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Quijotadas: frases inmortales que nos dejó ‘el caballero de la triste figura’

Don Quijote es ese otro que no podemos ser, y es por esto que lo amamos: José Saramago.
Ana María Lara

 

Don Quijote soy y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y de la hipocresía y busco para mi propia gloria la senda más angosta y más difícil”.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la historia de este personaje que ha encantado lectores de todas partes del mundo, es, después de la Biblia, el libro más editado y traducido desde hace ya más de cuatro siglos. Obra del Siglo de Oro Español, es a la vez una novela de caballería y la primera novela moderna. En dos partes, la primera publicada en 1605 y la segunda diez años después, seguimos las aventuras y desventuras del hidalgo Alonso Quijano y su escudero Sancho Panza.

El autor, Miguel de Cervantes, tuvo una vida muy accidentada: huida después de batirse en duelo, pérdida de la mano izquierda en la batalla naval de Lepanto (1571) por el control del Mediterráneo entre el imperio otomano y la Liga Santa, formada por el imperio español y sus aliados italianos, con la victoria de la Liga Santa; secuestro por unos corsarios turcos y cárcel por una equivocada transacción financiera. Fue precisamente en prisión donde ideó su novela, transponiendo al personaje del Quijote el recuerdo de algunas de sus vivencias.

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Es que Don quijote, nutrido de novelas de caballería, decide volverse un verdadero caballero; valiente, un héroe justiciero, un nuevo mesías. Y en esta empresa transforma su visión de la realidad, las campesinas son unas princesas, los molinos son unos gigantes monstruosos, un rebaño de ovejas es un ejército para vencer. Está acompañado de Sancho Panza, un campesino rudo, goloso y codicioso que se anima a acompañarlo creyendo sus promesas de enriquecimiento y gloria.

En Sancho está el sentido común, en el Quijote la imaginación, el sueño, el idealismo, la generosidad, para algunos la locura. Pelea con los molinos, con los rebaños de ovejas, libera unos presidiarios. Entre dos aventuras, aprovecha el reposo para meditar, soñar, reflexionar sobre la condición humana y dar a Sancho consejos morales. Sancho adquiere así una educación que lo habilitará para “gobernar” los habitantes de la ínsula de Barataria, y el Quijote, al final de sus aventuras, terminará aceptando un poco la realidad.

Una obra que no pasó desapercibida

La novela abarca varios géneros: lírica, épica, tragedia, comedia, sátira, filosofía. Es también un retrato crítico de la sociedad española. Tuvo varias lecturas, según las épocas: los contemporáneos de Cervantes la recibieron como una historia cómica, fue tal su éxito que se hicieron 12 ediciones de la primera parte antes de 1615; en la época de la Ilustración fue vista como un ensayo filosófico; en el Siglo XIX como la novela del Héroe romántico; y en el siglo XX se insistió, por influencia del sicoanálisis, en discutir si el Quijote era loco o no.

Se ha mantenido esta obra como referente literario, y en el imaginario popular están instalados muchas sentencias y muchos proverbios, y la palabra Quijote derivó en sustantivo y adjetivo (quijotada, quijotesco).

La historia ha sido llevada al cine (más de 20 películas y varias series), al teatro y a la ópera (más de diez).

Como un homenaje a las hazañas del Quijote, para celebrar los 400 años del libro, en 2005 un joven montañista español, Javier Cantero, ascendió a la cima del Aconcagua, la más alta de América, 6.962 metros para leer allí unos fragmentos del libro que se caracteriza también por sus enseñanzas.

Foto: Adalberto Roque / AFP

Las enseñanzas del Ingenioso Hidalgo se expresan en párrafos o frases que se han hecho proverbiales, como, por ejemplo:

“La mejor salsa del mundo es el hambre”

Es un comentario de Teresa Panza, la mujer de Sancho, cuando este se prepara para seguir al Quijote en una nueva aventura. En una España sitiada por el hambre (pestes, malas cosechas) el poder comer cualquier cosa era una aventura difícil.

“Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”

Así le dice el Quijote a Sancho cuando en un descanso entre dos aventuras, el Quijote reflexiona y diserta, esta vez sobre la libertad y la honra, que son para él esenciales en la vida de los hombres. La honra es aquí el sentido del honor, de la honestidad.

“El que lee mucho y anda mucho, amigo Sancho, ve mucho y sabe mucho”

Para don Quijote, el encontrarse con gente muy diversa en origen, cultura y posición social, conduce a la tolerancia y a ver todas las aristas de la verdad. Igual ocurre con el hábito de la lectura. Se trata de una reflexión renacentista, de apertura al otro y a otros mundos.

“La sangre se hereda y la virtud se aquista; y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”

Entre los consejos que le da el Quijote a Sancho, que se apresta a gobernar la isla Barataria, está la insistencia en la virtud como primer atributo moral, la que distingue a los hombres de bien, mientras que la sangre o el linaje es solo un accidente. Hay aquí una crítica directa a los nobles, por su poca honestidad. Se “aquista” significa se adquiere.

“Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”

Es otro de los consejos que da el Quijote a Sancho. Contra la corrupción en la Justicia y a favor de la misericordia, en una referencia bíblica, el amor a los pobres.

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