Pital de Megua es un corregimiento ubicado en el municipio de Baranoa en el departamento del Atlántico. Aquí, hace 22 años, los hermanos Adolfredo y Julián Llanos en compañía de Luis Barrios idearon un disfraz que rinde homenaje al burro, un animal que es ícono del campesinado y de las zonas rurales de la región.
Julián Antonio Llanos de la Asunción, un hombre de 57 años, duró mucho tiempo con la idea en su cabeza, crear algo representativo de Pital de Megua que se conociera a nivel nacional.
Con su esencia carnavalera, sembrada por su familia, un día se detuvo a pensar y llegó a su cabeza como por arte de magia, la imagen de un burro. Para ese entonces, la empresa textil donde trabajaba le ayudó a organizar lo que por muchos días navegó en su imaginación.
“Había unos flecos que salían de las máquinas y eran considerados como desechos y dije, —de aquí voy a hacer un disfraz de burro —. Entonces me pregunté —¿qué hago?— Y automáticamente me respondí: —es que voy a representar a mi región a través del burro, al campesino pitalero, porque el burro es la herramienta de trabajo del campesino— ”, cuenta Julián Llanos con una sonrida dibujada en su rostro.
Convencido de su plan y queriendo hacer algo maravilloso que dejara en la perpetuidad del pueblo a la familia Llanos, Juián le contó su idea a su hermano Adolfredo Llanos, a quien considera como el maestro, el artesano, el director, el pensador, el gestor, quien durante 22 años ha mantenido una tradición pitalera.
“Para mí el burro significa todo. Cómo será que hasta mi nombre me lo cambiaron. Ya no me dicen Adolfredo, sino hey burro pa´ dónde vas”, afirma con orgullo Adolfredo Llanos.
Julián, amablemente, cuál clase de español, explica “es como cuando hacemos una oración con el sujeto y el predicado, ‘el burro está corcoveando’”.
Añade que para la época entre diciembre y enero abunda la cosecha de millo, uno de los alimentos más afrodisíacos que existe “y al burro le sirve en grado sumo”.
Con picardía en su rostro, Julián expone “un burro, vulgarmente hablando ‘jarto e millo’, es un burro al que hay que tenerle miedo, porque corretea a la burra para aparearla, ese burro se vuelve intenso. No se queda quieto, tira patá, salta, se sube al barranco, se tira, por eso es que le llamamos corcoveón”.
¿Cómo es la danza del Burro Corcoveón?
Aquí no hay coreografía específica, tras haber creado el disfraz, Adolfredo, Julián y Luis tenían el reto de hacer una imitación perfecta del burro, y buscar una parafernalia que los hiciera entrar al Carnaval de Barranquilla.
La danza tiene tres personajes además de los burros: el campesino, porque trata de coger al burro para llevarlo al monte y el burro no se deja. El golero que se acerca al burro cuando está dormido, pero termina espantado por este cuando se despierta, y el tigre por aquello del refrán ‘pelea de tigre con burro amarrado’, pero acá se invierten los papeles y el burro termina matando al tigre.
“Yo estudié las formas del burro cuando se rasca, cuando espanta las moscas, cuando se arrastra, cuando brinca, cuando busca la burra. El burro no puede quedarse quieto, al menos debe mover la cola, tiene que hacer algo, y en medio de mis años, todavía tengo esa energía para corcovear”, ostenta Julián.
Por ese dinamismo, los jóvenes, niñas y niños del grupo lo consideran como la máxima expresión del burro. Ellos tratan de retomar su estilo y aprender en medio del desgaste que genera cargar el disfraz. Pues Julián los anima para que continúen los recorridos bajo el inclemente sol y la euforia del Carnaval de Barranquilla.
“Me he desmayado una cantidad de veces con mi disfraz, pero la idea es mostrarles a los niños que si llevan un disfraz es para representarlo. Porque si no tiene la actitud es mejor que no se lo pongan”, indica.
Una tradición sigue viva
La danza del Burro Corcoveón, ‘folclóricamente’ representa todo para Pital de Megua. Sus creadores están convencidos que esta historia no acabará por ahora.
Adolfredo dice que Pital de Megua tiene cereca de 4.500 habitantes, de los cuales, 1.000 han sido burros. Tanto, que cuando se encuentran por las calles, se saludan y dicen “yo fui burro en tal año”, cosa que lo llena de satisfacción por mantener vivo este disfraz de los Burros Corcoveones.
"Hacemos énfasis en las niñas, niños y jóvenes para que se vinculen a este proyecto, porque hay peligro de que la tradición se pierda, se difumine con otros eventos que no son auténticos y cambie el sentido al Carnaval de Barranquilla”, expresa Luis Barrios, creador y personaje de ‘Golero’ en los burros.
“Yo siempre me he disfrazado, no recuerdo un año que no lo hiciera y me siento feliz de representar toda esta realidad, que es intangible, que forma parte de la cultura y el imaginario colectivo de una comunidad”, concluye Barrios.