemos una vez más a algunos protagonistas: Edmundo Arias, Clímaco Sarmiento, Luis Uribe Bueno, Álex Tobar, Gabriel Uribe, Antonio María Peñaloza, Ramón Ropaín, Lico Medina, Eduardo Armani; Orquesta del Caribe, Orquesta A No.1, Orquesta Emisora Fuentes (que fue dirigida por Pedro Laza y luego por Clímaco Sarmiento y a la que perteneció Rufo Garrido). Y, por supuesto, Lucho Bermúdez y Pacho Galán.

Radio y grabación permitieron entonces que los procesos en Cuba, México, Argentina y Estados Unidos no fueran paralelos al colombiano sino que todo fuera una red en la que esos cuatro países fueron nodos de grabación. No fue extraño el contacto con orquestas cubanas y mexicanas que, además, empezaban a verse en las pantallas del cine. Desde los treinta, pero sobre todo rumbo a los cincuenta, estas industrias echaron a andar en Colombia.

Algunos protagonistas más, las emisoras. Para 1949, según el informe del Ministro de correos y telégrafos del momento, el número de emisoras comerciales en Colombia era 101. En el informe de 1958 se reportan 131. Las ciudades que más tenían eran Manizales y Bogotá con 15; Medellín, 13; Cali, 12; Barranquilla, 9; Cartagena, 5; Santamarta, 3. Curiosamente, Cartagena, una de las de menor número, tenía una de las más mencionadas, la Emisora Fuentes. En Barranquilla estaban La voz de la patria, Emisoras Unidas, Emisora Atlántico. Existieron también La voz de Antioquia y La voz de Medellín. En Bogotá, Radio Santafé fue muy importante, así como Nuevo Mundo y Nueva Granada.

Otros protagonistas fueron las empresas discográficas: Discos Fuentes, desde 1934, Sonolux desde 1949, Codiscos desde 1950. Y las que vinieron casi al tiempo o poco después: Discos Curro, en Cartagena; Discos Tropical, Barranquilla. Discos Philips en Bogotá y donde Lucho Bermúdez tuvo un gran respaldo; Discos Vergara, de Bogotá; Discos Silver, Medellín; Discos Victoria en Cali, Discos Ondina o Felito Records. Hoy en día, ingresa usted el nombre de cualquiera de estos sellos en un buscador y la cantidad de resultados puede tenerlo ocupado por semanas.

Yendo así las cosas, radio y grabación permitieron la realización de programas como La hora costeña en Bogotá, y también, por ejemplo, le permitieron a Pacho Galán permanecer trabajando con su orquesta en Barranquilla mientras sus discos sonaban en el interior del país, al tiempo que Lucho Bermúdez hacía lo contrario, vigente en su tierra, viviendo entre Medellín y Bogotá. Pero no siempre las relaciones fueron tan armónicas como hemos pregonado. Este es un tema con muchas aristas. Porque, para empezar, no se trata de la industria de la música. Son las industrias de las músicas, es decir que los rastros que se han hallado y estudiado más y más, muestran que la cosa fue diversa en Colombia. En esa dirección apunta un estudio en curso: 'Repensando el poder de las disqueras: el caso de las industrias de la música tropical y la canción romántica en Medellín en los años sesenta'.

“La orquesta” de las naciones

Pero antes de avanzar a aquella década, algunos apuntes sobre la mitad del siglo XX: posguerra mundial, mejor situación económica, mejores comunicaciones, televisión en Colombia (1954). Ello sin mencionar crudas problemáticas. Pero quiero señalar en este momento que por aquella vía se incrementó la internacionalización. Una forma eficaz de hacerse a una idea del panorama continental de la música popular es adentrarse en el libro 'A tres bandas: Mestizaje, sincretismo e hibridación en el espacio sonoro iberoamericano'. Entre las proezas de Bermúdez y Galán, allí se apunta que los cincuenta fueron también la década de la llegada de orquestas venezolanas a Colombia, como la Billo’s Caracas Boys. Como se mencionó, llegó también la música cubana y llegó otra cosa importante que repercutirá en la década siguiente en cuanto a formaciones instrumentales: la guitarra eléctrica.

La Sonora del Caribe, que luego fue Sonora Tropical, del trompetista bogotano César Pompeyo es una agrupación recordada, entre otras cosas, por su vínculo con Daniel Santos en Barranquilla, donde Pompeyo estaba radicado desde los años cuarenta. Son relevantes las visitas de Santos a lo largo de los años cincuenta porque resultaron en varias grabaciones que, a su vez, muestran cuán activas estaban las industrias musicales de Barranquilla, Medellín y Cali. En todas estas ciudades se presentó y dejó su voz grabada con diversas orquestas y agrupaciones. De manera igualmente significativa, la Sonora del Caribe acompañó a otras voces como las de Celio González, Miguelito Valdés, Bienvenido Granda y Toña la Negra.

Hacia finales de los cincuenta aparecen en escena más orquestas y agrupaciones protagonistas del baile: Pedro Laza y sus pelayeros, La Sonora Cordobesa, La Sonora Dinamita. El panorama se diversifica en la década siguiente, lo que no quiere decir que las grandes orquestas desaparecieran. Lucho Bermúdez continuaba y fue célebre su Patacumbia como un indicador más de lo internacional en lo nacional. Con el formato big band estaba también su competencia en Bogotá, Alex Acosta, Los Hermanos Martelo en clubes del Caribe y la Italian Jazz.

Qué sucedió con la llegada de los sesenta, será el tema de nuestra siguiente entrega.

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