Foto: Julián Ríos del Espectador y Ricardo Flor de Radio Nacional
Rubén Darío Zúñiga
En esta nueva entrega de Onda Pacífica, el espacio radial en colaboración con El Espectador y las 12 emisoras de paz de Radio Nacional de Colombia, llegaremos hasta territorios enclavados en las montañas de El Tambo, Cauca. Zonas que en el apogeo del conflicto armado escondieron las virtudes más bellas de su gente como la creatividad, los sueños y el anhelo de un mejor país.
El corregimiento de Cuatro Esquinas, a 45 minutos de la cabecera urbana de El Tambo, esconde en medio de sus colinas una biblioteca rural de paz, un espacio cuyo funcionamiento empezó en octubre de 2021, gracias a la articulación interinstitucional del Ministerio de Cultura a través de la Biblioteca Nacional de Colombia (BNC), con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), del Programa Territorios de Oportunidad de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, también conocida por sus siglas en inglés USAID, y de las administraciones municipales.
En el caso del Tambo, se trata de una de las dos existentes en todo el país, cuyo objetivo es promover la lectura, escritura, fortalecimiento de saberes locales y expresiones artísticas; así como la apropiación de la tecnología con fines educativos, productivos y sociales, con metodologías participativas, incluyentes y colaborativas como pilares para la generación de espacios para promover la paz.
Se trata de un espacio mágico en donde alrededor de 400 niños de 17 veredas de Cuatro Esquinas abren una ventana para cultivar su conocimiento. Un lugar en el que, todos por igual, se sientan bajo la idea de que aprender es la única posibilidad para forjar un porvenir, al menos, menos difícil para sus comunidades.
Edith Dulcey es una ingeniera de sistemas de Cuatro Esquinas que se capacitó hasta convertirse en la guardiana y guía de la biblioteca y considera que “el diseño se hizo de acuerdo a la necesidad de la comunidad que quería reflejar en la biblioteca lo que había en la zona”.
“Acá se cultiva mucho el chontaduro, entonces se hizo decoró acorde a una palma de chontaduro. Por ejemplo, las sillas son del color del chontaduro y el cacao. Y por otro lado, se pensó en aprovechar los tiempos libres de los niños, dándole un buen uso a la biblioteca, los libros y todo el material que tiene el lugar”, agregó Dulcey.
Para Sofía Ballesteros, una de las tantas niñas que acuden a diario a este espacio del saber, “siempre les decía a mis amigos que cómo sería si hubiera una biblioteca aquí, y se me hizo realidad, porque yo quería saber más del conocimiento. Era mi sueño, que hubiera una biblioteca aquí para poder venir a leer con mis amigos, padres y familiares”.
Se trata de una felicidad compartida con Juan Pablo Bolaños, un tímido joven que vence su miedo y comenta que “mi mamá trabaja en la guardería y ella trae a los niños. A mis abuelos también les gusta leer, por eso mi mensaje es que pueden venir aquí a la biblioteca a leer, que hay muchos libros bonitos. Novelas, libros para adultos, computadores, tabletas, y muchas cosas por descubrir”.
La biblioteca es para estas personas una ventana al mundo, una de las pocas que pueden abrir en medio de un territorio apartado pero lleno de exuberantes riquezas naturales y de paisajes indescriptibles. Una tierra en donde la gente, ataviada de cordialidad, quiere mostrar otro Tambo, uno en el que la guerra no sea el centro de las noticias, sino, una, donde se muestra las ganas de trabajar por su pueblo y por la nación.
Es, esta, solo una de las historias que encontrarán en esta nueva entrega de Onda Pacífica, el espacio radial de Radio Nacional de Colombia y sus 12 emisoras de paz en colaboración con el diario El Espectador, que llega la ruralidad colombiana para mostrar que otro país es posible.