Falleció la soprano María Pardo
El pasado domingo 17 de enero falleció en Bogotá la soprano y docente barranquillera María Pardo Corredor, figura histórica en el desarrollo de la lírica en el país y contemporánea de personajes fundamentales en la evolución de nuestra ópera como Carmiña Gallo, Marina Tafur y Francisco Vergara. Además de haber recorrido grandes escenarios de Europa, estuvo vinculada como solista a La Ópera de Colombia y fue directora del Taller de Ópera de la Universidad Nacional.
Nacida en 1938, María Pardo (también conocida como María Pardo de Eichler) inició estudios en su ciudad natal con la profesora Rosa Lafaurie, y como muchos colegas de la época en la Arenosa, solía juntarse con Pedro Biava y Guido Perla, inmigrantes italianos responsables de buena parte de la evolución del ambiente sonoro en la ciudad, el primero como profesor de la Universidad del Atlántico y director de la Orquesta Filarmónica, y el segundo como líder de la célebre orquesta bailable Emisora Atlántico Jazz Band. Si bien siempre tuvo afinidad con la música popular, se decidió por el camino del canto lírico.
En 1958 se integraría al Conservatorio de Cartagena como profesora de la cátedra de Canto, invitada directamente por el compositor Adolfo Mejía Navarro. Su labor en la ciudad, que incluye el haber sido maestra de cantantes de gran predicamento en la Heroica como la bolerista Cenelia Alcázar, le permitió acceder a la beca Giovanni De Sanctis, con la cual pudo estudiar en el Conservatorio de Santa Cecilia, de Roma, desde 1961.
“María -porque no le gustaba que le dijéramos maestra- formó numerosas generaciones de cantantes líricos”, recuerda Hernán Alberto Salazar, profesor del Conservatorio Adolfo Mejía en la institución universitaria Unibac, de Cartagena. “El carisma de María Pardo durante los escasos 3 o 4 años que vivió en Cartagena aún es recordado. "Tú vives en mí" la inmortal canción de Adolfo Mejía sobre el poema de Daniel Lemaitre fue estrenada por María en 1959 y siempre formó parte de su repertorio académico colombiano”.
Dos años después pasó a vivir a Stuttgart, Alemania, donde obtuvo su título de concertista en la Academia Estatal. Allí obtuvo buenas críticas en papeles de óperas como Madame Butterfly (Puccini), Aída (Verdi) y La Finta Giardinera (Mozart). Justamente allí conoció a su esposo, el cantante lírico alemán Karl-Heinz Eichler. Durante esa estancia internacional no fueron pocas las veces en que regresó a Colombia para realizar recitales de lieder o ciclos de canciones, así como de arias de ópera, de zarzuela y de obras de compositores colombianos. Es muy recordada en ese sentido su unión artística con la pianista cartagenera Helvia Mendoza.
El regreso definitivo al país a finales de la década del 70 marcó una nueva etapa como pedagoga, vinculándose a la Universidad Nacional y dictando cursos de carácter privado. Algunos de sus destacados alumnos de técnica vocal fueron los cantantes líricos Javier Illidge, Iván Yessid Benítez, Rodrigo Ocampo, Sidney Jiménez y su propia hija, la actriz y cantante Sandra Eichler. También siguió haciendo recitales en los que vinculó repertorios de bolero y música andina colombiana, géneros que siempre fueron de su entero gusto y que le recordaban sus raíces barranquilleras.
Desde hace 13 años, la soprano se encontraba retirada de toda actividad artística a raíz de un accidente cerebrovascular. Su público siempre la recordará por su talento en escena (el crítico Simón Galindo la definió como una cantante “poseedora de una avanzada técnica que no lo es menos en sonoridad, energía y colorido”), y sus alumnos harán además grata evocación de su calidez, su gusto por ir de vez en cuando de rumba y a bailar, y por la rigurosidad de su método, que no pocas veces la hacía asemejarse a una verdadera profesora de educación física.
