Desde el 2013, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en alianza con la Secretaría de Educación Distrital de la capital colombiana, lidera una iniciativa que busca generar oportunidades de acceso y aportar a la formación de niños, niñas y adolescentes a través de la experimentación musical en instituciones educativas de la ciudad.
Se trata de ‘Vamos a la Filarmónica’, un programa gratuito con presencia en más de 20 localidades de Bogotá donde los estudiantes reciben herramientas que promueven tanto el desarrollo de competencias musicales como habilidades para la vida mediante un proceso integral, con un enfoque diferencial que involucra a las familias y a comunidades diversas.
El componente artístico pedagógico está conformado por cinco áreas: vocal, sinfónica, de cuerdas pulsadas, de iniciación musical y de creación, el cual es guiado por un equipo de más de 300 músicos profesionales que como artistas formadores son los encargados de diseñar los contenidos y las metodologías para articular su implementación según los objetivos y el pensum de cada institución.
También te puede interesar: ‘La Sinfonía de Bichos Raros’, la fábula musical de Puerto Candelaria para niños y niñas
En él pueden participar desde los más pequeños hasta los estudiantes de últimos años de colegio, quienes tienen la posibilidad de hacer parte de orquestas filarmónicas, bandas, coros, ensambles de cuerdas pulsadas, de programas de iniciación musical y rítmica corporal, entre otros.
De acuerdo con algunos padres de familia, este proyecto ha sido muy importante puesto que les ha brindado una gran oportunidad a muchos niños o familias que no disponen de recursos para acceder a un formación musical de calidad, porque les ha proporcionado un mejor desarrollo personal y les ha abierto las puertas para tener otras alternativas en la utilización del tiempo libre.
“Este es un trabajo fenomenal de la Orquesta Filarmónica de Bogotá que ha salvado muchos niños presentándoles una nueva realidad y nuevas expectativas en sus vidas que les permitirá, seguramente, ser mejores personas y aportar al país y a la ciudad”, dicen.
Inclusivo e incluyente
El trabajo realizado hasta ahora por la Filarmónica de Bogotá se evidencia en el Centro Filarmónico Escolar de la Institución Educativa San Carlos, un colegio público de Tunjuelito, en el sur de Bogotá, donde Johana Arias, maestra en Música de la Universidad El Bosque, y una de las artistas formadoras, lidera el programa ‘Vamos a la Filarmónica’, el cual, dice cuenta con músicos de altísima calidad, maestros especializados en cada área, lo que les garantiza a los estudiantes realizar un proceso completo, y, en caso de sobresalir, integrar una de las agrupaciones institucionales.
Lee también: La primera Orquesta Filarmónica de Mujeres en Colombia, un nuevo hito nace en Bogotá
“Los estudiantes tienen la posibilidad de construir y construirse como personas aprendiendo a partir de la música, aunque el objetivo principal no es que sean músicos, sino seres humanos que sean competentes y tengan una mejor calidad de vida, entendiendo que en un contexto donde hay una alta vulnerabilidad, pobreza o desconocimiento es todo un reto, no obstante he podido ver una gran transformación en la comunidad educativa, en los alumnos, en la familia y en el entorno ”, señala Johana.
Una transformación que se ve en casos como el de Kevin, un talentoso alumno de canto que ha seguido el proceso durante su etapa escolar fortaleciendo sus habilidades y creciendo como músico.
“Él ha hecho parte de los centros filarmónicos escolares, de los centros filarmónicos locales- que es otra estrategia de atención que tiene la Filarmónica- ha practicado violín, hizo parte de una orquesta, está en el coro selección del colegio, estuvo en el Coro Filarmónico Infantil, en el Coro Filarmónico masculino pre juvenil, estuvo en Ópera al Parque y ha tenido la posibilidad de presentarse en diversos escenarios culturales de la ciudad, situaciones que le han cambiado, a él y su familia, la perspectiva de vida”, resalta Johana.
También te puede interesar: La música, una poderosa herramienta para reconectar a niños y niñas con la tierra
Pero tal vez uno de los máximos orgullos de Johana Arias, y del proceso de formación de la Filarmónica, sea el Coro Manos Blancas, el único coro en Colombia integrado por niños y jóvenes con discapacidad auditiva que cantan con sus manos y su cuerpo, un proyecto incluyente que ha transformado la vida de estos artistas y ha roto barreras, estigmas y limitaciones, forjando una experiencia musical a través de la cual han compartido escenario con la Orquesta Filarmónica y con otros niños y jóvenes músicos oyentes.
“Manos Blancas es un claro ejemplo de que la música es un lenguaje universal, que los límites solo están en la cabeza y que si lo sueñas, lo puedes cumplir”, apunta la artista formadora.