El acordeón es el instrumento que hizo posible uno de los géneros musicales más representativos de Colombia, el vallenato, y es el responsable de las incontables historias que han surgido a partir de él y que han sido narradas a ritmo de pitos y bajos.
El investigador guajiro, Abel Medina, relata que este instrumento llegó a Colombia a mediados del siglo XIX y que La Guajira jugó un papel importante, pues el dato más antiguo que puede dar cuenta de la entrada del acordeón al país son unos registros del año 1856 que descubrió el historiador Fredy González Zubiría, y que corresponden a impuestos pagados para su importación a la entonces Provincia de Riohacha que, para esa época, hacía parte del Magdalena Grande.
“Las crónicas más antiguas de viajeros que documentan el formato instrumental que se conoce como conjunto vallenato: caja, guacharaca y acordeón, son las de Florentino Buenaga y Henry Candelier en los años 1890, que relatan las cumbiambas en Riohacha animadas con estas agrupaciones”, señala el experto.
Además de ser el punto legal de la entrada del instrumento a Colombia, Riohacha representa gran importancia para la música de acordeón, pues allí surgió el primer acordeonero reconocido, Francisco Moscote Guerra, distinguido como Francisco ‘El hombre’, una leyenda vallenata.
“Fue tan famoso que los acordeoneros que lo precedieron llegaron hasta donde vivía en Machobayo (Riohacha) para conocerlo. Fue quizás el héroe cultural más importante que tuvo los primeros estadios de la música vallenata”, asegura el investigador.
Pero no solo Riohacha tuvo personajes importantes en la historia del acordeón. En Fonseca, al sur de La Guajira, el mayor exponente es Luis Enrique Martínez, conocido como ‘El Pollo vallenato’, a quien los expertos le adjudican la creación de la técnica interpretativa del vallenato tradicional.
“Prácticamente en todos los festivales los participantes tienen que ajustarse a esta técnica. Es lo que enseñan en todas las escuelas de música y es el estilo que más reyes vallenatos y seguidores tiene”, explica Medina.
A ellos los siguen acordeoneros como ‘Chico’ Bolaños, ‘Colacho’ Mendoza, ‘Chiche’ Martínez, ‘Cocha’ Molina, ‘Beto’ Villa, Emiliano Zuleta, entre otros artistas que han hecho grande a La Guajira en el vallenato. También se destacan dinastías como los Romero, Zuleta, Bolaño, Murgas, Celedón, Díaz, Brito, Granados, López, Meza y muchas más.
Los aires tradicionales del vallenato son cuatro: puya, merengue, son y paseo, los cuales, según el investigador Abel Medina, son los aceptados y exigidos en el Festival de la Leyenda Vallenata, que cada año elige un rey acordeonero que ejecuta mejor cada uno de estos ritmos.
Puya
Es uno de los aires más antiguos del vallenato, expertos coinciden en que fue el primero que existió y su sonido se parece al canto de los pájaros. Entre las puyas más reconocidas se encuentra ‘Pedazo de acordeón’, del maestro Alejo Durán, ‘El canto de los pájaros’, interpretada por Alfredo Gutiérrez, entre otras.
Merengue
Este ritmo es parecido a la puya, la diferencia, según los teóricos vallenatos, es que el merengue es más lento. Entre los más destacados están ‘El viejo Miguel’, interpretado por los Hermanos Zuleta, y ‘La vieja Sara’, de Rafael Escalona.
Son
Es el más lento de los aires del vallenato, con el cual los cantantes interpretan sus canciones más sentidas. Uno de los ejemplos más representativos del son es la canción de Juancho Polo Valencia ‘Alicia adorada’.
Paseo
De acuerdo con investigadores vallenatos, el paseo es el más reciente de los aires. Rafael Escalona fue su principal exponente con canciones como ‘La casa en el aire’ o ‘El testamento’.
El historiador Abel Medina asegura que, aunque para los ortodoxos solo existan estos ritmos, los músicos vallenatos no se quedaron en estas formas y han adoptado otras modernas como el paseaíto, pasebol, cha cu cha, paseo chandel, entre otras variantes.
Formación musical
Con el fin de mantener la tradición vallenata propia del departamento de La Guajira, maestros musicales lideran procesos de formación con niños y jóvenes de diferentes municipios. Tal es el caso del maestro Carlos Díaz, acordeonero profesional y compositor, quien creó la Fundación Cultural Sendero de Acordeones en Riohacha y cofundó la escuela Luis Enrique Martínez en El Hatico (Fonseca), donde se enseña principalmente a interpretar el acordeón.
“Son alrededor de 23 años de estar formando a niños y jóvenes en música vallenata y estoy muy contento y con muchas expectativas de estos nuevos talentos”, afirma el maestro Díaz.