'Chela': Arte bonaverense que teje paz

Graciela Viveros Arboleda sabe eso más que nadie. Reside en Zacarías, una vereda de Buenaventura donde hay una de esas máquinas voraces que arrebatan la paz de cualquier persona que ose combatirlas. 

Para ‘Chela’, como le dicen de cariño, hay muchas formas de lucha y la que eligió, fue el arte. Sin embargo, lo convencional no es lo suyo. Se hizo a una serie de elementos que para cualquier otra persona, podrían ser inauditos. 

Espinaca, zanahoria, remolacha, fibra de palma y hasta tierra de las mismas minas que han envenenado los ríos de su región. La fórmula mágica solo ella la conoce, no obstante, muestra el proceso con amor, paciencia y pensando en que sus obras hablen por sí solas. 

¿Cómo fue que llegó a este material? 

Graciela pasó de utilizar la tierra como su único recurso accesible, a experimentar los pigmentos de la forma más especializada. Lo que empezó siendo una necesidad catártica de crear sin contar con recursos suficientes, terminó siendo la exploración de su vida.

Fue así como esos vestigios de lo que alguna vez fue zona montañosa, se convirtieron en su lugar para reflexionar sobre el territorio, la pobreza, la inseguridad, las dificultades de la mujer de hoy, los retos de la población afro, entre otros temas que expone en cada tejer y pintar. 

“Es una guerra absurda”, dice mientras observa un tambor que pintó con flores características del Pacífico colombiano. Y es que esta mujer de 58 años de edad, ha vivido en carne propia las penurias del bonaverense promedio. Las mal llamadas ‘vacunas’, intimidaciones, amenazas, violencia sexual, machismo, entre muchas otras. 

Para finalizar, dijo que aunque cada gramo de oro lleve una historia de sufrimiento, prefiere rescatar a las comunidades abandonadas, a la tierra y a los ríos, por medio de sus obras, que recogen la memoria de lo que muchos pretenden olvidar.