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Biblioteca de Guanacas: una obra que rescata la identidad indígena y campesina del Cauca

La Casa del Pueblo de Guanacas es la biblioteca pública que construyó la propia comunidad de Inzá, Cauca.
La Casa del Pueblo de Guanacas: la biblioteca que cumplió el anhelo de un pueblo en el Cauca
Foto: Carol Velásquez.
Carol Velásquez

En Inzá, Cauca, hay un lugar mágico, un lugar que reúne a la comunidad de todo el municipio en torno a la cultura y a su propia identidad indígena y campesina: se trata de la biblioteca de La Casa del Pueblo de Guanacas.

Y cómo no, si esta fue una obra que se construyó con el anhelo más profundo de su alma: convertirse en un pueblo en el que la educación fuese su pilar más importante. Y es que su historia no se remonta solo al momento de su construcción, viene de tiempo atrás, de los primeros habitantes de este lugar que, huyendo de la violencia bipartidista del país, se asentaron y escogieron la educación como una línea de guía para el desarrollo de la vereda.

Con ese objetivo crearon el primer colegio rural en este municipio, llamado el Instituto Nacional de Promoción Social, que formaba líderes y lideresas para la comunidad. Fue la primera promoción la que se cuestionó cuál era el siguiente paso a seguir y, entre tantas oportunidades que buscaron, les llegó una: tuvieron la fortuna de ser becados por la Universidad de Los Andes, una de las escuelas de educación superior más importantes del país.

Pero irse a Bogotá implicaba muchas dificultades económicas, sin embargo, sus convicciones fueron más fuertes que el miedo y se aventuraron a cumplir su sueño de expandir sus conocimientos para ayudar a su comunidad.

vereda

Una biblioteca como eje principal de la vereda

El proyecto de la biblioteca de Guanacas nació del trabajo de grado del arquitecto de la Universidad Javeriana, Simón Hosie Samper. Él conoció al grupo de estudiantes de Inzá y viajó hasta el municipio.

"Él se enamora tanto del lugar que su trabajo lo plantea en el desarrollo de lo que es este proyecto, con eso se gradúa, pero entonces no hay plata para hacerlo", cuenta Carlos Arias Medina, un campesino que nació y creció en Inzá, es comunicador social y ha participado en distintos procesos campesinos de la región.

Todos empezaron a cargar esa carpeta con el proyecto buscando alguien que pudiera financiarlo, y fue en la Embajada del Japón donde lograron conseguir el primer aporte para construir la etapa inicial; y así, poco a poco, fueron encontrando los recursos para completar su tan anhelada biblioteca.

“Ahí pasa algo muy chévere, que se declara esto como una obra artística y el arquitecto le da los derechos patrimoniales de toda la construcción a la Junta de Acción Comunal, y esta es la que contrata al arquitecto para que la termine”, dice Carlos Arias.

Ahora tenían el lugar, pero sus espacios aún estaban vacíos, cada que alguien podía aportaba un libro para agregarlo a sus stands, pero no eran suficientes para completarlos.

Sin embargo, en el 2004 esta biblioteca es merecedora de los máximos honores en la Bienal de Arquitectura, y así logra más reconocimiento a nivel nacional.

“Explota la fama a nivel nacional del proyecto, y ahí se pueden comenzar a hacer acercamientos con las instituciones, entonces ahí se inscribe ya a la Red Nacional de Bibliotecas, y es así como comienzan a llegar las colecciones de libros y ya permite, pues, que todos estos anaqueles, comiencen a llenarse”, relata don Carlos.

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En el año 2017 recibió el Premio Nacional de Bibliotecas Públicas ‘Daniel Samper Ortega’, otorgado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia.

Una obra que hizo homenaje a su historia

Su posición geográfica es estratégica, pues se logra ver desde muchos puntos del municipio, “es un sitio estratégico que lo ubicaba como un faro, uno lo ve desde cualquier lado y sabe que es la biblioteca".

Además, una de las particularidades que hace a este lugar único es que, en Colombia, la mayoría de pueblos se construyen alrededor de una plaza administrativa o de una iglesia, pero aquí se pensó a esta biblioteca alzada en guaduas como centro para el ordenamiento territorial de la vereda.

“La parte de abajo, la plazoleta, es pensaba en los caminos de piedra de la época prehispánica, al entrar se toma la forma de un árbol, que es el árbol del conocimiento, aquí tienes un tronco, y arriba está la hoja, y esa hoja es la mesa en donde todos se reúnen a pensarse en torno a  la comunidad”, describe el comunicador.inza

También posee una serie que llaman ‘Cuadros vivos’, unos pequeños huecos en los que se ve un paisaje diferente del municipio; las gradas le rinden homenaje a las culturas antiguas que dejaron sus huellas en lo que son los hipogeos, que tienen una data de más de 2 mil años.

Inzá, Cauca, está ubicado en una parte del Parque Arqueológico Nacional de Tierradentro; una reserva arqueológica de Colombia declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad por tener un importante reservorio de la cultura precolombina. Por esa razón, la biblioteca de Guanacas tiene la colección de textos más grande del país dedicada a la cultura Nasa y campesina del Cauca.

“Hay unos cuadros que rinden homenaje a personas importantes de la región, pues normalmente en los colegios y en muchas partes, nos enseñaron de Cristóbal Colón, de Simón Bolívar y toda esta gente, pero no nos enseñan a contar nuestra gente , en cada uno hay líderes y ligerezas de nuestra comunidad”.

Actualmente, en la biblioteca realizan escuelas de formación en música, danzas, artesanías, deportes, y se ha podido irradiar a todos los jóvenes de la región esta cultura para alejarlos de los grupos al margen de la ley que rondan cerca.

"Este es un proyecto único en el país. Desde esa lógica que hay que llevar también el conocimiento a las veredas, imagínense toda Colombia con una biblioteca en cada vereda. Otro gallo cantaría, ¿no?", dice con mucho orgullo Carlos, quien ha sido el encargado de relatar esta historia.

Además, resalta que cuando empezó a gestionarse el proceso de paz, antes de firmarse el acuerdo, estuvieron representantes de las Farc sentados contando sus compromisos. “Ya muchos años después los tuvimos sentados aquí sin el fusil. Esto es una muestra de que es una posibilidad de paz en el país, y que la paz es el camino, que la educación es el camino y que proyectos como este deben apoyarse”.

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