'Casa Mamarú': un espacio para conocer y proteger el Alto Putumayo
Se trata de un espacio donde confluyen saberes populares y métodos científicos modernos, para el monitoreo y protección de la flora y fauna del Alto Putumayo.
Putumayo, ubicado entre los ecosistemas andinos y amazónicos al sur de Colombia, se ha enfrentado con amenazas históricas que impactan de forma negativa su naturaleza.
Esto, a causa de las acciones del ser humano, asociadas con las dinámicas económicas y sociopolíticas como: las bonanzas de extracción de caucho, la quina, el comercio de pieles de fauna silvestre, la producción de pasta de coca, el petróleo y la minería a gran escala.
Los anteriores son los factores que impulsan la perdida acelerada de bosques, y con ellos, la biodiversidad asociada. Ante este panorama, existen regiones del departamento donde se preservan grandes extensiones de bosques andinos y páramos, como es el caso del Alto Putumayo.
En la búsqueda por aportar a la conservación de la biodiversidad, emerge un proyecto de investigación y monitoreo comunitario: 'Casa Mamarú', en el cual confluyen saberes populares y métodos científicos modernos.
Desde hace dos años, la comunidad de la vereda El Porotal, ubicada en el municipio de San Francisco, adelanta acciones para conocer y proteger los ecosistemas de esta región, recogiendo los conocimientos populares y ancestrales, para realizar muestreos biológicos con el ánimo de clasificar y reconocer la diversidad que les rodea.
“Este proyecto ha tenido alcances significativos porque se ha generado un cambio de percepción de la comunidad frente a la biodiversidad, específicamente sobre el conocimiento de la historia natural de las especies. Hemos tenido resultados en foto trampas, como el Puma concolor el cual es un gran carnívoro que habita este territorio. También obtuvimos registros de conflictos, humano- felinos, donde se caza a estas especies por retaliación o miedo al animal”, explicó Jacobo Chamorro, investigador del proyecto de monitoreo.
Así mismo, Chamorro agregó que: “con este proceso de monitoreo, se ha podido entrar a dialogar sobre los conflictos con la fauna y de esta manera mediar sobre las percepciones y actitudes, para que la comunidad se cuestione acerca de la labor que cumplen estas especies en el ecosistema y el daño que se le hace a esta”.
De la casa de la abuela María Naucil al proyecto 'Casa Mamarú'
La 'Casa Mamarú' cuenta con el espacio físico que María Naucil cuidó y dejó a las nuevas generaciones. Está ubicado en medio de la montaña, y continúa su legado de cuidado, siembra y acogida a la comunidad que participa en los muestreos biológicos, reconociendo la diversidad de anfibios, aves y mamíferos que habitan el territorio.
A partir del reconocimiento de estas especies, se generan nuevas herramientas, que permiten desde la gestión comunitaria tomar decisiones para el cuidado y conservación del espacio habitado.
“El proceso de monitoreo nace ante la necesidad de reconocer el espacio que dejó mi abuela, donde encontramos diversidad de especies de flora y fauna, pero no tiene investigaciones adelantadas que den cuenta de ella. Lo que sí se conoce, son las exploraciones realizadas para proyectos de extracción minera. Nos reunimos con la comunidad y socializamos el por qué y para qué de esta iniciativa”, indicó Dalid Rosero, investigadora del proyecto de monitoreo en la vereda El Porotal.
Conocimiento popular y local
Durante el proceso de monitoreo se realizaron salidas de campo en los senderos que circundan la vereda, permitiendo observaciones directas.
Las estaciones de foto trampeo tuvieron lugar en los predios facilitados por dos familias propietarias, lo que ha dejado como resultado el conocimiento de especies amenazadas como el lobo de páramo (Lycalopex culpaeus), el águila real de montaña (Spizaetus isidori), el Tutamono (Aotus lemurinus), venado soche (Mazama rufina) y fauna que solo se conocía por medio de la narración oral de la comunidad, como el puma concolor y los micos chocleros (Sapajus apella).
En este proyecto de investigación participa la comunidad que habita la vereda El Porotal. Al respecto, Fabian Naucil, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda manifestó que: “ha cambiado la percepción de los porotaleños, porque llegamos a entender con los monitoreos que hay diversidad en nuestro territorio. La comunidad se vinculó a partir de talleres y encuentros, en donde conversamos y a partir de ellos se dieron permisos para revisar desde los predios, las especies de fauna y flora. A nosotros esto nos beneficia en obtener conocimientos a partir del monitoreo y con el tiempo poder tener espacios de turismo desde el cuidado y la conservación”.
De acuerdo con Jacobo Chamorro, investigador de este proyecto, la información recolectada entre las y los participantes de la 'Casa Mamarú', abre una puerta para la generación de conocimiento local y así mismo motiva a la formación activa de investigadoras e investigadores comunitarios que se convierten en guardianas y guardianes del territorio, que podrán tomar decisiones con base en el conocimiento de las especies y su hábitat.
Desde 'Casa Mamarú', se hizo un llamado a las instituciones y organizaciones, a fomentar y apoyar los procesos de investigación comunitaria y la gestión local de los territorios.