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¿Qué es la radionovela?

Las radionovelas marcaron a diferentes generaciones de colombianos, su realización marcó un antes y después en la producción sonora de nuestro país.

Cuando hablamos de radionovelas estamos hablando de historias melodramáticas: mujeres abandonadas, amores idílicos y traiciones, pero también de aventuras, héroes, villanos, luchas del bien contra el mal y, en todos los casos, estamos hablando de suspenso. Es un género radial que consiste en un dramatizado transmitido en episodios seriados.

En esto se diferencia del radioteatro, género del cual podríamos considerarla hija y que usualmente se entiende como una obra dramatizada, pero única y completa. Mientras que el radioteatro solía reproducir historias de la literatura universal y tenía menos audiencia, las historias de las radionovelas eran, en todos los sentidos, populares.

La radio, al carecer de imagen, es un estímulo a la imaginación. Sin embargo, los géneros narrativos de ficción lo eran quizás en mayor medida pues su lenguaje unía las palabras con música y efectos de sonidos.

Radionovelas

Una sala con objetos usados para crear efectos sonoros. Tomada de http://www.colorizemedialearning.com/detalhe_historia.php?pag=62

Los actores solo podían valerse de su voz y, por eso, imprimían en ella mayor dramatismo. Además del director, el equipo de producción de las radionovelas era conformado por un productor, quien operaba la música al ritmo de la narración, y un sonidista quien, en el estudio, utilizaba objetos que permitían emular ciertos sonidos que acompañaban la historia. Por ejemplo, el sonido de un papel celofán que se rasgaba daba la impresión del sonido de la lluvia y el golpeteo de las dos cáscaras de un coco emulaba el galope de un caballo.

Su momento de oro fue a mediados del siglo XX y fue tan importante que llegó a ser el núcleo de la programación radial latinoamericana. Esto fue así hasta el auge de la televisión, donde la naturaleza de la radio se volvió lentamente informativa.

En Colombia, la novela llegó a la radio leída directamente. El locutor antioqueño y maestro de escuela, don Luis García, quien trabajaba para la ya extinta emisora paisa Ecos de la montaña, desarrolló un formato que consistía en la lectura de novelas a través de la radio. Por su parte, la emisora La voz de Antioquia HKO hizo unos ejercicios de dramatizado y en 1938 consolidó un elenco para radio.

Los orígenes

Las radionovelas latinoamericanas están fuertemente influidas por el modelo de las Soap Operas de Estados Unidos. Se trataba de dramatizados radiales seriados que eran producidos por empresas de jabón que, sabiendo que su público eran las mujeres dedicadas al hogar y que eran esas mismas mujeres las más interesadas en los dramatizados radiales, encontraban en dichas producciones una buena estrategia publicitaria.

En Colombia, la empresa de jabones y cosméticos Colgate Palmolive fue una de las primeras en proponerle a las emisoras comerciales la creación de un elenco para dramatizados radiales en serie, replicando el modelo de los Estados Unidos. Colgate Palmolive eventualmente dejó de financiar estos elencos, pero su éxito era tal que fue rentable para las mismas emisoras mantenerlos. El célebre Gaspar Ospina, actor protagónico de radionovelas, nos explica mejor acá.

El lugar de origen de las radionovelas en América Latina es aún discutido. Se considera que la primera radionovela fue la producción argentina La Caricia del Lobo del actor y director Francisco Mastandrea. Fue una obra de dramatizado radiofónico emitida a inicios de 1929 que, por primera vez, no concluiría en una sola emisión y dejaría a los oyentes en suspenso. Esto coincide con los folletines, piezas impresas del siglo XIX donde se entregaba una historia por partes y dejaba a sus lectores (en su mayoría mujeres) en suspenso. Sin embargo, el origen de la radionovela propiamente dicha es atribuido a Cuba, donde se dio el mayor desarrollo de este género con una importante influencia estadounidense.

El creador más célebre de radionovelas en Cuba fue el mecanógrafo, actor, cantante, narrador, escritor y director Félix Benjamín Caignet (de quien, por cierto, Gabriel García Márquez confesó haber recibido influencias narrativas). Sus trabajos más recordados son las radionovelas Chan Li Po, que llegó a Colombia en 1948, contaba las aventuras de un valiente y astuto detective chino y significó un gran avance en escenificación en radio, y El derecho de nacer, donde una joven embarazada llegaba a donde un médico para que este le practicase un aborto y él, en cambio, trataba de disuadirla contándole su propia historia. (http://www.juventudrebelde.cu/columnas/lecturas/2007-04-01/la-novela-del-aire)

El derecho de nacer merece una pequeña pausa, pues es el hito que industrializa las radionovelas. Su primera emisión fue el 1 de abril de 1948. Rápidamente desplazó en audiencia a La novela del aire, su principal competencia. Se trataba de una apuesta intrépida, aunque moralista, pues planteó a los radioyentes la discusión del aborto, que para entonces era un tabú, y se cuestionó sobre la sagrada institución del matrimonio.

Radionovelas

Xiomara Fernández, Carlos Badías y Minin Bujones durante una grabación de “El derecho de nacer”. / Archivo. Tomado de https://www.elespectador.com/noticias/noticias-de-cultura/el-derecho-de-nacer-la-huella-de-las-radionovelas-articulo-910702/

314 episodios de 20 minutos fueron transmitidos por la emisora CMQ Radio. Sin importar que estuvieran haciendo, casi todas las personas del país estaban dispuestas a detener sus actividades a las 7 de la noche para escuchar la radionovela. Su éxito fue tal que pronto se realizaron versiones de la novela en Venezuela, México, Perú e incluso Brasil, donde trascendió las barreras del portugués. En Colombia, El derecho de nacer fue transmitida también con gran éxito en la emisora Nuevo Mundo gracias a que Fernando Londoño Henao, directivo de Caracol, adquirió los derechos, según él, de manera gratuita.

Kalimán, el hombre increíble

Otro gran hito de obligatoria mención es la radionovela Kalimán, el hombre increíble. Se emitió por primera vez en México el 16 de septiembre de 1963. Contaba las aventuras del superhéroe de origen indio Kalimán y su fiel acompañante, el pequeño niño egipcio Solín. Rápidamente se convirtió en un ícono cultural del que se produjeron cómics y eventualmente películas.

En 1965, Víctor Fox, libretista principal de Kalimán, fue directamente a Cali a ofrecer la cadena radial Todelar los episodios de la serie. Todelar le compró a Fox los primeros episodios y escogió en el papel de Kalimán al actor y locutor paisa Gaspar Ospina y a la actriz Érica Krum en la voz de Solín.

Radionovelas

Elenco de Todelar grabando “El valle de los vampiros”, capítulo de la radionovela Kalimán. Alicia de Rojas, Maria del Pilar, Gaspar Ospina y Lucy Colombia, Archivo particular Colprensa. Tomada de https://www.infobae.com/america/colombia/2021/01/29/kaliman-el-hombre-increible-regresa-para-enfrentar-el-aburrimiento-de-las-cuarentenas/

Las dos primeras series: Kalimán contra el extraño doctor muerte y Sandra, la reina de los gorilas fueron un éxito inmediato en Colombia. Sin embargo, la Editorial Novaro era la verdadera dueña de los derechos de la serie, no Víctor Fox. Funcionaros de esa empresa le advirtieron a Todelar que no podrían explotar los libretos de la serie, pero ya la altísima demanda popular en el país tenía comprometida a la emisora y no era viable cancelar la producción. Afortunadamente, intervino el escritor barranquillero Álvaro Ruiz Hernández, quien trabajaba en el elenco de Todelar de la Costa en series exitosas como “La ley contra el hampa” y “código del terror”

Se comprometió a crear nuevos episodios de la serie, conozca la historia acá

Kalimán se retransmitió hasta 1995 y creó una cultura en torno a sí misma. Las 5:30 p.m. se volvieron la hora fija de los colombianos para ir a casa a escuchar la novela.

También hubo grandes producciones colombianas

Cuando Kalimán había aterrizado en Colombia, ya venía a ritmo intenso la producción de más y más radionovelas que, ante una televisión aún en pañales, marcaban la pauta en el entretenimiento cotidiano.

Radio Continental, antecesora de Todelar, alcanzó a tener 35 radionovelas al aire, cada una con 200 capítulos en promedio. Radionovelas como Los cisnes azules, Renzo el gitano, León de Francia, entre otras, alcanzaban altísimos números de escucha.

Un nombre para no olvidar es el del caleño Fulvio González. Influido por Hemingway y Julio Verne, escribió no solo las continuaciones de muchas de las radionovelas que, desde Cuba o México, llegaron a Colombia y luego no enviaron más libretos. Pero también tuvo sus propias creaciones magistrales como Yo soy Ricardo Fernández, Vuelo X-072, Cadenas Malditas, Guajira, Infierno Verde y, la más popular, Kadir el árabe.

Quizás el éxito de las radionovelas radicaba en su exaltación a la imaginación. Le hablaban al oído a la audiencia y cada quien visualizaba lo que escuchaba. Esto permitía incluso que los personajes de la radionovela se idealizasen, pues su apariencia desconocida se volvía intuía a partir de las voces y los diálogos. Además, las radionovelas creaban y reproducían estereotipos, pues recurrían a lugares comunes con los que la audiencia podía sentirse reflejada. Pero la fantasía acabó una vez la televisión a color delató los rostros de los actores que, a menudo, no encajaban con las expectativas.

En 1964, Antonio Pardo, entonces director de Todelar, vio en las telenovelas una competencia insuperable por la radio y decidió que no se produjeran más radionovelas. En 1975, se tomó la misma decisión en Caracol. En ambos casos, Pardo consideró que la radio debía transformarse en un medio fundamentalmente informativo. Esta tendencia se repitió en las demás emisoras y aparecieron así informativos matutinos y noticieros radiales de fin de semana que se convirtieron en la base de la programación.

La radionovela sigue viva

En 2009, en una iniciativa del gobierno nacional se lanzó la radionovela 'Ni uno menos', la cual buscaba llegar a zonas rurales del país donde hay alta deserción escolar precisamente como parte de una campaña para prevenirla. (https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3704731) En 2010, la escritora Piedad Bonnett escribió para Radio Nederland la radionovela Ángel de dos caras, una historia sobre violencia intrafamiliar. En 2013, la Fundación Activos Culturales Afro lanzó la radionovela La Canción de Ananse, escrita y dirigida por Ángel Perea Escobar y musicalizada por la agrupación ChocQuibTown.

No podría decirse que las radionovelas hayan muerto. Aún varias emisoras las emiten y algunas han sido nuevamente producidas en formato pódcast. El gran cambio es que estas ya no pertenecen a la cultura de masas, sino a las audiencias de nicho y coinciden en la función de visibilizar problemáticas sociales y/o generar pedagogía.

Investigación: José David Escobar y Deisy Lemus Bautista

Redacción: José David Escobar

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