‘La roya’, una película que plasma la agonía de un campo que se niega a desaparecer
El próximo 10 de noviembre llega a las pantallas una película profunda que se sustenta en un fuerte arraigo por la vida en el campo, el amor y la resistencia.
Inspirado por las vivencias de sus primeros años de vida que transcurrieron en un pequeño pueblo cafetero en lo alto de los Andes, marcados por los recuerdos de la infancia que pasó recorriendo los cafetales de la finca de su tía, Juan Sebastián Mesa, decidió escribir la historia que daría vida a su segundo largometraje: La roya.
Es así como esta historia ambientada en los paisajes del Suroeste antioqueño llega a las salas de cine el próximo 10 de noviembre, gracias a la distribución de Cine Colombia, luego de su estreno mundial en la edición 69 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián en la selección New Directors, y de ser la película inaugural en la edición 61 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, FICCI.
La película la protagoniza Jorge, un personaje poco común que encarna la realidad de muchos jóvenes que viven en el campo, ya que él permanecía en la finca cafetera, que además había heredado, a pesar de que todos sus amigos de la infancia se habían ido a la ciudad a buscar nuevas oportunidades y construir una nueva vida.
La llegada de las festividades del pueblo, y con ellas el posible reencuentro con el amor de su juventud, hacen que vuelva a él una obsesión por anhelos del pasado, que llegan al tiempo que la roya, una plaga silenciosa que acaba con sus cultivos. Es así como la fiesta, la música y un encuentro con la espiritualidad hacen que Jorge comprenda que ya no queda nada de aquello que lo une a su pasado y que permanecer en sus tierras es un acto de amor y de resistencia.
“La roya no es una historia de amor, es más bien la historia de un desencuentro y varias derrotas. Me interesa plasmar el choque entre lo rural y lo urbano visto por medio de los ojos del que nunca partió a la ciudad y que espera ansiosamente su rencuentro con un pasado ahora inexistente. Es quizá la nostalgia el sentimiento más recurrente de la película. Un sentimiento de pena por la lejanía, por la ausencia de los que se fueron, por lo que hubiera sido y por lo que ya nunca será”, expone el director de la cinta, Juan Sebastián Mesa.
Los ritmos del campo
Sin pensarlo dos veces, Alexander Arbeláez, productor de la cinta, se refirió a las condiciones impredecibles de las montañas cafeteras como uno de los retos más grandes para la producción de esta película. “Rodar en la ruralidad fue complejo por las condiciones climáticas, las vías lodosas, los derrumbes, el clima, los zancudos, el sol, éramos 50 personas conviviendo en este mismo espacio”, cuenta el productor.
En sí, el campo tiene su propio ritmo y es complejo llegar a alterarlo, es por esto que todo el equipo afrontó la gran tarea de tener que recrear una plaga, esperar el momento exacto para aprovechar la cosecha del café, grabar con animales en escena, tormentas y esperar un año, por causa de la pandemia, para poder grabar un árbol de guayacán que para verlo florecido y firmar la escena final, explicó el equipo de producción.
Juan Daniel Ortíz se ha dedicado toda su vida al trabajo en el campo en el Suroeste antioqueño, principalmente recogiendo café, y que por primera vez en su vida actuó frente a las cámaras para darle vida a Jorge, el protagonista.
“Para mí fue una experiencia maravillosa porque he vivido cosas que no creí que iba a vivir. Al inicio acostumbrarme a las cámaras y actuar fue difícil porque el personaje es complejo, es el lado opuesto a mí, pero esto fue poder realizar un sueño que tuve de niño pero que se me desvió un día, pero aquí estamos ya sacando la primera película y todo”, cuenta el protagonista.
Así mismo, en la película el actor recreó la realidad de cómo los allegados se van uno tras otro en busca de una nueva vida en los cascos urbanos, aun habiendo un campo productivo, lleno de oportunidades que se pierden por la falta de relevo generacional.
“No nos digamos mentiras, si no fuera por el campo la vida sería mucho más difícil. Yo he vivido en la ciudad y en el campo, llegué a Medellín cuando murieron mis papás y ahí crecí, pero siempre preferí la vida en el campo y por eso volví. La mayoría de pelados hoy en día no se quieren quedar, todos quieren salir a buscar trabajo en la ciudad, a la mayoría no le gusta trabajar porque es duro el trabajo, los pican los zancudos, se lastiman las manos, pero para mí personalmente es más chévere vivir así, la vida de la ciudad es aún más dura y desgastante”, expone.
La roya es una producción de Monociclo Cine, en coproducción con Dublin Films de Francia y RTVC, Sistema de Medios Públicos. Conozca más de la película a través de las redes sociales de Monociclo Cine y no se pierda el estreno el próximo 10 de diciembre.