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Villavicencio la 'Puerta al Llano’: 183 años de diversidad cultural

El municipio de Villavicencio reúne gran parte de la mega diversidad biológica que posee el país
¿Cuántos años cumple Villavicencio? La Puerta al Llano
Crédito: Óscar Bernal
Paola López

La historia de Villavicencio como muchas otras ciudades de Colombia, está construida de retazos, gracias a la memoria ancestral de un grupo de personas y del estudio de investigadores que nos permiten reconocer nuestros orígenes.

Esta ciudad intermedia inicio sus cimientos, antes de la llegada de los españoles, en el siglo XVI, cuando era habitada por familias indígenas Guayupe, quienes eran agricultores, pescadores y comerciantes de productos como mantas, cerámicas, esmeraldas, sal y oro, procedentes del altiplano, formando, así, las bases estructurales de lo que hoy la define como la ruta y centro comercial de los Llanos Orientales.

Es por ello, que su fundación no dista de procesos superpuestos, en donde las versiones se encuentran, acompañan, y fortalecen, obligándonos a exponer, para nuestro conocimiento, los diferentes saberes que hay sobre la misma. Uno de ellos, es el de Juana Salamanca Uribe quien nos habla de cuando los jesuitas entraron al territorio Guayupe y entre la evangelización, la represión, la imposición del régimen colonial, los llevaron construir y trabajar en las haciendas en donde aprendían de ganadería, agricultura y economía española.

Villavicencio ‘la puerta al llano’: 183 años de diversidad cultural

La primera hacienda que se conoce con estas características, dista del año 1544 y se ubica en la vereda de Apiay, su dueño era Pedro Rodríguez de Salamanca, quien se queda sin protección, por la expulsión de los jesuitas del territorio y debe ceder su propiedad a los cazadores y agricultores conocidos como Comuneros de Apiay, en el año 1767. Ellos comparten parte de sus derechos con Emiliano Restrepo Echavarría quien, a su vez, los transfiere a Ricardo Rojas el cual, en 1877 mediante escritura pública, hizo donación perpetua al municipio de sus derechos.

Otra parte de la historia la conocemos por la escritora Jane Rausch, quien narra que Villavicencio en 1861 contaba con 600 habitantes quienes construyeron ranchos de bahareque con techo de palma, delimitaban sus calles con trazos en ángulos rectos y definieron una plaza principal, lugar del mercado dominical, las fiestas patrias y las corridas de toros. No podemos decir que esta población era eminentemente agricultora, pero si para su pervivencia cultivaban yuca, plátano, arroz y recogían el ganado que vagaba en los llanos.

En el municipio se distinguen dos regiones, por eso en algún momento varias personas la denominaron como la ciudad de las dos caras, pues por un lado se puede divisar una montaña ubicada al occidente y Noroccidente, formada por el costado de la Cordillera Oriental; y por el otro, una planicie inclinada ligeramente hacia el Oriente y el Nororiente, que corresponde al piedemonte de la cordillera, bordeada al Norte por el río Guayuriba. En la parte central de esta planicie cruzan los ríos Ocoa y Negro, además de numerosos caños y afluentes menores.

Villavicencio ‘la puerta al llano’: 183 años de diversidad cultural

Cabe mencionar, que otra de las maravillas que tiene la puerta al llano, es que reúne gran parte de la mega diversidad biológica que posee el país en varias de sus zonas; pues crecen especies endémicas y de gran variedad que constituyen reservas biológicas con una maravillosa belleza.

No podemos olvidar, la evolución que ha tenido la ciudad, pues los primeros habitantes en 1840 del entonces Gramalote no sumaban 100, hoy 183 años después está cercanos a los 500mil que siguen construyendo el municipio día a día, porque…

“Es una ley del llanero

Darle la mano al que llega.

El que está adentro se atiende,

El que está afuera, se apea,

Y con gran algarabía

Se le abre la talanquera

Como si fuera un hermano

Que de otras tierras viniera.”

Fragmento del poema “El ánima de Santa Helena” de Héctor Paul Vanegas

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