Desde principios de la década de 1990, la OMT Organización Mundial de Turismo ha venido trabajando por el desarrollo del ecoturismo, enmarcando los objetivos entre las áreas protegidas y el turismo con una proyección muy definida, la de garantizar que sus compromisos se sumen a los cuidados y buenas prácticas de las zonas protegidas para minimizar efectos negativos.
Ahora, que el sector turístico se reactiva con la firme intención de recuperarse luego del desarrollo de la pandemia desde el año anterior, el ecoturismo cada día toma más fuerza y mayor conciencia. Hace unas semanas el viceministro de Turismo, Ricardo Galindo Bueno, se refería a ese turismo sostenible y como el cambio cultural está dirigiéndose a esos destinos donde los viajeros respetan la naturaleza y el entorno.
En un viaje por Colombia, les traemos tres lugares para conocer, disfrutar y cuidar en nuestro territorio, esta es la magia del ecoturismo colombiano.
Ecoturismo y educación ambiental en el Meta
En la Sierra de la Macarena se encuentra la Fundación Marimba, este municipio como lo es La Macarena, ha tenido una oportunidad alrededor del acuerdo de paz, ha vuelto a ser visible pero ahora por su riqueza y oportunidad para ser visitado por el ecoturismo.
Actualmente, se apoyan procesos comunitarios con dos ejes destacables, el turismo y la conservación de los recursos naturales. “Este sueño empezó por un trabajo de la Institución Educativa la Julia”, afirma Alcibiades Alvarez Navarro, codirector de la Fundación Marimba. Para este granadino de gran corazón llanero, resulta valioso el haber iniciado el trabajo por despertar el interés de estudiantes sobre la conciencia ambiental, “este camino inició con un sendero muy pequeño dentro de la institución”.
Posterior a esto, el trabajo ecoturístico ha ido creciendo por los apoyos que se han conseguido, “logramos vincularnos al programa de colegios amigos del turismo con el Viceministerio de Turismo”, ese fue el inicio según Alcibiades.
No es solo un trabajo de la Macarena, a este se suma el ecoturismo del que se puede disfrutarse en Puerto Gaitán, donde mujeres indígenas se han sumado al empoderamiento de estas apuestas con capacitaciones. Además, también está lo hecho en el municipio Uribe, Meta, “acá el trabajo en conjunto, hecho por el valor turístico, muchas familias se benefician de las cascadas que tienen en las fincas, de alguna quebrada que puede pasar cerca del lugar de donde viven, o como en uno de los casos, de una cascada se benefician varias familias repartiéndose los cupos para llevar turistas”, a esto se refieren cuando expresan el trabajo ecoturístico y comunitario.
Recorriendo uno de los senderos con la Fundación Marimba, se pueden observar cinco especies de primates diferentes, entre esas el mono araña, más conocido como la Marimba, de ahí se toma el nombre de la fundación, como algo representativo.
Caminando el Putumayo
Esta región se ha convertido en un fabuloso destino en el suroeste de Colombia, en toda la región Amazónica. Desde hace una década las apuestas por el ecoturismo vienen creciendo, con una oferta amplia, cada vez se escuchan testimonios de visitantes y viajeros no solo de nuestro país hablando de aviturismo, de la cascada golondrino Mocoa, cascada la honda río Caquetá, cascada ojo de dios y la famosa cascada fin del mundo, entre otros atractivos naturales.
Para llegar desde Bogotá puede hacerse vía aérea hasta el aeropuerto Puerto Asís, desde ahí ya empieza toda una aventura viajando por carretera, el destino se encuentra en el kilómetro 6 vía Mocoa, capital del Putumayo y Villagarzón.
Juan Pablo Ramírez Huaca, presidente de la Corporación Turística fin del Mundo, asegura que “el ecoturismo en Putumayo ha venido creciendo de una forma organizada, cada día se tiene más orden con distintas comunidades”. El pueblo Kamentsa ha sabido trabajar en unión para empoderar los trabajos turísticos con el claro objetivo de cuidar la naturaleza, “se busca ofertar un mejor destino y así tener la sostenibilidad ambiental, social, económica y cultural”, dice.
Ecoturismo y ancestralidad en el Huila
Desde el 2013 en Palestina, al suroeste del departamento del Huila, en toda la unión cordillera oriental y central, limitando con el departamento del Caquetá, nació la Corporación Coorpoandakies. “Empezamos a ser con conscientes de toda la riqueza natural que nos ha rodeado y el punto estratégico en el que nos encontramos”, dice Jhannier Muñoz Rojas, quien hace parte del equipo de trabajo la corporación, de esta forma describe como fueron enfocando este número de elementos para acercarse al ecoturismo, sin olvidar el gran valor y compromiso de las comunidades.
La transformación del territorio y de las economías han cambiado poco a poco, “a la madre naturaleza se le miraba de otra manera, las familias vivían del aserrío y del comercio de maderas finas, y pasar de eso a explorar la riqueza desde el ecoturismo ha sido muy placentero”, Jhannier con tan solo 20 años, resalta el significado de cada apoyo externo para ser lo que son hoy en día turísticamente.
Son 23 asociados, familias representadas que se suman y hacen parte de este proyecto ecoturístico con una oferta cuidadosa y leal a la naturaleza, con servicios en el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos, primer parque nacional natural declarado en el año 1975. Muñoz señala que uno de los grandes atractivos que ofrece la corporación es la forma en que mantienen presente cada costumbre, “trabajamos por sostener nuestra cultura ancestral e indígena de nuestro pueblo Andaquí”.
“Nuestro pueblo, en lo que corresponde en el sur del Huila fue sometido en épocas de conquista, además era un pueblo nómada que se movía entre el Caquetá y Huila”, todo eso proceso histórico y de reconocimiento es el que quieren rescatar en cada lugar sagrado para que los visitantes y turistas lo conozcan, así lo resume este joven descendiente de los pueblos indígenas andaquies y yanakuna.
“Le apostamos al turismo comunitario con la visita de cada persona, y queremos compartirles un mensaje más allá de solo venir”, este es un territorio que busca reflexiones de los visitantes y que gracias a ellos se dé la oportunidad de seguir viviendo a través de esa labor ecoturística. Un lugar lleno de magia y ancestralidad para respetar cada uno de esos atractivos naturales, la piedra del amor, la cascada alto del oso, la cueva del indio, entre otros. “Contamos con otros sitios sagrados como cascada la lindosa y algunas fallas geológicas”, una invitación llena de naturaleza que hace Jhannier Muñoz Rojas, un joven que admira y promueve la conservación de la Pachamama.