La producción ovina en la zona andina de Colombia tuvo grandes relevancias en épocas de la colonia. El departamento del Tolima no fue ajeno; tanto así que en uno de sus municipios se generó el apelativo de pelachivas, refiriéndose a los nacidos en El Espinal.
Investigadores, pastores e historiadores responden a la pregunta; si aun la tradición ovina continua. Al igual explican cómo se ha transformado esta práctica con el paso de los años en el sur del departamento, y de paso se plantean distintas hipótesis del porqué el término pelachivas se les dio a los oriundos de El Espinal.
En el sur del Tolima se ha tenido una tradición en la crianza de especies menores como un sustento de seguridad alimentaria. Las gallinas, las ovejas, cabras y chivos son parte de una tradición de agricultura familiar.
Los grandes latifundistas en la época de la colonia permitían que sus trabajadores tuvieran sus animales como sustento. Para el profesor e historiador de la Universidad del Tolima Hernán Clavijo, el costumbrismo de pelachivas data, “de la época señorial, zona dominada por el latifundio ganadero, en cuyo seno se formó una economía campesina de arrendatarios que subsistían de la cría de gallinas, cerdos y chivas”.
Para el historiador la palabra pelachivas es un término sarcástico, “se usa para referirse a una persona de poco talento, de recursos precarios y un oficio de poca categoría en el mundo laboral”.
La tradición de comer ovejo en alguna fiesta patronal o familiar cada vez es menor. Para el criador o pastor de cabras y ovejas Eduardo Prada esto se debe a la mala fama que se ha creado alrededor de la carne de estos animales.
“Hace muchos años la carne de estos animalitos era muy nutricional. La gente se dio cuenta que en otros países esa carne se usaba para remedios, para elevar las defensas. Pero luego entre los años 70 – 80 se dijo que tenía mucha grasa y que era malo para el colesterol y se dejó de comer”.
El historiador Hernán Clavijo, se sitúa por ese mismo orden sobre los cambios y extinción aparente de la crianza de las ovejas. “Esto finalizó un poco con la transformación del paisaje agrario, por los distritos de riego, la agricultura capitalista mecanizada, para cultivos de arroz, algodón, sorgo, entre otros monocultivos, desplazando la agricultura familiar”.
Los ovejos son muy tiernos y nobles …
A pesar de todos los cambios y una aparente extinción de las ovejas en el Tolima, para Don Eduardo Prada estos animales son una tradición en las fincas, “los ovejos son muy tiernos y nobles todo el mundo quiere tener uno en su finca”. Pueda que el consumo habitual en los hogares tolimenses no sea el mismo y que no haya los criaderos de hace décadas, “hoy existe un 10% de lo que había antiguamente, por lo general se tenía de 50 a 100 animales cada finca”. Asegura Don Eduardo, Pero dice que aún se pueden ver en la venta de algunas especies de ovejas y cabras en las plazas de mercado.
Para este pastor de ovejas solo ha existido tres tipos de animales en el Tolima y los diferencia por algunos rasgos particulares:
“Los ovejos en tierra fría les salen una lana espesa en las costillas, y es comercializada, a ese le llaman ovejo; en tierra caliente hay una oveja que le dicen chivo por que le sale un cordón de pelo del cuello al pecho, él no tiene lana es liso y le llaman chivo, y las cabras son las de ordeño, esas serían las tres clases aquí en el Tolima”.
Y para ser más exactos nos dice un poco de sus diferencias entre estos animales según él: “Los cabros son lo de cachos, chivos que son los que tienen un cordón en la pechera y los ovejos son los que traen de la sabana, que vienen de lo frio, esos son completamente… haga de cuenta como ver un gringo, ellos son completamente diferente en la forma de ser, (risas).”
El ovejo criollo, africano o camuro
Según los expertos en el tema de ovinos y caprinos la especie nativa o de mayor tradición en el sur del Tolima es el ovejo criollo el cual es el ovino de tierra caliente de esta especie, el cual ha sido el que mejor se acoplo a esta zona del país.
Para lograr saber más sobre esta especia toca ir hasta la finca la Santa Lucia, que aparte de ser de las pocas en tener un buen número de ovejos criollos, es un ejemplo en la cría de ganado doble propósito. Con sistema silvopastoril, ubicado en la vereda Baloca del municipio de Natagaima, Tolima. Vemos como el ganado se pasea con las ovejas en total tranquilidad, despejando los mitos de que en las fincas no se pueden tener ambos animales.
Gabriel Peña Ramírez, a sus 65 años, es uno de los herederos de la finca Santa Lucía, la cual ha pasado de abuelo, padre y ahora ha sido participe de un proyecto de recuperación del ovejo criollo. En el año 2014 se conformó un proyecto de recuperación genética de ovinos y caprinos en el Tolima denominado INNOVIS. El proyecto, que es financiado por el Sistema General de Regalías y por una contrapartida ejecutada por la Universidad del Tolima, tiene como objetivo generar valor agregado a los productores a través del fortalecimiento en los procesos de producción e innovación en la cadena ovino-caprina en el Tolima.
Gabriel hace referencia a cómo se desarrolló el proyecto y del logro obtener la cantidad de animales para su finca: “A nosotros nos correspondía poner 50 vientres de ovejas y el proyecto colocaba el macho, entonces me puse con el amigo Orlando Pamo a buscarlas. Él conoce bien toda esta zona, pero escasamente conseguimos 15 hembras, con las características del ovejo criollo o camuro, otros le llaman el ovejo africano. Uno encuentra animales, pero no son puros, son manchados”.
Luego de muchas vueltas y caminos recorridos lo encontraron en la finca de un señor de nacionalidad española, situada entre Ibagué y Alvarado. “este señor tenía el pasatiempo del ovejo criollo y el ganado de casta, entonces fuimos y nos entramos con 150 animales, fue donde me pude conseguir 30 animales con una pureza muy buena.”
En el caso de los machos Gabriel dice que fueron traídos de Valledupar para así lograr obtener la pureza de la raza. Este animal es color caoba, como rojizo, la idea era rescatar la genética y por los cruzamientos ya no se encuentra este animal puro.
En la actualidad INNOVIS se encuentra en su segunda fase la cual es denominada GENNOVIS la cual no solo abarca la zona sur de la región tolimense sino todo el departamento.
El docente de la universidad del Tolima y líder investigador del proyecto Román Castañeda, hace referencia de los objetivos de este proceso, “se trata de una investigación, que buscar estandarizar el proceso productivo de producción de ovinos mejorando los aspectos nutricionales, sanitarios y los procesos transferencia de tecnologías para que los ovinocultores puedan ofrecer un producto de excelente calidad para la mesa de los consumidores así como también garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades ruarales”.
Según Román, la cantidad de ovinos sigue disminuyendo, de 50 mil en todo el Tolima en 2014 solo quedan la mitad. Esto está ligado a factores como la pandemia donde fue una alternativa para muchas familias en su alimentación diaria, además “tenemos información que ha habido movimiento y compra de animales para el Ecuador” afirma el docente.
En la memoria de los tolimenses se recuerda como hace algunas décadas las personas del municipio de El Espinal, se les empezó a llamar pelachivas, por diversas razones.
Pero este término ya no es exclusivo de un solo pueblo, sino que se ha extendido por todo el departamento tolimense. Ha trascendido de tal forma que hoy significa un reconocimiento a las tradiciones y costumbres que aparentemente se han olvidado, pero siguen en las casas y fincas de nuestra región.