“Qué vas a hacer con él”: una joya del pop sicodélico colombiano
Por: Luis Daniel Vega
“Roberto, rubio, de cabello larguísimo, lentes de aro sin vidrios, una brújula que le sirve de reloj y de guía, y una foca amaestrada en la piscina de su casa que se llama Temístocles”. Con estas hiperbólicas palabras la escritora barranquillera Fanny Buitrago describió a uno de los integrantes de TheYoung Beats para la revista Ilusión en 1966. El excéntrico dueño del mamífero acuático no es otro que Roberto Fiorilli, quien por esos años ya se perfilaba como uno de los protagonistas del rock en Colombia
De origen italiano, Roberto nació en 1944 en Gavorrano, una pequeña localidad de la Provincia de Grosseto, en la Toscana. Junto a su familia llegó a Bogotá en 1955 y allí vivió durante veinte años. Antes de convertirse en baterista hizo teatro, cine y fue modelo de campañas publicitarias de Nescafé y Maggi. Su primera banda fue The Young Beats a la que le siguió The Time Machine. En 1968 se unió a The Speakers con quienes ese mismo año grabó The Speakers y The Speakers en el Maravilloso Mundo de Ingesón. Su aporte crucial en este par de grabaciones –además del pulso firme- fueron algunas canciones en las que se manifiesta su interés por las músicas populares latinoamericanas y por distanciarse de la ingenuidad lírica del ye-yé y el go-gó. De ello dan cuenta, por ejemplo, “Rancho barra cruzada” y “Oda a la gente mediocre”.
Al disolverse The Speakers, Roberto se involucró en un proyecto musical de corte experimental llamado Siglo Cero, que fue la base para que unos meses más tarde naciera Columna de Fuego, una banda en la que Fiorilli se entregó de lleno a la exploración de las músicas raizales de las dos costas colombianas. Por esos años –principios de la década de los setenta- el baterista ya era, también, muy solicitado como músico de sesión. Su impronta versátil quedó registrada –entre muchas otras- en grabaciones de Jimmy Salcedo y su Onda Tres, Aníbal Ángel, Elia y Elizabeth, Lucho Bermúdez, Jaime Llano González, los Gaiteros de San Jacinto y Óscar Golden. Precisamente en Siempre Golden (1970), el tercer disco que el cantante calarqueño editó para el sello CBS, aparece una curiosidad que vale la pena resaltar: refundida entre empalagosas baladas rítmicas, al final de la segunda cara se encuentra, esplendorosa, una canción del italiano.
Un día de 1970, cuando Columna de Fuego apenas iniciaba su aventura, la banda se dio cita en el estudio 2 de Ingesón para darle forma a una idea de Fiorilli. En pleno ensayo alguien irrumpió inesperadamente. Era Óscar Golden, quien se encontraba grabando el mencionado disco en la sala contigua. Desde su actual residencia en Grosseto, Roberto recuerda que Golden preguntó: “¿De quén es ese número?”. “¡Mío!”, atinó a responder el baterista. Acto seguido, el distinguido crooner atacó de nuevo: “¿La puedo incluir en el elepé que estoy grabando?”. Y así, tan súbita como la aparición del impertinente, Armando Velásquez en los teclados, un trompetista italiano que tocaba en la orquesta de Lucho Bermúdez y los tres integrantes originales de Columna de Fuego - Jaime Rodríguez en la guitarra, Marco Giraldo en el bajo y Roberto Fiorilli en la batería- dejaron para la posteridad “Qué vas a hacer con él”.
En los días de incertidumbre viene bien descubrir una canción luminosa que se hace preguntas ingenuas, escuetas y profundas. Tal vez se trata de una alegoría acerca del poder, el destino, o la libertad. ¿O son acaso los interrogantes que nos hicimos algún día cuando nos tocó despedir a la juventud? La duda queda en el aire y cada quien tendrá su lectura singular del asunto. De lo que si estamos seguros es que esta pastoril gema del pop sicodélico colombiano les mantendrá ensoñados por un rato… breve pero muy, muy feliz.
