Cabal y Farah: la dupla colombiana en camino por el oro olímpico
Se enfrentaron en torneos infantiles siendo muy pequeños, tuvieron que dejar Cali para perseguir el sueño de ser profesionales, iniciaron en la modalidad de sencillos pero sin los resultados esperados y las lesiones junto al deseo de salir de esa zona de confort, los llevó a unirse como pareja y alcanzar los resultados que se conocen hoy en día.
Patrick Farah, papá de Robert, es un libanés que por cosas del destino y de la situación de su país emigró primero a Canadá y después llegó a Cali. Allí lo unió con Colombia su pasión por el tenis, pues era jugador y conocedor de muchos aspectos de ese deporte. Patrick tuvo que ser testigo de cómo un pequeño como Juan Sebastián, le ganaba partidos y demostraba talento enfrentando a su hijo Robert. Los entrenó, los pulió y comenzó a erigir a una dupla ganadora.
“Empecé a trabajar con ellos cuando tenían cinco años de edad. Eran los dos más chiquitos de todo el grupo y en el caso de Juan Sebastián tenía talento y muy buena mano. En mi caso ser papá y entrenador al mismo tiempo no era tan fácil esa transición. En ocasiones me pasaba en la exigencia y trataba de no meterle tantas emociones al trabajo, aunque es un privilegio hacer lo que más te gusta con tu hijo”, reconoce Patrick sobre ese proceso.
Juan Sebastián Cabal seguía el ejemplo de su hermano Daniel que también jugaba tenis y se convirtió en el modelo a seguir. El fútbol quería meterse en el camino y tenía talento, tanto que el mismísimo ‘Pibe’ Valderrama alguna vez fue a la casa de los Cabal a hablar con el papá, para que lo dejara ingresar a las inferiores del Deportivo Cali, pero la decisión la tomó Juan Sebastián y a pesar de su corta edad sabía lo que quería y que el tenis era lo suyo.
“Yo les dije que él era el que decidía y sin dudarlo dijo que lo suyo era el tenis y nosotros lo apoyamos en la decisión. El fútbol es muy difícil y no lo veía en ese deporte”, dice Darío Cabal, papá de Juan Sebastián.
Viajaron a Bogotá muy jóvenes a hacer parte del equipo Colsanitas de tenis, que fue la empresa que los apoyó y creyó en ellos desde un principio. Obviamente no fue fácil para la familia ni para ellos mismos, ya que tuvieron que afrontar dificultades, pero primero estaba su sueño de salir adelante en el deporte.
“Fue muy duro, uno no lo veía casi nunca porque estaba mucho tiempo de gira y viajaba mucho. Juan Sebastián ha sido muy solidario, muy familiar. Siempre me gustó mucho el tenis, pero no pensé que fuera a ser profesional”, señala su madre, Libia Valdez.
En la modalidad de sencillos tenían talento, ganaban torneos, pero el destino se empecinó en unirlos. Lesiones y también alguna que otra crisis existencial y su proyecto a futuro, los juntó en la modalidad de dobles que no era popular en el país, pero que después de ver los triunfos de esta dupla vallecaucana, sus carreras tomaron otro rumbo.
“Los jugadores siempre se meten de lleno en la parte individual. Nunca se prepara un niño en los dobles. Las cosas se van dando y van fluyendo, en el caso de Cabal y Farah tenían la ventaja que eran de Cali, que se conocían y que empezaron juntos muy pequeños. Ellos son polos opuestos, mientras Robert es explosivo, Juan Sebastián es más calmado, pero el mérito es que ellos se complementan”, explica el entrenador Ramiro Hidalgo que desde los inicios de ambos hizo parte del proceso.
Hablar de los triunfos de Cabal y Farah es repetir lo que todo el mundo conoce por su talento. Son una familia que formó el deporte y que hoy en día no se concibe separada. Ellos son sinónimo de unión, de trabajo en equipo y de que se puede triunfar con una dosis de paciencia, otro poco de explosividad y un poco más de talento, para mezclar y sacar a la mejor pareja que ha dado el tenis colombiano.
