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Chocó - Late: por un territorio recuperado ancestralmente

En Colombia, el cultivo de cacao se desarrolló con base en materiales genéticos híbridos obtenidos por cruzamientos entre clones trinitarios y amazónicos.
Yuli Correa y Francisco Palacios

La historia del Chocó está ligada a la extracción de metales preciosos y con ello a la degradación de los suelos usados para tal fin. Hoy día, el cultivo del cacao y otras plantaciones se presenta como una opción de restauración territorial y seguridad alimentaria.
 
“El platino se lo llevan, pa’ Estados Unidos, el oro se lo llevan, pal Japón, la madera se la llevan, lejos de mí, con mi piel de negro me quedo yo”

Es una de las estrofas de la canción ‘Compromiso’ del Grupo Sereno, agrupación musical chocoana que en esta interpretación hace un recorrido por las riquezas de la región y como esta ha sido sustraída dejando pobreza con un 44,1% de su población (DANE 2019), devastación (Bojayá, 2 de mayo de 2002) y daños ambientales (sentencia T-622 de 2016, Corte Constitucional).
 
Ante un panorama desalentador que incluye la tasa de desempleo más alta del país para ciudades capitales (Quibdó, 21,6% - DANE septiembre 2022) todos los esfuerzos en el establecimiento de unidades productivas que dinamicen el campo y las ciudades intermedias son valiosos y loables.


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Es así, como nace en el año 2016 la Asociación de Cacaoteros de Quibdó - ASOCAQ, una organización comunitaria que reúne a por lo menos 200 familias miembros de la misma, pero que brinda capacitación a otras 300 familias de municipios como Medio Atrato, Atrato y el propio Quibdó.

Chocó - Late: por un territorio recuperado ancestralmente

Según Edson Mosquera Suarez, técnico agrónomo y coordinador de ASOCAQ, el cultivo de cacao ha estado ligado al territorio chocoano, aunque en el concierto nacional no se encuentre en el imaginario colectivo.

“Hemos llegado a fincas donde nos dicen, este árbol lo produjo mi abuelo y quien nos habla ya tiene 50 o 60 años de edad” relata Mosquera Suárez, a cuya voz se suma la Asociación de Plataneros de Bojayá – APLAMEDA, quienes aseguran que unas 25.000 familias del Chocó viven de la siembra del cacao en conjunto con otros productos agrícolas como el plátano.

En Colombia, el cultivo de cacao se desarrolló con base en materiales genéticos híbridos obtenidos por cruzamientos entre clones trinitarios y amazónicos. Esta técnica de hibridación está siendo replicada en fincas reproductoras en municipios como Quibdó e Istmina.

A más de noventa kilómetros desde la ciudad de Quibdó, hacía el sur del departamento, en zona rural carreteable del municipio de Istmina, se encuentra el corregimiento de San Antonio; allí, está la finca de la Fundación Agropecuaria Tejiendo esperanza o FAGROTES; esta finca posee unos 160 árboles de cacao dedicados a la injertación y clonación.

¿injertación? ¿clonación?

Al proceso a través del cual una rama de un árbol es incrustada en el tallo de otro, se le conoce como injertación y el resultado de los frutos producidos por dicha rama en su nuevo tallo recibe el nombre de clonación.

En Colombia existe un número indeterminado de variedades de cacao algunas extranjeras, otras nacionales, los cuales se identifican por nombres como el CCN51 de origen ecuatoriano y cuyo nombre hace referencia al proyecto que se adelantó en un instituto de dicho país para determinar las características de producción, resistencia a enfermedades o plagas, sabor aroma entre otros elementos de esta semilla.

En términos prácticos, un árbol criollo, originario de algunas zonas del país produce unas 70-80 mazorcas (cacaos) al año, en cambio, la variedad CCN51 puede producir más o menos entre 200 y 250 mazorcas al año, según explica el técnico agrícola, José Aníbal Borja Martínez de la fundación FAGROTES.

Los árboles y semillas resultantes de la clonación en fincas como la ubicada en San Antonio, son repartidos entre los productores de municipios como Istmina, Medio San Juan, Condoto, Sipí y Novita, pertenecientes a la subregión del San Juan, cuyas poblaciones han sido afectadas por la presencia de grupos armados ilegales y la proliferación de cultivos ilícitos.

¿Amenazas u oportunidades? 

El 10 de noviembre de 2016, luego de un amplio estudio de evidencias y testimonios, la Corte Constitucional emitió la sentencia T-622 que otorgó la figura de sujeto de derechos al río Atrato, primer afluente en el país con dicha distinción y tan solo el tercero a nivel mundial.

La decisión de la alta corte se dio ante las evidencias en materia de contaminación presente en el cuerpo de agua originada principalmente por actividades como la minería ilegal, representada en las prácticas con uso de elementos como el mercurio, además, de la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales en los más de 40 centros poblados que recorre el río Atrato y sus afluentes en más de 750 kilómetros de recorrido, entre otros factores.

Cultivo de cacao en Chocó: Asociación de Cacaoteros de Quibdó

La desviación de ríos y la degradación de suelos referida en la sentencia de la Corte Constitucional sobre el Río Atrato se ha convertido en un reto para las autoridades locales y regionales, a la par de las comunidades que a través de plantaciones pretenden ayudar a la recuperación de estos suelos.


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Aunque se trata de un esfuerzo lento, la ingeniera agrónoma, María Calderón, asegura que “El cultivo de cacao asociado a otros cultivos como el plátano, permite la recuperación de un suelo con presencia de metales pesados debido a su interacción con otras especies generando alelopatía, la cual aparte de aumentar la producción de calidad, también proporciona vida y fertilidad al suelo”

Alelopatía: es un fenómeno biológico por el cual un organismo produce uno o más compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos.

Por su parte, Lorleyvis Machado, ingeniera agroforestal, indica que el uso de sistemas agroforestales que potencien la interacción de cultivos posee “algunos otros beneficios como: la captura de carbono, el aumento de la biodiversidad, el aumento de la fauna, en esos espacios y la regulación del flujo del agua”.

Chocó - Late: por un territorio recuperado ancestralmente
 
Según el perfil Económico Departamental emitido por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo el pasado mes de octubre, en lo corrido del año 2022 el cacao representa tan sólo el 0,8% de las plantaciones permanentes en la región; sin embargo, y a pesar de que actualmente la producción de cacao en el Chocó no supera las 1000 toneladas anuales, ya existen industrias que comercializan el cacao del Chocó, como Chocolate de Mesa, Chocolatina de consumo o cacao deshidratada tipo pasabocas.


“Toditas nuestras riquezas,
las saquearon sin piedad,
pero no han podido llevarse
de muestra etnia, su identidad”

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