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Freddy Molina, medio siglo sin un ídolo de la música colombiana

El compositor Freddy Molina Daza dejó al mundo vallenato un puñado de verdaderos clásicos como 'Amor sensible', 'Tiempos de cometa', 'A nadie le cuentes' y 'Los novios'.
Radio Nacional de Colombia

Nacido en Patillal, Cesar en agosto de 1945, y fallecido trágicamente allí mismo en octubre de 1972. El compositor Freddy Molina Daza dejó al mundo vallenato un puñado de verdaderos clásicos como 'Amor sensible', 'Tiempos de cometa', 'La verdad', 'A nadie le cuentes' y 'Los novios'. Su muerte violenta, a sus escasos 27 años, lo convirtió en el miembro colombiano de aquello que en el mundo de la música se conoce como el “Club de los 27”, conformado por célebres músicos desaparecidos a esa edad.

Desde muy joven el juglar patillalero se convirtió en una de las figuras más relevantes de la creación vallenata, gracias a su descripción de los paisajes de su tierra natal y de la Sierra Nevada, la nostalgia de la infancia perdida y los amores a las orillas del Guatapurí.

El año de su muerte fue también el de su salto a la fama por dos composiciones suyas estrenadas en el disco en la voz de Jorge Oñate con los Hermanos López: “Amor sensible” y “Tiempos de cometa”, y aunque sus temas han sido recurrentes en el repertorio de toda la pléyade del vallenato desde Diomedes Díaz hasta Peter Manjarrés pasando por Los Diablitos, Carlos Vives y Diana Burco, el mayor cultor de su obra definitivamente ha sido Alfredo Gutiérrez, quien no sólo inmortalizara en su voz 'Los novios', sino que incluso grabó suficientes temas como para ser recopilados por el sello Codiscos en la década del 70, en un trabajo que lleva por nombre “Alfredo Gutiérrez canta a Freddy Molina”. El trovador dejó huella con otros temas igual de imprescindibles en el repertorio de la música de acordeón como 'Dos rosas', 'Adiós noviazgo', 'Cristina', 'El indio', 'Indiferente', 'Buscando un nido', 'Noches de amor', 'Canto a mi tierra' y 'Remembranzas'.

Freddy Molina Daza murió de un disparo de bala en el portal de la casa de su hermano Aldo, una noche de parranda en que iba a buscarlo para que lo acompañara con la caja vallenata. Acerca del porqué de los hechos se han entretejido muchas hipótesis, incluyendo la del sonambulismo de su hermano y la de la inconciencia provocada por los tragos.

Sus grandes amigos dejaron escritas algunas elegías en aires vallenatos, como “El silencio de Freddy Molina”, composición de Gustavo Gutiérrez Cabello, y “No voy a Patillal”, de Armando Zabaleta, en la que el músico prometía no volver por la tierra que vio morir a su amigo, que “era lo más querido de ese caserío”.

El 14 de octubre se conmemoran 50 años de la desaparición del juglar vallenato Freddy Molina. Por eso es nuestro Artista de la Semana.

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