Vidas en Equilibrio, un emprendimiento ambiental en El Carmen de Bolívar
En el barrio ‘El Tendal’ de El Carmen de Bolívar existe una casa que siempre huele a campo, flores y frutas. Se trata de la sede de la fundación ‘Vidas en Equilibrio’, un grupo de 30 mujeres que lideran un emprendimiento ambiental que, además de buscar mejorar la calidad de vida de sus integrantes, lucha por el cuidado y conservación del entorno natural donde residen.
“Cada una de nosotras tiene su historia de vida, pero desde que empezamos este emprendimiento nos hemos unido para juntas avanzar y caminar un mismo camino, hacía un horizonte común”, cuanta Patricia Berrocal, representante legal de la fundación, mientras bate unas ramas de limoncillo que hierve en una olla de aluminio, para extraer su aceite esencial.
La fundación inició reciclando frascos de perfumes, a los cuales le realizaban un proceso de asepsia y luego vendían a empresas de ciudades cercanas. Además, realizaban jornadas de aseo y recolección de basura, hasta que se enteraron de una convocatoria de la autoridad ambiental del departamento de Bolívar e iniciaron un proceso de capacitación en elaboración de perfumes artesanales.
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“Nos capacitamos de manera virtual y presencial, la idea era fortalecer nuestro proceso ambiental, pero estando ahí en medio de las clases, nos dimos cuenta que además de eso podíamos obtener ingresos y mejorar nuestras condiciones de vida realizando perfumes artesanales”, recuerda esta mujer de tez blanca y ojos azules, a la vez que prepara las pipetas y utensilios para recibir el aceite que proviene del destilador que ellas mismas construyeron.
Aunque aún no empiezan a producir en cantidades industriales, con lo poco que fabrican ya han asistido a eventos nacionales en diferentes ciudades de Colombia. Además, por su originalidad e impacto socio–ambiental han sido certificadas por la autoridad ambiental –CARDIQUE- como uno de los 22 negocios verdes de Bolívar. Lo que les garantiza una carta de presentación fortalecida, para cuando inicien la comercialización en firme de sus perfumes, aceites esenciales y productos de aseo.
“Nuestra tierra tiene vida, cada planta que cultivamos para la realización de nuestros productos viene cargada de amor, ese mismo que le damos a nuestros hijos, a nuestro prójimo y a nuestro pueblo. Por eso seguimos creyendo en este emprendimiento que estamos seguras ha ayudado a cada integrante de nuestra fundación a superar las tragedias vividas durante el conflicto armado”, afirma Patricia, mientras que con la ayuda de varias de sus compañeras, empiezan a llenar los frascos de vidrios que siguen reciclando, pero que ya no venden sino que los utilizan para llenar su propio producto.
