Para los gustos, los sabores y las obleas de Floridablanca (Santander), que ahora le apuntan a ingredientes y combinaciones más exóticas. Rellenas de hormigas culonas, aguacate, chorizo, maíz y hasta chicharrones, este tradicional dulce se ha venido transformando para conquistar todo tipo de paladar.
La historia comenzó hace siete años, cuando Cristian Mauricio Jiménez Delgado, un florideño, que desde niño ha estado envuelto en el sabor de las obleas, decidió innovar en este tradicional producto y se le ocurrió combinar el dulce con la sal.
“Hace siete años decidí reinventarme y lancé al mercado una oblea que se llamaba ‘tentaciones a otro nivel’, esa primera oblea iba rellena de aguacate, arequipe, maracuyá y sal. Yo pensaba que no le iba a gustar a la clientela, pero fue un éxito”, cuenta el emprendedor.
Sin embargo, este apasionado por los dulces quería algo más auténtico y que estuviera a tono con el departamento de Santander. Quería una oblea que lo representara en cualquier parte del mundo. Así fue como nació la oblea que bautizó ‘La santandereanita’.
“Cuando creé la oblea de hormiga culona tenía claro que quería algo bien santandereano, algo que nos hiciera sentir orgullosos. Hacerla era un gran reto porque debía saber combinar el arequipe con la hormiga, y encontré que el arequipe de café combina muy bien con la sal y el aceite de oliva”, explica Jiménez mientras le prepara una oblea a su clientela.
Las obleas a otro nivel se venden como pan caliente, cientos de turistas llegan cada mes hasta ‘Tentaciones, dulces y obleas’, un local comercial ubicado junto a la Casa Piedra del Sol de Floridablanca, a comprar las obleas que crujen cuando se muerden.
“Esta oblea es una verraquera santandereana. Es deliciosa, exquisita. Es la primera vez que la pruebo y me pareció muy rica. El dulce, la sal, la hormiga culona, el caramelito del arequipe y la oblea hacen una combinación diferente para el paladar. Cuando la mordí de inmediato sentí esa salecita que caracteriza a la hormiga culona. Se sienten las paticas entre los dientes. Hay que probarlas”, recomienda Ana Cecilia Porras, una turista que llega en busca de la oblea.
A Floridablanca llegan clientes buscando el primer amor, el matrimonio, la luna de miel, la reconciliación o el divorcio. Así se llaman las obleas, cada uno de sus nombres varía dependiendo del relleno que lleve.
“Fueron mis padres quienes hace 40 años aproximadamente comenzaron a mezclar el arequipe con el queso, con la salsa de mora, con la crema chantilly y otros sabores y así comenzaron a bautizar las obleas con estos particulares nombres que están relacionados con el amor. De allí poco a poco se fueron creando otros negocios que adoptaron la misma tradición”, recuerda Cristian, explicando el origen de las obleas y sus nombres.
En promedio este florideño vende unas 5 mil obleas por semana, sus precios varían dependiendo del relleno, las más costosas son las de otro nivel, una oblea rellena de hormigas culonas puede costar entre 12 mil y 13 mil pesos, dependiendo del tamaño.
Este apasionado por los postres, cada año se las ingenia para acaparar la atención de los turistas, por eso desde hace 10 años realiza el pesebre más grande del mundo hecho en su totalidad con dulce. En el último que hizo, gastó 500 kilos de dulce, un pesebre no apto para diabéticos.
Cristian Jiménez quiere seguir experimentando sabores exóticos para continuar conquistando paladares y llevando el dulce sabor de Floridablanca a través de sus deliciosas y exóticas obleas.